miércoles, 1 de mayo de 2013

AyB 304 - 29 Diciembre 2011

AyB 304 - 29 Diciembre 2011







RASGOS BIBLIOGRÁFICOS Y VISIÓN SOBRE LA CIUDAD Y LA VIVIENDA

Hemos recibido copiosas reflexiones sobre la vida y la percepción de Alfredo Roffé sobre el tema urbano y de la vivienda. Por ello y por el interés que representan para la situación actual y futura del país, hemos decidido divulgarlas en esta página de cierre del año 2011. Ojalá sirvan de ejemplo y referencia a quienes tienen responsabilidades en la formación profesional y en la gestión de los procesos urbanos.

1 El maestro silencioso. De pocas palabras y agudo. Un día le pregunté sobre la pertinencia de la escuela de arquitectura (UCV). Fue contundente: la escuela no ha querido cambiar el modelo de formar arquitectos de proyectos únicos, de proyectos para la fama. Fue concebida cuando habían muchos proyectos y pocos arquitectos y ahora la situación ha cambiado: hay pocos proyectos y muchos arquitectos. Con la frustración para éstos que no pueden acceder a lo que han aprendido, sin alternativa alguna en otras esferas de la construcción de ciudades. ¡Cuánta razón tienen esas palabras! Otra experiencia fue cuando comenzamos a pensar el proyecto para La Carlota. Su agudeza se manifestó al poner en evidencia que la falta de espacios de recreación activa ha conducido a que la gente acuda mucho más a los centros comerciales que a los parques. Un gobierno revolucionario, dijo, tiene que pensar seriamente ese fenómeno y aportar a la ciudad espacios de recreación distintos a los del consumo. Parece que la tarea está pendiente. Alfredo nos dejó, en la página “Aceras y Brocales”, su manera de pensar. Por encima de cualquier diferencia, estudiarla será tarea obligada para los hacedores de ciudad de hoy y del futuro. Hay muertes que pesan como una montaña, decía el presidente Mao; la de Alfredo Roffé es una de ellas. Arq. Luis F Marcano.
2 Cuanto lo extrañaremos. Necesitaremos sus pocas pero muy acertadas palabras, enfoques y razonamientos, nos quedaran sus enseñanzas y escritos con planteamientos y propuestas sobre la compleja visión de la vivienda y el hábitat que defendió de manera radical y con ahínco; recordaremos con respeto y agrado los espacios y experiencias que la vida nos permitió compartir. Ing. Gladys Maggi.

3 Conocí a Alfredo Roffé por el año 57, terminando los estudios universitarios. Ya era un experto en publicaciones habiendo editado la llamada “Cruz del Sur” sobre temas culturales y arquitectura, para luego continuar junto con su hermana Violeta la excelente revista “Integral”. Nos volvimos a encontrar en el Banco Obrero en los años 60 cuando aun creíamos que la arquitectura podía resolver el problema de la vivienda. Alfredo no estaba en el minúsculo mundo del diseño arquitectónico, su visión era más amplia, discernir la situación y los problemas de la vivienda en las áreas urbanas, plantear soluciones de la construcción masiva, planificar. Amigo discreto, tranquilo, de poco hablar y de presencia ligeramente tímida que jamás levantaba la voz, siempre dispuesto a ofrecer la consulta y el consejo. Frente a nuestras impulsivas actitudes su análisis racional siempre conducía a soluciones acertadas y nos resolvía infinidad de problemas diarios. En esos tiempos descubrí que ese amigo serio y reservado tenía una pasión por encima de todo: el cine. Su casa era una increíble acumulación de material; era inconcebible su capacidad de encontrar el tiempo disponible a ese arte. Sus artículos críticos e informativos, las publicaciones, como “Cine al Día” cuya última generación “El dedo en el ojo” son testigos de una pasión vital. En los últimos años lo encontré en una reunión del equipo inicial de “Aceras y Brocales”. Me fui con cierta sensación de tristeza. Aquél grupo reducido a hacer comentarios de prensa como medio de transmitir su experiencia vital, mientras el problema de la vivienda se volvía insoluble en manos ineptas. Alfredo era un idealista inteligente y delicado, tal vez demasiado ilusionado del medio en que le tocó vivir. Arq. Mariano Goldberg.
4 Lo conocí hace casi 60 años. Era una época extraña, la modernidad invadía el país, muchas esperanzas, pero a la vez una dictadura feroz. Tan extraña era la época como él mismo: tenía mi edad y lo sentía reservado y maduro como un anciano. Sabía de todo, pero el cine y los libros eran su campo, allí donde revelaba una astucia inteligente, la de su capacidad de disentir, de envolver las cosas con ese escepticismo que nunca lo abandonó. De una timidez pasmosa, pero capaz, como ocurre con los tímidos, de abrir inesperadas cajas de Pandora, para poner en discusión lo que parecía asegurado. Y la terquedad casi infantil. Alfredo, hombre de pocas palabras y de muchos libros, libros y libros. Una cabeza para los números, para la minuciosidad de los informes, para la disciplina del análisis. En los años 50, en la librería Cruz del Sur, inventada junto con su hermana Violeta, podías conseguir las ediciones de los libros más actuales para el momento, o escuchar en las reuniones de la noche el murmullo disimulado de la resistencia política. Eran años de trabajo, de ilusiones liberadoras. En la librería se centró su dedicación. Junto con las revistas de cine. Más tarde se hizo arquitecto. Casi a la fuerza. Porque guardaba demasiada ironía para aceptar las contradicciones de la profesión. Pero en la vivienda popular, con sus problemas y dimensiones, adquirió y produjo una singular profundidad de conocimiento que todo el mundo ha respetado. Cuando levantaba la revista del mismo nombre de la librería, Cruz del Sur, un día, en la imprenta, la guillotina le cercenó un dedo de la mano. Se cuenta que sin mediar palabra, envolvió en un pañuelo la falange cortada, la puso en el bolsillo y caminando fue hasta la Cruz Roja a ver si podían empatársela. No pudieron, pero ese muñón le quedó para siempre para que los amigos confiáramos en su carácter imperturbable y para que también hiciéramos bromas irrespetuosas. Alfredo Roffé era capaz de eso. Era así. Juan Pedro Posani.

Aun cuando no los conocí personalmente a ustedes, los sentía muy cercanos con sus acertados comentarios. Arq. Rosario Rosales.


Arq. Alfredo Roffé. 2009.

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