domingo, 4 de agosto de 2013

AyB 362 - 14 Febrero 2013

AyB 362 - 14 Febrero 2013





NUMEROLOGÍA ESOTÉRICA


 
 
Críticos de la gestión actual en vivienda, urgen minimizarla. Para ello recurren a malabarismos numéricos. Estiman balances de viviendas anuales en los 40 años de la Cuarta y en los 12 años de la Quinta. Otros, con tecnicismos, calculan por cada mil habitantes. Además, reducen las cifras oficiales y exaltan las que ellos piensan sin probar su origen. Pero vamos a darles esa ventaja y razonemos con nuestro propio juicio. Realmente los primeros años en vivienda, de la Quinta, fueron magros, lo hemos reiterado. Pero no porque lo digan otros, sino por nuestros ideales, aspiraciones y objetivos.


La causa fue vital. La prioridad estuvo en reconstruir al país. Reorganizar el sistema político. Refundar la nación. Recomponer la economía y evitar la fuga de capitales. Crear el sistema de educación y de salud más impactante de todos los tiempos, para atender la injusta exclusión y pobreza de las mayorías. Buscar la soberanía alimentaria colectiva. Rescatar el instrumento político y económico más poderoso del país (por ahora): la industria petrolera. Construir un andamiaje internacional para protegerse del “tiburón” que anda por el Caribe y por todos los mares. Y otras “pequeñezas” como esas.
En vivienda se hicieron muchos esfuerzos, pero insuficientes por ser similares a los de la Cuarta. Algo tenía que pifiar ante tantas otras prioridades. Por lo tanto, si, es verdad, los datos en vivienda son algo exiguos en analogía simple con tiempos pasados. Pero eso fue hasta hace 22 meses.
Jamás reconocerán esos mismos opinantes, el salto cualitativo y cuantitativo de los últimos 22 meses, en vivienda, y el desarrollo en todos los aspectos vinculados a este sector. Más que un salto, ha sido una sacudida de titánica proporción y profundidad. Ahora Venezuela si está en capacidad probada y requeteprobada, de resolver con calidad y equidad, las necesidades de techo, servicios y equipamientos, que durante la Cuarta, con sus “mejores” cifras, no pudieron atender ni podrán nunca hacerlo por el camino que defienden: dejar en los privados tal responsabilidad y prioridad.
No admitirán jamás, que ni durante Caldera II, se lograron las “100 mil casitas”. Que las metas que muestran incluyen las eufemísticas “soluciones habitacionales”, que iban desde una casa hasta un crédito para remodelar un baño. Tampoco que la vivienda fue durante 40 años, el gran negocio de banqueros, promotores y constructores. Época de insolentes fortunas a costa de la vivienda de “interés social”. Pocos lo señalaron entonces, y hoy, lo “olvidaron”.
El asunto es ideológico. La vivienda es una cuestión de Estado o de Mercado. Cuando el primero la asume, comete errores, pero avanza inexorablemente hacia la solución, con el aporte activo y decisivo de la población. Cuando domina el Mercado, hay peores errores y metas incumplidas, pero lo grave es que se multiplican las ganancias de poquitos, mientras se agiganta la ilusión-frustración de las mayorías por alcanzar un techo.
Sería conveniente empezar a cotejar viviendas con viviendas. No con soluciones habitacionales. Respetar las cifras comprobadas, no inventarlas. Comparar los mejores años de los 40 con los excelentes meses de los 12. Medir los impactos en empleo, en la industria y en la calidad de las viviendas, durante los 40 con los de los 12. Y sobre todo, contraponer la esperanza de los 12 de la Quinta con el naufragio de los 40 de la Cuarta. Finalmente, sería inteligente y útil aportar ideas, soluciones, hacer, y no tal “descalificadera” manipulada, trivial y ociosa.
 

PROTECCIÓN DE CARACAS CONTRA DESLAVES


José Luis López
1 Los barrios y urbanizaciones de Caracas ubicados entre las faldas del Ávila y el río Guaire, están asentados sobre las planicies fluviales conformadas por enormes cantidades de sedimentos erosionados de la montaña y transportados aguas abajo por los deslaves y aludes torrenciales ocurridos durante miles de años. En el inventario nacional de riesgos geológicos, elaborado en FUNVISIS, se registran 20 eventos torrenciales destructivos, documentados históricamente, que han afectado el valle de Caracas entre 1781 y 1979, al cual habría que añadir el de 1999.
2 También existen evidencias geológicas y arqueológicas de deslaves ocurridos en época prehispánica (entre 1100 y 1500 DC) que sepultaron el valle de Caracas bajo un manto de escombros rocosos, en un volumen estimado de 30 millones de metros cúbicos. Esta cantidad de sedimentos es mayor que los volúmenes depositados por el evento de 1999 en Vargas (20 millones).
3 Los cambios climáticos que están sucediendo a nivel mundial como consecuencia del calentamiento global, indican que se incrementarán la frecuencia e intensidad de las lluvias torrenciales y por ende la probabilidad de ocurrencia de deslaves.
4 Para proteger a las comunidades se deben construir presas de retención de sedimentos en las quebradas, en los tramos ubicados aguas arriba de la Cota Mil. Las presas deben ser del tipo abierto (con ventanas o ranuras) para retener las grandes rocas y arrastres vegetales y dejar pasar los sedimentos más finos, y deben ir acompañadas de vías de acceso para la limpieza y mantenimiento de las mismas.
5 Al presente el Ministerio del Ambiente ha construido seis presas en las quebradas de Catuche, Anauco y Cotiza. Sin embargo, esto no es suficiente. Se necesita implementar un programa masivo de diseño y construcción de presas de retención de sedimentos en las quebradas del Ávila. Se requieren al menos 80 presas distribuidas en unas 20 quebradas para garantizar un margen adecuado de seguridad a las comunidades.
6 Un proyecto de esta magnitud exige de: a) la elaboración de un plan estratégico que defina prioridades, metas y acciones a corto, mediano y largo plazo; b) la asignación de recursos financieros extraordinarios; y c) la definición de los entes responsables de ejecutarlo.
Presa abierta en la quebrada Cotiza, Caracas, colmatada por sedimentos y arrastres vegetales (2010).

Flujos de barros y escombros por las lluvias de 1999 en la quebrada Catuche. Caracas




LA PARIHUELA


 
Recordaba el Arq. Martínez Olavarría (Polito) que “en los primeros años de la década de los veinte, no existían en Caracas empresas de mudanzas. Cualquier traslado se hacía en carretas de caballos o en una especie de “gandola” que iba arreada por dos o tres caballos fuertes. Cuando se trataba de trasladar un mueble o un aparato fino (escaparate de tres espejos, un side-board (armario), un piano, etc.) se recurría a la parihuela, especie de “andas” de procesión, de poca altura sobre el suelo, sin correr el peligro de algún daño sobre el objeto transportado. Los parihueleros eran dos: uno al frente y otro atrás. Éste último sólo veía el objeto transportado, y por tanto, el del frente dirigía la marcha. La mudanza de algún mueble de lujo era motivo de la presencia de muchos curiosos que ofrecían su ayuda en cualquier emergencia. Lo pintoresco eran las órdenes del parihuelero director que, al frente, con voz muy fuerte indicaba los posibles obstáculos de la vía, con expresiones tales como: “Concha de mango a la derecha”, “Cagada de caballo al frente”, “Hueco en el piso a la izquierda”, “Empedrado malo, reducir la marcha”. Vale decir que nunca se supo de algún daño en tales mudanzas”.
 
 
 

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