lunes, 15 de julio de 2013

AyB 346 - 25 Octubre 2012

AyB 346 - 25 Octubre 2012

 



EL INFIERNO SE ASOMA EN LA CARRETERA

 

Hay tozudos que usamos carro y no avión para movernos en el país. Hay razones. La relevante es que nos mantiene cerca de la realidad. De la gente, de sus saberes y haceres, de sus casas, de cómo viven ¿sobreviven?
 Hace cuatro días, del jueves 18 al domingo 21 de octubre, recorrimos, una vez más, la Troncal Nueve (T-9). Desde Caracas a Carúpano, luego de regreso a Cumaná y de nuevo a Caracas. Cuatro intensos días. Fueron 21 horas en carro cuando pudieran ser 14. Veamos ciertos indicios para repensar.

EL ARRANQUE
La salida de la capital, para oriente, es un desbarajuste creado por un VAO. Medio vacío. Por donde sólo pasan autobuses y poquitos. Y la otra vía llena de carros con promedio muy bajo de pasajeros. Contribuyen al caos, los camiones varados, diversas ventas informales, grúas, oscurana parcial, señalizaciones ausentes o pésimas. Sólo queda hacerse el loco y rogar a dios que nos agarre confesados.
LUEGO
Al salir de ese barullo, hay que sortear las piedras delincuenciales cerca de Caucagua. Otro ruego a dios. El trecho hasta Anzoátegui, bien, dentro de las circunstancias. Recién pavimentado pero con huecos testarudos y peligrosamente inadvertidos. Fallas de borde que nadie ve. Matorrales toman largos centímetros de la vía, en ambos sentidos. Se ignora si el borde es un barranco o es plano. Pintura demarcando la vía en su eje y en sus laterales, semi cubierta por el monte. Reductores de velocidad, realmente burros, de vez en cuando. Insoportables, inoportunos, inútiles y sin aviso. Urge un decreto de veda por siempre. Las señales de tránsito son una novedad. Cuando las hay, son insuficientes o invisibles. Los nombres de poblados, puentes, ríos, destino de caminos hacia lugares cercanos, son inexistentes. Se viaja sin saber dónde se está, ni para dónde se va ni que está cerca. Imperceptible el puente provisional en Cúpira. Cola de sólo cinco minutos. Se cruza rápido.
MÁS LUEGO
¡Ay Anzoátegui! Es el trecho medio de la T-9. Tremendas autopistas pero lamentables. Se están pavimentando. Es verdad. Hay un gran esfuerzo y costo para repararlas. La feria del asfalto está en apogeo. Pero algo pasa. Recién asfaltado un trecho, surgen huecos y cráteres. Se vieron dos o tres con profundidad de unos 30-40 cms y unos 90 de largo por 60 de ancho. Tan peligrosos, que en sus adyacencias hay frenazos, restos de cauchos y carrocerías. Algo indican. La demarcación de las vías es con pintura invisible. Sus bordes, invadidos por más monte. Las cunetas, tapiadas de barro, piedras, palos y gamelote parejo. Señalizaciones de tránsito y nombres de sitios, nada ¿para qué?
SUCRE
Es el estado más pobre y muy fecundo al mismo tiempo desde mucho tiempo atrás. Una rica naturaleza humana y ambiental, con calidad precaria de vida y subsistencia. Es inexplicable tal paradoja. Pero es así. Las carreteras y los trechos de autopistas son una calamidad. Todo lo antes escrito para Miranda y Anzoátegui hay que multiplicarlo en Sucre. Vale añadir, que si era necesario el decreto antiburro, aquí es indispensable. Es digno de un riguroso análisis siquiátrico, el origen y permisividad, de estos bichos, llamados reductores de inteligencia, perdón de velocidad. Si alguien tiene argumentos sensatos, se agradecen. Hay formas de controlar la velocidad. Desde la conciencia (largo plazo), hasta una permanente señalización y buen mantenimiento vial. Pasando por la administración y vigilancia de las vías urbanas e interurbanas. El burro es facilismo, irresponsabilidad, ausencia, atraso puro.
UNA TRANCA
