TRABAJAR CANSA (y II)
En I caracterizábamos el trabajo del obrero de
la construcción como muy pesado, exigente ya que se requieren 8 años de
experiencia para llegar a albañil de primera, sujeto a un alto desempleo, más
del doble del que hay en industrias manufactureras y no continuo ya que empieza
y termina con cada obra que se construye. Estas condiciones hacen que haya una
alta demanda de empleo y una baja oferta, lo que conduce a la aparición de
mecanismos de intermediación, los poderosos sindicatos, con ciertas mejoras
para los trabajadores, pero, parece ser, que usan no pocas veces ese poder para
prácticas ilegales de enriquecimiento.
Dos Venezuelas. Cerca de 1.300.000
trabajadores, 10,3 % del total de personas económicamente activas, están sujetos
a un orden formal. Formal porque rige en una de las dos Venezuelas. La formal,
institucional, la que aparece y es representada, la que impone su ideología y
su hegemonía. Aquí el esquema es cliente (público o privado)-empresas
constructoras-sindicatos, contratos colectivos, leyes, decretos, registros,
tribunales. Pero funciona otra instancia, la marginal, la que obvia las reglas.
Lo fundamental, en esta segunda situación, es que no aparecen las empresas ni
los sindicatos. La actividad constructiva también se comporta de otro modo que
describiremos.
Un poco de historia. En Venezuela hay dos
grandes grupos de viviendas construidas fuera del mercado formal, sin la
participación de empresas, sindicatos, permisos oficiales, registros y demás
hierbas. El programa de Vivienda Rural y las construidas en los barrios por
iniciativa popular.
Fue singular la práctica del Servicio Autónomo
de Vivienda Rural, adscrito al Ministerio de Salud, que construía pequeños
conjuntos y los contrataba con maestros de obras que formaban sus equipos de
trabajo con obreros, fuera de las Convenciones Colectivas. Vivienda Rural
entregaba, los planos de las viviendas que eran iguales para todo el país sin
distinción de climas, y muchos de los componentes de las viviendas (puertas, ventanas,
láminas, kits estructurales). Aunque no fueron inspeccionadas por profesionales
externos, parecía que construían una buena cantidad de casas. Las cifras, por
lo menos, eran poco fiables. Lo notable es que las viviendas salían mucho más
baratas.
El Banco Obrero a veces construía casas
iguales a las de Vivienda Rural y le costaban por lo menos un 50 % más. La
diferencia se explicaba porque el Banco Obrero contrataba con empresas y pagaba
tomando en cuenta el contrato colectivo y Vivienda Rural no, contrataba con maestros
de obras y cada uno de estos se arreglaba por su cuenta con sus trabajadores.
La construcción informal que ha permitido la
aparición de muchísimos barrios por todo el país ha sido estudiada un poco.
Parece tener dos maneras básicas de operar: la “industrial” y la artesanal que
se traducen respectivamente en invasiones violentas organizadas, en terrenos
relativamente aptos, y en ocupaciones poco a poco no organizadas, en terrenos
no aptos. En el primer caso los promotores parcelan el terreno con marcas fugaces,
señalan la vialidad y si es posible dejan terreno para una plaza, adjudican las
parcelas, suministran materiales no apropiados para construir un rancho y
ayudan a los “beneficiarios” a montarlos. Todos estos servicios son bien remunerados.
En el segundo caso van llegando las familias, escarbando le ganan un planito al
cerro, acarrean algunos materiales y levantan el rancho, No hay propiamente
calles sino veredas que se van formando porque son imprescindibles, ni ningún
espacio es reservado para algún equipamiento. Al principio es fácil conseguir
electricidad y el agua, por razones humanitarias, la suministra el gobierno por
tuberías improvisadas.
Luego viene el proceso de mejoramiento. Los
ranchos se transforman en viviendas aceptables y mejoran los servicios de
electricidad y agua. Se asfaltan algunas calles y se encementan veredas y
escaleras, etc. El proceso es progresivo a medida que las familias pueden
ahorrar para comprar materiales y pagarles a algunos obreros relativamente
capacitados. Quedan siempre grandes déficits: (1) la ineficiencia de los
servicios de agua, vialidad, gas, drenajes; (2) la casi inexistencia de
escuelas, canchas, centros asistenciales, sociales, culturales; (3) el riesgo
ante desastres naturales: el sísmico en todos los barrios, deslizamientos e
inundaciones en los terrenos no aptos pero construidos.
Hay dos problemas centrales. Uno es que las
viviendas construidas formalmente tienen un precio relativamente alto que no
pueden pagar la mayoría de las familias, ni siquiera en largos plazos. La
construcción informal, prescindiendo de empresas y sindicatos, resulta más
económica y como el costo se desembolsa progresivamente la mayor parte de las
familias puede obtenerlas, pero tiene graves problemas de fondo. El segundo
gran problema es la dotación adecuada de los equipamientos colectivos y su
solución está básicamente en manos del Estado.
Una solución es que el gobierne subsidie las
viviendas formales para ponerlas al alcance de las familias sin capacidad
suficiente de ahorro (80 % de la población). Esta solución se usa parcialmente
en la actualidad. Otra solución es que el gobierno baje los costos de las
viviendas prescindiendo de las empresas y organizando los sindicatos de otra
manera. Hay algunas escasas experiencias de este tipo. Una tercera opción es
eliminar también los sindicatos y substituirlos por unidades sociales de
producción, opción que se está poniendo en práctica en gran escala en el
sub-programa de producción comunitaria de viviendas de la
Gran Misión Vivienda. La cuarta alternativa
es que el Estado urbanice y equipe completamente los desarrollos residenciales
y la gente resuelva, a su ritmo, con apoyo técnico y económico, la construcción
de su vivienda. Esta es la mejor alternativa pero nunca ha sido utilizada.
70 años de ÚN. Mañana cumple años este diario.
Hoy es, si no el único, el más equilibrado de los informativos del país. Sigan
así. Felicitaciones.
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