domingo, 28 de julio de 2013

AyB 357 - 10 Enero 2013

AyB 357 - 10 Enero 2013





OPERACIÓN REMATE

Un hábito criollo es comenzar actividades y no terminarlas. Se inician planes, programas, misiones, proyectos y hasta operativos, y pasan años, décadas, sin finalizarse. Se esgrimen razones “justificables” a la medida. Entretanto, cada una de estas iniciativas genera sus propias organizaciones, procedimientos, requisitos, archivos, de variados tipos.

En estos momentos, cuando se está transformando el anterior y decadente andamiaje político, cultural, social, económico y físico, por otro con diferentes objetivos e ideología, coexisten instituciones del pasado con las nuevas. Lo cual multiplica las acciones en proceso y sus consecuentes tramitaciones y exigencias. Creando así, un enredado entramado burocrático, con los dañinos impactos en el funcionamiento del país, sus instituciones y la población y su cotidianidad. En la eficacia y eficiencia nacional.
Se carga con un embrollado sistema administrativo, causado entre otras razones, por la proliferación de organismos, procedimientos, requisitos, normas, etc., de incontables planes, programas, operativos, proyectos, solicitudes, permisos, para cualquier actividad normal, importante o insignificante. El esfuerzo para superarlo es agotador.

¿Qué hacer? En la Misión Vivienda usan la expresión operación remate, para culminar en un plazo corto, proyectos iniciados años atrás. Ha sido un éxito. Un relevante número de las viviendas concluidas en los últimos 20 meses fueron empezadas años atrás. Ejemplo a transferir.
En todas las instituciones, según su naturaleza y características, se debe fijar un plazo razonable pero corto y finito, para decidir, concluir, cerrar, resolver o eliminar expedientes, trámites, solicitudes, proyectos, investigaciones, obras, programas, planes, etc. Es decir, concluir lo iniciado para pasar a otra etapa. En lenguaje palmario, limpiar la casa.

Para avanzar con eficiencia y eficacia se impone un remate (final) de todo lo que está en proceso y pendiente. Desde una solvencia hasta un programa de alfabetización. Y luego pasar a la siguiente fase de profundización, desarrollo o ampliación de la política o la estrategia.
Ello implica, entonces, que toda acción debe contener objetivos, metas y plazos medibles y finitos. Cada una debe formularse en su máxima simplicidad posible y en coordinación con las otras. Con un riguroso seguimiento, evaluación y reformulación. Es decir, hacer las cosas y hacerlas bien. En el plazo adecuado y en la oportunidad requerida. Operación remate nacional o enredo impredecible. En momentos de cambios hay que minimizar frentes inútiles. Hay que simplificar. El cambio es muy complejo para que lo entorpezcamos con barrocas y evitables trabas.

EL ORINOCO Y LA FAJA: DESAFÍOS Y OPORTUNIDADES

Los desarrollos previstos en la Faja Petrolífera del Orinoco implican a corto plazo un incremento en el transporte fluvial. El río Orinoco es navegable durante todo el año desde su desembocadura hasta el puerto de Matanzas, a través de un canal artificial que requiere costosos dragados. Sin embargo, en el tramo de desarrollo de la Faja entre la boca del Apure y Puerto Ordaz, la navegación se realiza por el cauce natural y está limitada a ocho meses al año, debido a las restricciones por las bajas profundidades existentes en sectores críticos sujetos a procesos de sedimentación.

Para mejorar la navegación es necesario desarrollar el conocimiento hidrológico y sedimentológico del Orinoco. Deben instalarse nuevas estaciones para el monitoreo de los niveles del agua, y al igual que para las ya existentes, deben proveerse de equipos modernos de medición que permitan transmitir en tiempo real. Paralelamente deben planificarse y ejecutarse, al menos cuatro veces al año, mediciones del caudal líquido y del caudal sólido para conocer el comportamiento hidrosedimentario del sistema fluvial.
El lanzamiento del satélite Francisco de Miranda y las nuevas tecnologías, basadas en el uso de imágenes satelitales para medir niveles y cargas de sedimentos en cuerpos de agua, ofrecen la oportunidad de establecer estaciones virtuales para un monitoreo más efectivo y económico del río.

Es indispensable conformar una base sólida de conocimientos científicos sobre el Orinoco. La información existente se encuentra dispersa en diversas instituciones y es de difícil acceso. La creación de un centro de estudios e investigaciones sobre el río Orinoco, con el propósito de mejorar el conocimiento, el uso y la preservación del sistema fluvial, sería una buena iniciativa en la dirección correcta. José Luis López.



LE LLEGÓ LA HORA A LAS CIUDADES


Las recientes elecciones a gobernadores generó un nuevo panorama político. ¿Qué significa esto para las ciudades y en especial para el transporte? La Misión Vivienda ha sido un éxito extraordinario en la mayoría de las ciudades, pero el transporte público no lo es. Veamos los principales casos.
En Caracas el transporte público está dominado por el Metro, pero más de un 60% anda en minibuses, jeeps o a pie. Esto debe ser superado por modernas y eficientes redes integradas al metro. Un sólo sistema.

Valencia debe seguir desarrollando el metro, pero para que éste desarrolle su verdadero potencial debe ser complementado con una amplia red de autobuses en vía exclusiva.
En Maracaibo, por contraste, nunca se debió construir un metro, menos en la Av. Sabaneta. Millones de dólares después, el metro mueve una cantidad ínfima de pasajeros, mientras la gran mayoría sigue en carritos cinco puestos, verdaderas reliquias móviles. Hay que montar una gran red de corredores de buses, aprovechando la amplia vialidad que dispone la ciudad.

Nunca se debió implantar trolebuses costosísimos y demasiado grandes para una ciudad como Mérida. Se necesita una red eficiente e integrada, peatonalizar el centro, humanizar.
En Barquisimeto languidecen 85 trolebuses cogiendo herrumbre y frustración, mientras la mayoría de la población sigue en carritos cinco puestos. Hay que hacer borrón y cuenta nueva con una red eficiente, y el gobernador deberá, literalmente, encaramarse en ese autobús.

También están Barcelona-Puerto La Cruz, Maracay, Maturín, Ciudad Bolívar, Barinas, San Cristóbal y muchas más. Todas las ciudades deben renovar sus sistemas de transporte público, para lograr una movilidad sustentable, eficiente, y participativa.
Para esto, el Gobierno deberá definir con claridad una política nacional de transporte urbano que sirva de guía para todas las ciudades del país. Sobre esta base deberá proponer una nueva ley de transporte terrestre con amplia participación. Los nuevos gobernadores deberán actuar sobre estos lineamientos comunes para hacer realidad las transformaciones que se requieren en un sector que tiene un impacto de gran importancia en la calidad de vida de los ciudadanos. Tomás de la Barra.

 
Trolebús de Mérida

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