viernes, 4 de octubre de 2013

AyB 393 - 03 Octubre 2013







EL OCASO URBANO
Por su clima fresco, ambiente natural frondoso, habitantes afables, cercanía a Caracas y por su arquitectura y compacta armonía espacial, fue un lugar grato para vivir. Corrían los años 30, 40 y 50 del siglo pasado. Llegaron los 70, 80 y 90 y el descarrilamiento social y económico se volcó sobre sus atractivas colinas, bosques, manantiales y tranquilas calles. La desaforada, especulativa y suicida inversión inmobiliaria, llenó al “Pueblo” y a “El Llano”, y a sus campestres alrededores, de adefesios llamados viviendas, sin las previsiones de transporte, servicios y equipamientos. Menos de empleo.

En sus escuelas públicas había huertos donde se practicaba y jugaba lo que se enseñaba en el aula. Cada año los niños, ricos y pobres, eran llevados al hospital para rutinarios controles médicos. Gente “temida” iba a la escuela a inyectar contra la tuberculosis ¡en la espalda!, lechina, sarampión. Se almorzaba en el colegio. Fumigaban regularmente contra plagas. La diversión era ir al parque “los coquitos”, recorrer la línea del tren, visitar a El Encanto y resistir sus aguas gélidas, subir el Pan de Azúcar o el Cerro de la Cruz. Compartir amistades de diferentes niveles sociales.
Los Teques, capital del estado Miranda, es hoy la obscena expresión del urbanismo venezolano del siglo pasado. Es un claro ejemplo del agotamiento de un modelo de vida y de ciudad. Una realidad controlable, equilibrada, degeneró en una efervescencia de conflictos. Donde la basura, la contaminación, la dispersión, la disfuncionalidad, la ocupación anárquica de espacios y vecinos desasistidos, han puesto a la patria ante un escenario, cercano a incontrolable y de ardua solución.

¿Por dónde empezar? Un gran tema del país es cómo ocuparlo, aprovecharlo, potenciarlo, sin destruirlo ni desperdiciarlo. Cuando se crean misiones sociales, necesarias e impactantes, de alguna manera se reflejan en la ocupación del territorio. La de vivienda construye urbanizaciones y casas por doquier. Las educativas aldeas y núcleos escolares. Las de salud ambulatorios, clínicas, hospitales. Y así todas. El Estado, para su desarrollo, requiere ocupar y aprovechar tierras, mares, ríos, y hasta el aire. Eso es urbanizar.
Toda iniciativa en cualquier ámbito de gobierno, debe ver al país como un conjunto, en donde cada estado, municipio, parroquia, comuna, consejo comunal, ciudad o pueblo, es parte cabal del todo. Los Teques, y todas nuestras ciudades, deben pensarse holísticamente, como un proceso de uso y transformación del suelo existente, libre y ocupado. Lo que se decida en una incide en las otras y viceversa.

En las próximas elecciones, los 335 alcaldes, que representan a igual número de trocitos de país, deben asumir un enfoque de desarrollo urbano, que a partir de las urbes actuales y sus dilemas, las transformen en un sistema urbano, multicéntrico, compacto, funcional, interdependiente, que evidencie un justo y sano avance cultural, económico y productivo integral del país.
Por otra parte, los problemas tienen causas diversas. Los buhoneros no se eliminan edificando mercados. Ni la basura con más camiones. Ni la movilidad con más vías ni más autobuses. Ni los arrollados con “policías acostados”. No, así no. Hay que incluir, y con prioridad, los aspectos culturales, productivos, ambientales. Buhoneros, basura, tráfico, contaminación, son efectos de una sociedad enferma. Atacando la señal no se resuelve su origen. Por momentos, sólo sus secuelas. Hay que actuar a la vez sobre signos y causas. El asunto está en cuando se prioriza cada uno.

Los alcaldes son, si compartimos estas reflexiones, importantes garantes del desarrollo urbano. Son bisagras entre nación y localidad. Decisores entre síntomas y causas. ¡Tamaña tarea! Hay que elegirlos por su talento y capacidades y no dejarlos solos. Les toca reconstruir pueblos y ciudades. Entonces, Los Teques florecerá y de nuevo será amena para vivir y ¡trabajar! Dentro de la región metropolitana pero con autonomía y sus particularidades. Urbanizar es un proceso complejo, infinito, dinámico, colectivo y fiel rostro de la salud de hacedores y saberes.

Pasado
 
Presente
 
LA IDEOLOGIA Y LA PRODUCCION DEL ESPACIO SOCIAL CARAQUEÑO (1/2)
Mario Sanoja Obediente
Como hemos apuntado en varios de nuestros libros, la producción de los espacios sociales está mediada por las ideologías y la estrategia del poder diseñada por las clases dominantes. La relación desigual de la clase social dominante con la o las clases sociales subordinadas se expresa por la naturaleza de las relaciones interpersonales en la vida cotidiana, el color de la piel, la práctica de ciertos oficios o tipos de trabajo cotidiano, localización dentro del espacio social jerarquizado urbano o provincial, etc., que conforman la cultura consuetudinaria de las diversas clases sociales. Cada sociedad produce en las diferentes épocas de su existencia, el o los espacios donde se desarrolla su vida cotidiana. La cultura produce importantes rugosidades y texturas en el plano del o de los espacios sociales que reflejan la ideología de la clase dominante, producto de la imposición de sus intereses. La política del poder es hacer que las clases subordinadas adopten esos intereses como los suyos propios. El espacio social es una categoría relacional que no puede ser concebida como independiente de los procesos materiales existentes ni como un simple contenedor de formas materiales ordenadas. El espacio social es tanto producido como representado y vivido, está cargado de significaciones e intenciones sociales. Así como los imaginarios culturales median las formas de producción y reproducción de cualquier grupo, la estructura social y la naturaleza de relaciones de poder son las que realmente atribuyen significado social al espacio.
EL PRIMER AIRE ACONDICIONADO EN MARACAIBO
Alberto Urdaneta
A propósito de la intensa ola de calor habida en la querida Maracaibo, valga anécdota cuando llegó a la tierra del sol amada el primer aparato de aire acondicionado. A principios de la década de los cuarenta del siglo pasado, siendo Presidente –hoy Gobernador- del Estado Zulia el distinguido intelectual zuliano Dr. Héctor Cuenca, honesto compatriota que tenía fama de poseer un gran carácter con rasgos de severidad, llegó a la ciudad el referido aparato de aire acondicionado, el cual fue instalado en el despacho del Primer Mandatario Regional. Varios caciques de Perijá habían solicitado y obtenido audiencia con él. Llegada la hora, solo dejaron pasar a uno de ellos a la oficina. Después de una media hora, salió con la cara muy seria. Los compañeros le preguntaron, cómo le había ido y él respondió: ¡Ese hombre es muy arrecho! Repreguntado, repitió: -Compadre ¡Ese hombre es muy arrecho!-. Oyendo esto, otro de los caciques le comentó: -¡Claro compadre! ¡Si se la pasa todo el día metido en aire “encojonado”!-.

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