¿MOVILIDAD O VIALIDAD?
1 Una condición básica de las
personas, es moverse para satisfacer necesidades diversas. O para alcanzar
objetivos y sueños. Por ello, en la ciudad, la movilidad es esencial considerarla
en relación con los servicios y los equipamientos colectivos, dentro de la
planificación urbana, que incluye entre otros componentes, cultura, producción,
economía, lo físico-ambiental.
2 Si hablamos de movilidad,
la prioridad es la gente y su necesidad o deseo de acceder a servicios,
equipamientos, lugares. Por otra parte, la ocupación del territorio, por
ciudades o por cualquier otro uso, es la expresión de la sociedad que rige ese
territorio. De su manera de entender la vida, de su cultura (valores y
visiones). De cómo esa cultura se manifiesta en las actividades para producir,
vivir, estudiar, trabajar, distraerse.
3 Según estas premisas, lo primario,
en tiempos de cambios, además de tener una visión diferente de sociedad, es
analizar rigurosamente como ha sido ocupado y modificado nuestro territorio e
identificar las causas decisivas. De lo cual resulta obvio, que nuestras
ciudades son extremadamente deficientes. Hay que repensarlas, reinventarlas.
4 Son el producto de un
sistema excluyente, desigual, que ha asumido enfoques exógenos y descontextualizados.
El carro privado es el 80% de los vehículos en las vías de la ciudad y sólo cubre
el 20% de los viajes. Transporta en promedio 1,2 personas/carro. Se ha privilegiado
un medio casi personal, de pésima eficiencia por su tamaño, y poca capacidad,
en detrimento del transporte público colectivo, de superior capacidad y
eficiencia. Originándose el irresuelto tráfico (horas de colas) y una insuficiente
o prohibitiva movilidad.
5 Aún domina un enfoque
“vialista” de la ciudad. La “solución” al tráfico es construir vías. Muchas. Por
siempre. De allí la proliferación de autopistas, circunvalaciones, puentes o elevados,
segundos pisos de autopistas y cuidado si terceros pisos. Y todo ello, a pesar
de décadas de fracasos renovados. ¿Es difícil entender que el asunto no es de
vías, sino de movilidad? Que es un tema urbano, transdisciplinario, no sólo de versados
en vialidad.
6 ¿Entonces? Es vital otra posición
sobre ciudad y movilidad. Hay que estudiar, analizar, planificar, hacer
seguimiento, y luego, re-analizar, re-planificar, más seguimiento, y así
siempre. Hay que evitar viajes innecesarios y acercar, comunicar, relacionar, a
la gente, física y virtualmente, a servicios, equipamientos, lugares. En ese
caso la “vialidad” prioritaria es: aceras, bulevares, ciclo vías, calles para
autobuses, fibra óptica, enlace satelital. En los barrios: escaleras mecánicas,
veredas, funiculares, calles para autobuses de doble tracción, también fibra
óptica y enlace satelital.
7 Al reducir eficazmente el
uso del carro privado, el espacio que hoy mal ocupa, sería para el impostergable
y urgentísimo sistema colectivo de transporte público urbano e interurbano. Coordinado,
puntual, confortable, seguro, expedito. Se evitarían los costos sociales,
ambientales y económicos de una vialidad inoperante, fruto de un enfoque errado
de ciudad. Serían innecesarios los “analgésicos” como el VAO, el infeliz “pico
y placa”, los alocados reductores de velocidad y demás “soluciones creativas”. La
ciudad entendida como un complejo e integral tejido, debe priorizar la
movilidad, y la vialidad será la que corresponda, no la del carro particular. Es
imperativo reasumir la planificación y el diseño urbano, tarea nacional, metropolitana
y local, pero bajo una nueva doctrina urbana, expresión de la patria en reconstrucción.
