miércoles, 1 de mayo de 2013

AyB 297 - 10 Noviembre 2011

AyB 297 - 10 Noviembre 2011





SOCIALISMO Y DENSIDAD RESIDENCIAL

1 Gimnasia y magnesia. No se trata de eso, su relación tienen. El socialismo es una teoría de la organización de la sociedad, sobre las formas de las relaciones políticas, económicas, humanas, culturales y antropológicas que deben establecerse entre los individuos que constituyen un conglomerado y entre los conglomerados de diversos niveles entre si. La densidad residencial es un indicador, una cifra que representa la relación entre dos magnitudes, en este caso, un área de terreno, normalmente una hectárea (10.000 m2) y la cantidad de personas que tienen su residencia en esa área, que duermen allí. La densidad residencial es la densidad nocturna. Durante el día la densidad no es residencial sino de actividades, de empleos, movimientos, dinámica. En el centro de Caracas la densidad diurna es muy alta, pero la nocturna, la residencial, es muy baja.

2 Ciencia y política. La relación entre socialismo, o capitalismo, y densidad sin embargo se da porque la densidad no es un fenómeno natural sino que resulta de una serie de decisiones y actividades con objetivos políticos, económicos. No es como la fuerza de gravedad que existe independientemente de los deseos de los hombres, sino que es un producto de la actividad humana y por lo tanto está configurada por las fuerzas que dominan y organizan la sociedad de acuerdo con su filosofía, su ideología, su concepción del mundo.

3 Socialdemocracia y fracaso. Sin recordar su complicada y larga historia, las ciudades venezolanas en la actualidad organizan su configuración espacial y funcional de acuerdo a la Ley Orgánica de Ordenación Urbanística de 1987. En 2005 se aprobó una nueva Ley Orgánica para la Planificación y Gestión de la Ordenación del Territorio, pero por razones ignotas nunca entró en vigencia y siguió con vida la vieja Ley de 1987. Durante la Cuarta República los gobiernos tenían una orientación socialdemócrata. Es decir que se aceptaba plenamente el sistema capitalista, la propiedad y la empresa privada, pero el Estado tenía que intervenir para regular la acción privada, para evitar las desigualdades sociales extremas, mitigar las diferencias de clase y reducir la conflictividad social. Tan es así que hay que recordar que durante esos 40 años la libertad económica estuvo suspendida. Los resultados reales de esas políticas fueron que la marginalidad, la exclusión, las grandes diferencias en la distribución de la riqueza se acentuaron, esas políticas fracasaron, y una creciente miseria golpeaba a toda la población, muy especialmente entre 1980 y 1998.

4 Niveles de poder. La Ley de 1987 preveía en lo fundamental dos grandes tipos de planes. El Plan de Ordenación Urbanística (POU) que establecía los límites de la ciudad, la densidad de población general, subdividía el área total en una serie de zonas, fijando sus usos e intensidades de usos (varias densidades residenciales, comerciales y de oficinas, áreas libres, zonas de trabajo, grandes equipamientos) y la estructura vial básica. Más específico era el segundo tipo: el Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL) que llegaba al detalle para cada parcela, definiendo los usos posibles y las variables urbanas (retiros, porcentajes de ubicación y construcción, alturas).

5 Poder Nacional. Los POU eran competencia del Poder Nacional. Dentro de la línea política socialdemócrata su enfoque social es relativamente aceptable. Se aceptan principios de equidad, democracia, justicia social. La distribución de los usos e intensidades obedecen a razones funcionales ergonómicas, más o menos igualitarias y adecuadas. Sus grandes fallas eran la indiferencia ante las áreas de barrios, para los cuales no se hacía ningún tipo de propuesta. Las áreas previstas para viviendas de interés social no fueron construidas por los gobiernos y terminaron siendo usadas por ocupaciones no planificadas. Tampoco se ejecutaron las grandes obras de vialidad y equipamiento previstas en los POU. Más fracaso político que de planificación. Se aprobaron más de 20 para las grandes ciudades, hoy completamente obsoletos.

6 Poder Municipal. En cambio nunca se aprobó ni un PDUL. Los permisos de construcción, la instancia más concreta del poder político, son competencia de los Municipios. Allí el campo es propicio para la corrupción. Los Concejos, por presiones, por intereses privados, por corrupción, muchas veces permiten construir mucho más de lo establecido en el marco de los POU. Gran negocio, pero graves problemas porque la población permitida no tiene servicios previstos de agua, vialidad, escuelas, etc. y se producen graves déficits en perjuicio de toda la población. Al no aprobarse los PDUL las decisiones pueden ser más discrecionales y permitir la corrupción. Los mecanismos típicos de la gran especulación inmobiliaria capitalista.

7 ¿Qué hacer? La planificación urbana está paralizada en Venezuela. No se hacen ni se actualizan planes generales integrales de las ciudades. Solo reformas de sectores específicos y pequeños, los llamados Planes Especiales, que sólo sirven para la especulación inmobiliaria desenfrenada. Se requieren medidas de paralización inmediata de permisos con cambios de densidad. Hay que detener atrocidades como las del monstruo de Los Palos Grandes o la demolición del Galipán para cuadruplicar el volumen de construcción. Son miles de casos. Hay que actualizar con urgencia los planes integrales de desarrollo urbano. Hay que ejecutar grandes obras de vialidad y equipamiento definidas dentro de esos planes integrales. Hacer grandes desarrollos de vivienda de interés social. Habilitar los barrios. La planificación es indispensable como primer paso. Una tarea inmensa pero indispensable.

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