LO NUEVO DE BARRIO NUEVO BARRIO TRICOLOR
El pasado jueves, el presidente presentó la segunda etapa de ese indispensable plan. Lo igualó como prioridad y política de Estado, con la Gran Misión Vivienda. Lo urbano y la vivienda, entraron definitivamente a ser parte de las prioridades vitales de las políticas públicas. Lo esencial de esta nueva fase es su enfoque. De un programa puntual y de bajísimo impacto, por sus debilidades, se presenta ahora un plan con grandes expectativas por los siguientes factores.
1 Se
constituye un ente nacional, centralizado e interinstitucional, para su
dirección, planificación, coordinación, seguimiento y evaluación. Integrado por
instancias nacionales, estadales, municipales y comunales. Con participación de
funcionarios, líderes políticos y sociales, profesionales, milicias populares.
Se completa este ente nacional con salas de coordinación, en cada sector del
barrio, con los recursos y capacidades técnicas requeridas, para ejecutar los
programas y proyectos.
2 Se fijan
metas muy concretas con los recursos exigidos. Un millón de familias entre
2013-2014. Entre cinco a seis millones de personas. Se precisan sectores a
recuperar en forma integral. Las comunidades, con apoyo del Estado, definirán los
límites de cada sector, sus necesidades y aspiraciones priorizadas, la
organización y logística local para manejar los recursos.
3 El enfoque
general destaca los siguientes objetivos. Integración cívico-militar. Avanzar y
fortalecer las comunas. Nueva cultura urbana. Garantizar la paz y la seguridad
barrial. Afianzar las capacidades productivas comunales actuales y crear
nuevas. Eliminar riesgos por sismos y lluvias torrenciales. Garantizar y dotar de
accesibilidad, movilidad, servicios y equipamientos. Organizar en sitio la
seguridad y defensa de la patria. Disponer en cada sector de los recursos e
insumos requeridos para el plan. Potenciar la organización y capacidades del
poder local y la asamblea popular.
4 Lo más inédito
de este relanzamiento del plan, es la inclusión de la calidad y belleza urbana.
Se invitó a arquitectos, ingenieros, artistas, paisajistas, entre otros, para
aportar en esta nueva oportunidad de intervenir los barrios con integralidad,
continuidad y metas medibles e impactantes.
Sólo una duda, si esta visión integral
exige obras estructurantes de alto impacto y costos, como vialidad, redes de
servicios, equipamientos, estabilización geológica, reubicación de familias y
nuevas viviendas, etc., la meta de un millón de familias ¿será excesivamente
ambiciosa?
¡ZAMURIÁLO!
Alberto Urdaneta
Estamos en tiempos de alta especulación
económica con artículos de primera necesidad y hasta con la muerte. Hay
negocios que llegan, incluso, a la necrofilia. Se ha tenido que regular a los
servicios funerarios. El endeudamiento en el que se incurre para enterrar a
deudos es espantoso, sumado al mercantilismo de los cementerios, donde fosas y
mantenimiento son rentas que acogotan a los propietarios. Los cementerios
públicos del Estado han desaparecido, dando paso a negocios que viven de la
muerte. Sobre el tema, traemos dos anécdotas de contenido significativo:
Hace años, una comunidad indígena llevaba a
enterrar a un deudo cargando al muerto sobre sus hombros. Transitaron por la calle
principal de Píritu (Anz) y al pasar frente a la Jefatura Civil, el jefe civil
los paró y les dijo que para realizar el entierro tenían que pagar un impuesto.
Los indios le respondieron: ¡El difunto es un compadre! ¡No tenemos cobres!
¡Así no pueden enterrarlo!, replicó el jefe civil. La comitiva de indios se
agrupó y hablaron entre ellos. Le comunicaron al funcionario que iban a recoger
los cobres y, mientras tanto, dejarían el cadáver en la Jefatura. Por supuesto,
estarían de regreso lo más pronto posible. El jefe civil convino. Los indios,
en su astucia ancestral, no volvieron y le tocó al jefe civil ¡enterrar al
muerto!
Hace unas décadas, en una fiesta del Centro
de Ingenieros del Zulia, en Maracaibo, estaba entre los invitados el
propietario de una funeraria. En un determinado momento, agarró el teléfono y
llamó (suponemos que a un compañero) preguntándole: ¿Sabéis qué ha pasado con
fulano? Evidentemente se trataba de un moribundo. El compañero seguramente le
contestó que aún no había muerto, a lo cual el personaje respondió en argot
bien maracucho: Mirá, ¡zamuriálo! ¡zamuriálo!
PLANES URBANOS
Muchos creen que los planes de desarrollo
de las ciudades son imprescindibles. Ciudad sin POU (Plan de Ordenación
Urbanística) y municipio sin Pdul (Plan de Desarrollo Urbano Local), está en
nada. Hay que tener un plan, si no, hay que elaborarlo y si existe hay que remozarlo.
Porque el plan es el marco legal para apoyar las decisiones (buenas y malas) de
alcaldes y concejales.
Aunque haya quienes con buena fe y
profesionalismo los elaboran, los planes actuales son resbaladizos. En la
Región Metropolitana de Caracas (17 municipios), los planes han sido la mampara
para la más descarada y deshonesta gestión local a través del tiempo. Grandes
fortunas han surgido de la tierra y sus cambios de zonificación, en componendas
entre alcaldes, directores, concejales, síndicos y promotores.
Muchos recordarán al Distrito Sucre -agrupaba
a los actuales municipios Baruta, Chacao, El Hatillo y Sucre-, célebre por los
repetidos escándalos, irregularidades y corrupción. Las ciudades “dormitorios”
de Caracas (Altos Mirandinos, Guarenas-Guatire, Valles del Tuy), son prueba
bochornosa del uso de los planes en forma arbitraria e irracional. Hoy vemos
estupefactos, los cambios de zonificación en Chacao, Baruta, El Hatillo. Muestra
palpable de la inutilidad de los planes. El epicentro en boga de la “utilidad”
del Pdul, para pocos, es El Hatillo, donde se está definiendo el futuro de la
mayor extensión de tierra para “urbanizar”, disponible en Caracas.
En nombre de la “planificación” y la “modernidad”,
los planes aumentan densidades, cambian usos en sectores sin vocación ni
condiciones para ello, y los servicios, transporte, empleo, vialidad y
equipamientos, siempre se prevén pero para su futura ejecución por “alguien”. Que
después casi no ocurre. Es decir, el Pdul da luz verde para la veloz aprobación
de viviendas, oficinas y centros comerciales, y luego, “alguien”, atenderá sus
demandas de agua, energía, movilidad, empleos, educación, salud.
Esa es causa determinante de la
“caotización” de la llamada ciudad formal. Ineficiente en funcionamiento y productividad,
desequilibrada en distribución poblacional y deficitaria en servicios,
equipamientos y transporte. El asunto no es seguir elaborando “Pdules” como los
que aún se proponen. La ciudad es demasiado importante para verla como municipios
separados y con cambios arbitrarios de lo planificado. Caracas clama con
urgencia una nueva planificación, gestión y coordinación urbana. Integral y popular.
Barrial, comunal, municipal, metropolitana y regional.
El Hatillo: modelo de irracional diáspora urbana impulsada en el Pdul |
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