viernes, 1 de noviembre de 2013

AyB 397 - 31 Octubre 2013










¿QUÉ HACER EN LOS BARRIOS?

1 Los barrios causan dos impresiones opuestas. Una, un mundo rico en llaneza y solidaridad humana, audacia e inventiva para modificar y vivir el territorio, notable arquitectura popular con asombrosos detalles, gratos rincones, inauditas escaleras y veredas. Dos, múltiples e infinitas necesidades, posibilidades culturales, productivas y físicas, desperdiciadas, ausencia de una estrategia de desarrollo.

2 También es visible una presencia esencial del Estado, a través de Barrio Adentro, otros equipamientos y de operativos de recolección de basuras, seguridad, alimentación. Pero lo vital del barrio son sus habitantes, ávidos de asumir con sus esfuerzos y saberes, la materialización de soluciones para la accesibilidad, productividad, servicios, equipamientos, vivienda.

3 ¿Qué falta entonces? Falta un “golpe de timón”, en enfoque y gestión pública. Se impone un “sacudón” institucional y popular. Las iniciativas de los años 60 en adelante, fueron asistencialistas y puntuales, además ineficaces a pesar de las buenas intenciones y la gente honesta y profesional que participó. A partir de 1999, al igual que en vivienda hasta 2011, ha habido un esfuerzo enorme del Estado, pero igualmente limitado, incompleto.

4 ¿Qué hacer ahora? Aplicar un “sacudón” con rigor y pasión. Como se hizo con la Misión Vivienda en 2011. ¿Qué es eso del sacudón? Muy simple de decir y muy complejo de aplicar. Simple, porque es trasladar en mente y en físico, a la gerencia pública de escritorio al sitio donde diariamente se “bate el cobre”. Para que los funcionarios, incluidos profesionales y estudiantes, “vivan” en el barrio y se amalgamen a los pobladores, a sus saberes, a sus culturas, a sus amores. Y desde allí cumplan sus responsabilidades y competencias, pero con éstos y sus circunstancias. Complejo, porque ¿quién impulsa esta radical transformación de visión y gestión, y cuándo?

5 ¿Cómo hacerlo? Mediante la fusión Estado-Comunidad. Las alcaldías, con un vigoroso apoyo central para las obras estructurantes, se centrarían en la planificación, coordinación, seguimiento y evaluación, espacial, productiva y cultural del barrio. Dentro del plan general de desarrollo local en estrecha interrelación con municipios vecinos y bajo el plan nacional. Con un personal mínimo y de “alto rendimiento”. Pero programas, proyectos y su ejecución, se diseñarían y realizarían por un equipo técnico transdisciplinario en la comunidad. Ubicado en el “medio” del barrio, con todos los recursos para funcionar, en una edificación donde laboren y hasta vivan algunos.

6 En síntesis, dividir a las alcaldías en dos toletes: uno, muy pequeño pero denso en conocimientos, con sede centralizada, itinerante para “empaparse” de las realidades, que planifica, coordina, supervisa y evalúa, el desarrollo sistémico del municipio y sus comunas. El otro tolete, en tantos equipos de trabajo como sean necesarios, según tamaño, densidad de población, accesibilidad y topografía, de zonas y barrios que conforman el municipio. Cada equipo constituido por arquitectos, ingenieros, geólogos, entre otros, más los constructores, productores, líderes sociales, maestros, médicos, artesanos, que representan los talentos, saberes y culturas del barrio.

7 Sembrar en cada pedacito del municipio, una parte de la alcaldía y del Estado, para proyectar y construir desde allí, el progresivo, firme y realmente esperanzador recorrido hacia la conversión radical de los barrios y por lo tanto de un gran porcentaje de población y de territorio. Igual debe hacerse con pueblos y caseríos.

8 Eso es el “sacudón”. Juntar Estado y gente, recursos y requerimientos, culturas y saberes, en el terreno, con la comunidad, cada día, cada noche. Seguro que esta visión, eliminará la angustiosa demanda de ayuda, que hoy es vía desesperanzada para intentar solucionar urgencias. Y dará a los pobladores una expectativa de futuro, porque estará en sus manos y en la distribución justa de la riqueza nacional, por parte de un Estado que cumple su rol junto a ellos.

9 ¿Será posible? Empezar en sólo 10 alcaldías y seguro que se desencadenará un fértil proceso de asombrosa creatividad y respuesta concreta y efectiva, para la vida de las mayorías venezolanas. Sus capacidades y potencialidades se dispararían para impulsar el desarrollo colectivo, lo cual conduciría a un Estado más político y ductor y a una población más productiva y consciente de su hoy y del mañana.

 
 
 
Comenta un lector sobre BusCaracas
Tomás de la Barra
Nos escribe el lector Pedro Ríos comentando el artículo La lógica del BusCaracas. Dice ser usuario de las camionetas que permanecen operando en los canales mixtos y detalla una serie de eventos que obstaculizan la circulación. A la vez señala que en los canales exclusivos el servicio de BusCaracas presenta una frecuencia baja. Al respecto cabe señalar:
  • En efecto, la frecuencia de BusCaracas debería ser más alta. En parte esto se debe a la flota de articulados a gas, que tienen problemas de recalentamiento, muy baja autonomía y llenado de combustible muy lento. Estas unidades no las escogió el Metro, les fueron impuestas sin mediar un proceso de selección técnica ni licitación.
  • El lector señala que el BusCaracas no le sirve, y que como él hay muchas personas. Esto también es verdad. El servicio opera en aislamiento del resto del sistema superficial convencional. No debería haber rutas operando en paralelo. Debería haber una red de alimentadores operando unidades más pequeñas con tarifas integradas, y además debería haber muchos corredores similares al de BusCaracas que el usuario pueda combinar para realizar sus viajes.
  • El lector señala que en los canales mixtos se estacionan vehículos, que La Hoyada es un infierno y que no hay fiscales. Esto también es verdad. Para que la lógica del BusCaracas sea efectiva, debe haber control y fiscalización, y campañas de concientización a los usuarios, lo cual no se ha hecho.
Estos aspectos no contradicen el concepto del artículo de la semana pasada. ‘La lógica’ está y es válida. El lector tiene razón en que debe haber mucho mejores condiciones para que ‘la lógica’ sea más efectiva y beneficie a todos.
 
 
Más sobre BusCaracas
Nos escribe Anne Marie Bouvrain, de la Alianza Francesa CCS, que además de las ventajas de ese sistema, es necesario respetar el tiempo. Dice que en Francia los buses respetan los horarios, indicados en las propias paradas techadas, lo cual le garantiza a los usuarios llegar a tiempo a su destino. Tiene razón y como no tenemos respuesta, evadamos con una anécdota del Ing. Guillermo Mc Quhae. Quien hace décadas invitó a un experto extranjero en transporte y después de recorrer Caracas en autobús, le preguntaron qué opinaba y contestó: ¡esto es una maravilla!, dónde en el mundo Ud. le dice al conductor “déjeme aquí” o “donde pueda” ¡y allí se detiene el bus y Ud. se baja!
 
 
 

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