Ascensor en Valparaíso, Chile |
Escaleras mecánicas en Medellín, Colombia |
Escaleras mecánicas en Medellín, Colombia |
ALCALDES Y METRÓPOLIS (3/3)
Alberto Urdaneta
Como situación particular para alcaldes, tenemos la de
municipios localizados en la frontera con otros países. Allí hay centros
urbanos pegados, con muchas interconexiones y dependencias con otros del país
vecino. Es el caso del Sistema Metropolitano Binacional entre Colombia y
Venezuela entre el estado Táchira y el Norte de Santander. Son 34 centros
poblados de lado y lado. En particular la situación de San Antonio y Ureña en
Venezuela y Los Patios y La Villa del Rosario en Colombia, unidos físicamente
en la trama urbana, una sola ciudad y no pueden convenir en simples asuntos
como recoger juntos la basura. El caso de Santa Elena de Güairén, del estado
Bolívar y Pacaraima, de Brasil, así como una gran cantidad de municipios en los
estados Zulia, Táchira, Apure, Amazonas, Bolívar y Sucre. La situación es
compleja, dada la restricción de atribuciones que tienen estos alcaldes para
acordar acciones con el vecino, dado que se trata de otro país y ello es
considerado política exterior, manejada por la Cancillería. Estos alcaldes, a
pesar de ello, no pueden dejar de lado las interdependencias y deben manejarlas
abordando esta dificultad, dificultad que esperamos sea solventada en la nueva
Ley de Fronteras, que se encuentra, desde hace años para su discusión, en la
Asamblea Nacional. En esta Ley se debe otorgar a gobernadores y alcaldes
fronterizos, atribuciones para acordar con el vecino aquellos asuntos
cotidianos, propios de la vecindad, como los servicios públicos fundamentales y
otros. No debe reinar la visión unilateral, de un solo lado, ignorando la
realidad y dando la espalda a la ineludible y necesaria integración, tan
impulsada por Venezuela -por Chávez- en la última década.
EL SISTEMA MUNICIPAL DE TRANSPORTE
Mario Sanoja
Cuando la Caracas que conocí de niño era todavía un pueblo
grande, existía algo así como un sistema municipal de transporte. La red de tranvías
y trolebuses, así como luego los autobuses municipales, le permitían al
caraqueño desplazarse con cierta comodidad y rapidez hacia los cuatro puntos cardinales.
Una ciudad con escaso tráfico automotor, permitía el desplazamiento en
bicicletas no solo de las personas, así como también del transporte de
mercancías utilizando las llamadas bicicletas de reparto. Yo mismo, habitante
entonces de la parroquia El Recreo, iba a clases en el Fermín Toro, esquina de
Marcos Parra, en mi bicicleta de carrera, o bajaba a Macuto los domingos en
bicicleta con otros compañeros y subíamos luego, pidiendo cola en un camión. La
llegada del desarrollismo “pérezjimenista” y luego el desarrollismo
adeco-copeyano, destruyó aquellas redes viales y las sustituyó por autopistas
que eliminaron la antigua traza urbana caraqueña. El transporte público y las
bicicletas pasaron al olvido. Los hábitos sociales y culturales de los choferes
pasaron a fundamentarse en un odio hacia los peatones y los ciclistas. Una vez
fui arrollado con todo y bicicleta en la avenida principal de El Paraíso, por
un chofer que me gritó:"muchacho de m....." y se dio a la fuga. Los
autobuses municipales fueron suplantados por busetas, camionetas, minibuses y
carritos por puesto, bajo la falsa premisa que se estaba promoviendo la
formación de nuevos empresarios privados, sin pensar en el inmenso daño que se
le hacía al público caraqueño. Los promotores de los nuevos desarrollos urbanos
en el sureste de Caracas, se olvidaron también de la vialidad pública y
construyeron urbanizaciones donde, al parecer, solo habitaban automóviles
privados. Resultado: este caos urbano que, al parecer, no tiene ni padre ni
madre (conocidos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario