DESAFÍOS DEL DESPUÉS
Se ha sembrado, para multiplicarse en muchos, quien abrió el futuro y encendió la luz en Venezuela. Y en otras partes. Quien parió la esperanza real de cambiar ciudades y construir millones de hogares para las familias invisibilizadas, excluidas y necesitadas, de la historia venezolana.
Cuando creíamos que la desesperanza nos abrigaría durante
los próximos tiempos, el arañero, sin academia, pero con instinto, solidaridad y
la sabiduría de los que están en la entrañas de la humildad popular, hilvanó el
horizonte a alcanzar.
Estimuló y apoyó a un inédito y sorprendente equipo de
trabajo, que construyó la base, llevó a la práctica específica, a la realidad
concreta de nuestra tierra, los criterios y los procesos necesarios para que la
vivienda pasara a ser un bien social, colectivo, prioritario, alcanzable para
quienes la carecen y para quienes jamás la tendrían si no fuera por esta
revolución en plena fragua.
Se fue Chávez. Momento crucial aquí y en muchos allá. Pero
momento vital. La semilla ha trascendido. La Misión Vivienda completó su
arranque y organización básica e ideológica. Igual ocurre en los demás sectores
culturales, sociales, económicos, políticos, productivos, y otros.
¿Qué viene hora? ¡Deslastrarse de los mitos y valores del
pasado que aún perduran! La ciudad es el ámbito de vida, hoy y futura. Ineludible
transformarla a una ciudad solidaria, eficiente, bella, grata, atractiva,
deseada, disfrutada. Más calidad en la cantidad. Más mantenimiento y reciclaje.
Menos desperdicio y cero ineficiencia. Más flexibilidad. Prioridad de la gente
y sus actividades muy por encima del vehículo y sus “necesidades” de espacios
exclusivos. Plazas y bulevares en lugar de templos para el consumo. Espacio
público, colectivo, cultural, saludable, inteligente.
Vivienda solidaria, comunitaria, segura, flexible,
transformadora, transformable, perdurable, sostenible, equipada, urbana,
diversa, adaptable. Patrimonio cultural y social. Integrante fundamental de la
ciudad pero sin los otros componentes no es hogar. La vivienda como instrumento
de transformación. Herramienta política de enorme alcance para el cambio. Mucho
más allá de cabillas y cemento.
La bitácora está completa. El plan trazado. Tremendo legado.
Ahora toca continuar y profundizar, sin la brújula mágica que orientaba. Pero
eso no basta. Necesario es hacerlo bien. Hay que usar más, rescatar, la
intuición y valores populares, naturales, genuinos, sin los prejuicios que
durante años fueron mediatizándolos.
Momento duro, complejo. Lleno de expectativas, retos.
Momento de dar. El máximo. Lo mejor. Sin pedir. Momento de transformación contundente
de poblados y ciudades, según la consciencia de un pueblo, que ha echado a
andar. El desafío es retar al desafío y seguir hacia magnos horizontes. Con frenesí,
coraje y talento. Y ojo avizor.
LAS GRANDES ALAMEDAS ESTÁN ABIERTAS
Antes de morir, Allende, consciente de que la revolución sería aplastada a sangre y fuego, se dirigió al pueblo en su último discurso para decirles “Sepan ustedes que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.”
La noche oscura de la dictadura chilena duró muchos años, y
su superación tardó en el tiempo y en el dolor, si es que de verdad ha sido
superada del todo. Chávez muere en circunstancias muy diferentes. Su decidida
actuación política abrió las grandes alamedas por donde transitan los hombres
cada vez más libres, que están construyendo una sociedad cada vez mejor.
Parafraseando a Daniel Ortega, Chávez le dijo a Bolívar “Padre, tú no araste en el mar, araste en la tierra fértil del pueblo
venezolano y en la tierra fértil de todo el pueblo latinoamericano”. Y
demostró con hechos contundentes que la lucha del Libertador no fue en vano.
Pero el pasar del pueblo por las grandes alamedas, recién
abiertas, no es un paseo. Es una trayectoria larga, dura, y llena de
dificultades, trampas y desviaciones, proceso que está recién empezando. Todos
debemos empujar ese arado en la misma dirección, y sobretodo pensar y estudiar
antes de emprender nuestras actuaciones para asegurarnos que sí estamos en el
sentido correcto y que es la manera más eficiente para llegar a la sociedad
mejor.
Este es el propósito de esta modesta trinchera desde la cual
analizamos lo que está ocurriendo en las áreas de urbanismo, vivienda,
transporte y medio ambiente. Destacar los logros y señalar las desviaciones,
sin temor a equivocarnos. Debatir, estar siempre dispuestos a pensar que se pudiera
haberlo hecho mejor.
Por años Aceras y
Brocales criticó con rigor la falta de acción y los errores en materia de
vivienda. Abundó en propuestas y soluciones. La inactividad del sector en tanto
tiempo acumuló una deuda gigantesca con la población. El problema y la solución
parecían claros, pero no la forma de llevar a la práctica la inmensa tarea.
Luego de los desastres naturales de 2010 fue Chávez que
repitió una frase suya de 1992: “Asumo
personalmente la responsabilidad”. Así nació la Misión Vivienda, que se ha
transformado en el mayor esfuerzo de renovación urbana en toda América Latina
por décadas, gracias a un modelo de gestión audaz e innovador que concibió el
compañero presidente.
Está recién iniciándose con ambiciosas metas cumplidas, pero
falta mucho por hacer. Es necesario complementar la construcción de viviendas
con transporte público eficiente, con espacios para disfrute de todos, con
redes peatonales y ciclo vías, equipamientos y servicios equitativamente
accesibles. Esta es la visión socialista del medio ambiente construido humano,
igualitario y compartido, que para su materialización ahora debería llamarse la
Misión Chávez en honor al gran
urbanista. Tomás de la Barra.
RETOS Y OPORTUNIDADES
Después de Chávez, oyendo las declaraciones de los máximos
dirigentes del gobierno y de la oposición, se abre una gran oportunidad para
reducir la extrema polarización que vive el país y comenzar seriamente a creer
en que todos los venezolanos, sin distingos políticos, podemos trabajar juntos
para atacar los grandes problemas que nos aquejan. Esto no significa claudicar
en nuestras posiciones ideológicas, sino que aceptando las diferencias, debemos
buscar puntos de coincidencia en los cuales podamos proponer soluciones
concertadas.
Es el momento de pasar la página, dejar a un lado los odios
y revanchismos políticos, de lado y lado, y comenzar por cambiar el mensaje
político que se transmite día a día. Desde un punto de vista formal, esto
significa usar un nuevo lenguaje de respeto y consideración en el tratamiento
de los adversarios políticos, y el ejemplo debe venir desde nuestro máximo
organismo de representación popular, la Asamblea Nacional. Desde un punto de
vista más de fondo, que el nuevo mensaje se base en buscar la cooperación de
todos los sectores y la búsqueda de alianzas estratégicas que permitan generar
sinergia. José Luis López.
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