CARACAS 1812
El 26 de marzo se cumplirán 200 años del terremoto de 1812 que causó la destrucción de ciudades tan distantes como Caracas, Barquisimeto y Mérida. Sólo en Caracas perecieron unas10.000 personas, un alto porcentaje de su población. Los terremotos ocurridos en el siglo XX fueron enanos ante los que nos golpearon en los siglos previos. Se ha estimado que el de 1812 liberó 16 veces más energía que el de Caracas en 1967 que provocó el derrumbe de edificios modernos de 10-12 pisos. Hay una probabilidad de 10% de que en los próximos 10 años Caracas se vea afectada por un evento que libere una energía cuatro veces mayor que la energía liberada por el terremoto de 1967.
LECCIONES DE
HAITÍ
GOTAS DE
HISTORIA Nº 2
En los años
70, los Jesuitas poseían un colegio en Sebucán con un amplio campo deportivo. Este
Colegio fue vendido a la UCV y allí funciona la Escuela de Enfermeras. En la
venta no se incluyó el campo deportivo. Los vendedores se lo reservaron. Poco
después se planteó, al Concejo Municipal del entonces Distrito Sucre del estado
Miranda, el cambio de uso por residencial de alta densidad. Cambio expresamente
prohibido por las ordenanzas. Se otorgó y el Concejo obtuvo un terrenito para
un pequeño puesto policial. Hoy existe la lujosa urbanización de edificios
Terrazas de Sebucán, con apartamentos provistos de extraordinarios
equipamientos de uso privado. Se violentó lo planificado y las ordenanzas. Se
privilegió a un estrato social. Se cargó al Estado la nueva demanda de
servicios. Se incrementó de manera descomunal el valor de un extenso terreno de
uso público, por vivienda multifamiliar de lujo para grupos de altos ingresos.
¿Quiénes y cuántos son los perjudicados? Las mayorías ¿Los beneficiados? Unos
pocos ¿Quiénes se quedaron con la enorme plusvalía generada por el aumento
exponencial del valor del terreno? Aquellos que hicieron el negocio,
enriqueciéndose de manera excepcional y fácil mediante una treta que involucra
a unos cuantos dentro y fuera de la gestión pública.
Nuevos
vecindarios. La selección de terrenos en zonas urbanas formales para edificar
viviendas para refugiados o personas de menores recursos creará realidades
interesantes. Convivirán familias con diversidades culturales, formativas y
económicas. ¿Cómo será la sustentabilidad de esas nuevas vecindades? ¿Sus
nuevos habitantes tendrán la organización y la capacidad económica suficientes para
sufragar el mantenimiento de ascensores, hidroneumáticos, áreas comunes,
reparaciones de fachadas, techos, redes de servicios, etc.? ¿Cómo se integrarán
culturas distintas? Y muchas más de mayor envergadura por lo profundo de las
desigualdades sociales acumuladas.
No solo
viviendas. Aunque muchos terrenos escogidos para construir viviendas, eran
originalmente para ese uso, se debe pensar en los equipamientos. La
insuficiencia de escuelas, centros de salud, parques, áreas deportivas, centros
comunitarios, es notoria y amplia en la ciudad. Por ello es conveniente
incorporar entre las premisas a la hora de decidir sitios para vivienda, que se
pueda incluir, además de apartamentos, algún equipamiento necesario para los
nuevos habitantes y para los existentes. Así mismo destinar algunas parcelas
sólo para escuela, parque o ambulatorio.
Desperdicio
universitario. ¿Es posible, en esta época de profundo y masivo tsunami
político, social y económico, justificar universidades que cierran tres meses
cada año? ¿Dejar de trabajar, casi totalmente, todo ese tiempo? Es el 25% de un
año ¿Instalaciones y capacidades sub utilizadas? ¿Qué lo justifica? ¿Cómo se
explica? ¿Cómo se soporta? ¿Se revisará? ¿Cambiará? Ojalá.
Caída y mesa
limpia. Hay que cambiar radicalmente la manera de habilitar las tierras
vírgenes para construir, en particular, urbanizaciones y ciudades nuevas. Causa
perplejidad observar la intervención irracional y despiadada de cerros,
montañas y bosques para “terracear” y “limpiar” el terreno. Es imperativo
romper con la ortogonalidad y la horizontalidad per se y abrir paso a las curvas y a las pendientes. Sustituir el
facilismo y la monotonía, por la creatividad y la audacia. La meta debe ser
construir sin tumbar árboles ni “aplanar” el sitio y disfrutar la vegetación y
las ventajas de las pendientes. No más urbanismos de arrase extensivo. Alguien
dijo que “no hay nada más peligroso que un ingeniero con poder y un tractor,
porque en un dos por tres, pone al país planiiito”.
Repensar los
parques nacionales. Es indudable su loable existencia. Así como la de los
parques recreacionales y áreas de protección. Quizás deben crearse muchos más
de los que hay. Pero lo que es inaudito, es la situación de los mismos. Muchos
están heridos. Unos graves, otros leves, y la tendencia es negativa. ¿Sería
conveniente sincerarse y asumir una innovadora visión de esas áreas? ¿Por qué
no estimular actividades y usos, incluso de vivienda, para mantenerlos
vigilados, restringidos, protegidos pero más útiles para la población y para el
mismo fin que los origina? Explorar nuevas visiones es indispensable en estos
tiempos.
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