Entre Carúpano y Cumaná, el viernes 19, hubo dos largas interrupciones. En el poblado de Cerezal, porque la noche anterior la quebrada inundó talleres artesanales, casas precarias, realidades humildes. Era ofensivo tomar fotos de familias desesperanzadas, al lado de colchones y enseres, pocos, frente a sus casas. Aún desconcertados. La tragedia en la pobreza es doble. La ausencia del Estado, era visible. Sólo los acompañaba su temple, Protección Civil y bomberos, siempre prestos cuando se les llama. No querían al alcalde. Exigían presencia del gobernador. En realidad no deseaban a nadie. Ansiaban ser ellos mismos los dueños de su pobreza. ¿Es difícil entenderlo? Esta es la esencia del cambio que anhelamos. Los “cerezaleños”, deben gestionar sus precariedades y sus aspiraciones. El Estado al lado, pero ellos deben ser su propio gobierno y con la capacidad económica y operativa para atender sus dificultades. Se sienten inermes, y lo están. No deben trancar la vía, pero el agobio los induce. Eso es clave. Hay que revisar si es suficiente asistir a la gente, o más bien debe ser, que ella tenga los medios para valerse por sí misma. ¿Eso es poder popular? ¿Eso es comuna o nada? Sí, eso es lo esencial, ya, de una vez, pero de verdad verdaíta.
LA OTRA TRANCA
Como no hay señales ni nombres de lugares, desconocemos el sitio. Ocurrió a pocos minutos de Cerezal. Esta vez porque tenían dos días sin luz. Sólo abrirían el paso cuando se la repusieran. ¿Quiénes los acompañaban? Protección Civil, guardias y bomberos. ¡Bravo por esa actitud de vida! Se repite la historia. Divorcio entre gente y gobierno. ¿Será imposible estar junto de quienes tendrán suspensión de un servicio y acordar con ellos las respuestas y soluciones? ¿Será ilusorio entender que el gobierno es la gente, toda, aunque estén designados unos pocos para administrarlo? ¿Por qué se suspende la luz, quizás por fallas justificables, y los responsables están incomunicados de los afectados? ¿Será que se les tiene miedo? Claro, si se hace mal, la gente lo reclamará. Eso de asumir el compromiso y la responsabilidad de gobierno es complejo, y difícil.
DOS FUNCIONARIOS
Le dimos la cola hasta Puerto la Cruz a un Protección Civil y a una policía. Fue un trayecto radiográfico. Él habló mucho. Ella ni pío. Resumen: él votó por Chávez, antes, en octubre no. Razones: “conoce muy bien la realidad de la gente y no ha llegado el cambio a estos lares. El g……… está para todo menos para mejorar al pueblo. Está desconectado…”, etc., etc. Comentarios duros y francos. Corolario: la esperanza está en huelga. La decepción tiene piso firme. El asunto es grave.
EPÍLOGO
Ratificamos el bajo desempeño de la conciencia general ante el proceso de cambios radicales en curso. Mucha asistencia social y física (indispensable y prioritaria) pero con poco impacto en la madurez política pública. Mucha emergencia y poca profundización en lo esencial, en lo ideológico-cultural del proceso. Es oportuna, válida y pertinente la reciente inquietud presidencial. ¡Comuna o nada! La gente se apropia del gobierno o su futuro se aleja. Seguimiento severo de las acciones y soluciones para garantizar el cumplimiento de lo deseado y planificado. Por ello, el colectivo tiene que constituir parte de ese seguimiento. Comuna o nada. Ministros, gobernadores, alcaldes, funcionarios, todos, deben fundirse con la comuna, o nada. ¡Tamaño desafío a la vuelta de la esquina! Finalmente: “limpiar la casa” o será nada y sin comuna.
 
Excusas. Por haber publicado la semana pasada el mapa de Venezuela sin la Zona en Reclamación. Es raro, pero parece que en el imaginario social se está borrando ese territorio como venezolano. Sería bueno escarbarlo.
 
 

 

 

 

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