EL INFIERNO SE ASOMA EN LA CARRETERA
Hay tozudos que
usamos carro y no avión para movernos en el país. Hay razones. La relevante es
que nos mantiene cerca de la realidad. De la gente, de sus saberes y haceres, de
sus casas, de cómo viven ¿sobreviven?
EL
ARRANQUE
La salida de la
capital, para oriente, es un desbarajuste creado por un VAO. Medio vacío. Por
donde sólo pasan autobuses y poquitos. Y la otra vía llena de carros con
promedio muy bajo de pasajeros. Contribuyen al caos, los camiones varados, diversas
ventas informales, grúas, oscurana parcial, señalizaciones ausentes o pésimas. Sólo
queda hacerse el loco y rogar a dios que nos agarre confesados.
LUEGO
Al salir de ese barullo,
hay que sortear las piedras delincuenciales cerca de Caucagua. Otro ruego a
dios. El trecho hasta Anzoátegui, bien, dentro de las circunstancias. Recién
pavimentado pero con huecos testarudos y peligrosamente inadvertidos. Fallas de
borde que nadie ve. Matorrales toman largos centímetros de la vía, en ambos
sentidos. Se ignora si el borde es un barranco o es plano. Pintura demarcando
la vía en su eje y en sus laterales, semi cubierta por el monte. Reductores de
velocidad, realmente burros, de vez en cuando. Insoportables, inoportunos,
inútiles y sin aviso. Urge un decreto de veda por siempre. Las señales de
tránsito son una novedad. Cuando las hay, son insuficientes o invisibles. Los
nombres de poblados, puentes, ríos, destino de caminos hacia lugares cercanos,
son inexistentes. Se viaja sin saber dónde se está, ni para dónde se va ni que está
cerca. Imperceptible el puente provisional en Cúpira. Cola de sólo cinco
minutos. Se cruza rápido.
MÁS
LUEGO
¡Ay Anzoátegui! Es el
trecho medio de la T-9. Tremendas autopistas pero lamentables. Se están
pavimentando. Es verdad. Hay un gran esfuerzo y costo para repararlas. La feria
del asfalto está en apogeo. Pero algo pasa. Recién asfaltado un trecho, surgen
huecos y cráteres. Se vieron dos o tres con profundidad de unos 30-40 cms y
unos 90 de largo por 60 de ancho. Tan peligrosos, que en sus adyacencias hay
frenazos, restos de cauchos y carrocerías. Algo indican. La demarcación de las
vías es con pintura invisible. Sus bordes, invadidos por más monte. Las
cunetas, tapiadas de barro, piedras, palos y gamelote parejo. Señalizaciones de
tránsito y nombres de sitios, nada ¿para qué?
SUCRE
Es el estado más
pobre y muy fecundo al mismo tiempo desde mucho tiempo atrás. Una rica
naturaleza humana y ambiental, con calidad precaria de vida y subsistencia. Es
inexplicable tal paradoja. Pero es así. Las carreteras y los trechos de
autopistas son una calamidad. Todo lo antes escrito para Miranda y Anzoátegui
hay que multiplicarlo en Sucre. Vale añadir, que si era necesario el decreto
antiburro, aquí es indispensable. Es digno de un riguroso análisis siquiátrico,
el origen y permisividad, de estos bichos, llamados reductores de inteligencia,
perdón de velocidad. Si alguien tiene argumentos sensatos, se agradecen. Hay
formas de controlar la velocidad. Desde la conciencia (largo plazo), hasta una permanente
señalización y buen mantenimiento vial. Pasando por la administración y
vigilancia de las vías urbanas e interurbanas. El burro es facilismo,
irresponsabilidad, ausencia, atraso puro.
UNA
TRANCA
Entre Carúpano y
Cumaná, el viernes 19, hubo dos largas interrupciones. En el poblado de
Cerezal, porque la noche anterior la quebrada inundó talleres artesanales,
casas precarias, realidades humildes. Era ofensivo tomar fotos de familias desesperanzadas,
al lado de colchones y enseres, pocos, frente a sus casas. Aún desconcertados.
La tragedia en la pobreza es doble. La ausencia del Estado, era visible. Sólo
los acompañaba su temple, Protección Civil y bomberos, siempre prestos cuando
se les llama. No querían al alcalde. Exigían presencia del gobernador. En
realidad no deseaban a nadie. Ansiaban ser ellos mismos los dueños de su
pobreza. ¿Es difícil entenderlo? Esta es la esencia del cambio que anhelamos. Los
“cerezaleños”, deben gestionar sus precariedades y sus aspiraciones. El Estado al
lado, pero ellos deben ser su propio gobierno y con la capacidad económica y
operativa para atender sus dificultades. Se sienten inermes, y lo están. No
deben trancar la vía, pero el agobio los induce. Eso es clave. Hay que revisar
si es suficiente asistir a la gente, o más bien debe ser, que ella tenga los
medios para valerse por sí misma. ¿Eso es poder popular? ¿Eso es comuna o nada?
Sí, eso es lo esencial, ya, de una vez, pero de verdad verdaíta.
LA OTRA
TRANCA
Como no hay señales
ni nombres de lugares, desconocemos el sitio. Ocurrió a pocos minutos de
Cerezal. Esta vez porque tenían dos días sin luz. Sólo abrirían el paso cuando
se la repusieran. ¿Quiénes los acompañaban? Protección Civil, guardias y
bomberos. ¡Bravo por esa actitud de vida! Se repite la historia. Divorcio entre
gente y gobierno. ¿Será imposible estar junto de quienes tendrán suspensión de
un servicio y acordar con ellos las respuestas y soluciones? ¿Será ilusorio
entender que el gobierno es la gente, toda, aunque estén designados unos pocos
para administrarlo? ¿Por qué se suspende la luz, quizás por fallas
justificables, y los responsables están incomunicados de los afectados? ¿Será
que se les tiene miedo? Claro, si se hace mal, la gente lo reclamará. Eso de
asumir el compromiso y la responsabilidad de gobierno es complejo, y difícil.
DOS
FUNCIONARIOS
Le dimos la cola hasta
Puerto la Cruz a un Protección Civil y a una policía. Fue un trayecto
radiográfico. Él habló mucho. Ella ni pío. Resumen: él votó por Chávez, antes,
en octubre no. Razones: “conoce muy bien la realidad de la gente y no ha
llegado el cambio a estos lares. El g……… está para todo menos para mejorar al
pueblo. Está desconectado…”, etc., etc. Comentarios duros y francos. Corolario:
la esperanza está en huelga. La decepción tiene piso firme. El asunto es grave.
EPÍLOGO
Ratificamos el bajo
desempeño de la conciencia general ante el proceso de cambios radicales en
curso. Mucha asistencia social y física (indispensable y prioritaria) pero con poco
impacto en la madurez política pública. Mucha emergencia y poca profundización
en lo esencial, en lo ideológico-cultural del proceso. Es oportuna, válida y
pertinente la reciente inquietud presidencial. ¡Comuna o nada! La gente se
apropia del gobierno o su futuro se aleja. Seguimiento severo de las acciones y
soluciones para garantizar el cumplimiento de lo deseado y planificado. Por
ello, el colectivo tiene que constituir parte de ese seguimiento. Comuna o
nada. Ministros, gobernadores, alcaldes, funcionarios, todos, deben fundirse
con la comuna, o nada. ¡Tamaño desafío a la vuelta de la esquina! Finalmente:
“limpiar la casa” o será nada y sin comuna.
Excusas. Por haber publicado la semana pasada el
mapa de Venezuela sin la Zona en Reclamación. Es raro, pero parece que en el
imaginario social se está borrando ese territorio como venezolano. Sería bueno
escarbarlo.
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