domingo, 5 de mayo de 2013

AyB 314 - 08 Marzo 2012

AyB 314 - 08 Marzo 2012







Invasiones



1 La historia se repite. Asombran las últimas movidas mediáticas sobre las invasiones de terrenos, particularmente en Caracas. En un año electoral y ante la contundencia de la Misión Vivienda, el recurso es la cortina de humo. Es decir, convertir las ocupaciones como arma electorera de quienes carecen de creatividad y de resultados que mostrar.
2 Ante la ficticia gestión en vivienda de las gobernaciones de Táchira, Zulia, Lara, Miranda, Carabobo y Nueva Esparta, y de un montón de alcaldías, necesario es desviar la atención sobre el impacto y los éxitos de la estrategia habitacional adelantada por el Estado.

3 Ahora parece que las invasiones son nuevas. Se olvida, por ejemplo, un pequeño detalle: las ciudades venezolanas y suramericanas se han construido durante siglos mediante la toma de terrenos por los necesitados.
4 Se obvia, también, que en los años finales de los 80 y en los 90, en Aragua (con Tablante), Zulia (con Lolita Aniyar), Carabobo (con los Salas) y pare de contar, muchos terrenos urbanos tenían en sus esquinas a grupos de AD, Copei, MAS y otros, listos para ocuparlos. Sólo en Maracaibo, un día en los 90, estando allá reunidos en el instituto de vivienda regional, en dos horas, se informaron de siete invasiones simultáneas.

5 Pero a nadie con dos meñiques de frente se le ocurrió pensar que eran promovidas por la gobernación del momento. Eran los necesitados históricos, más los insensatos opositores regionales más los llamados, entonces, “clanes del rancho”.
6 Hoy se da de nuevo. La oposición señala a quien justamente no le conviene que sucedan invasiones y más ha hecho para evitarlas: al gobierno, pero preguntemos: ¿a quién le interesan esas tomas de terrenos? La respuesta conduce por donde “fumea” de verdad.

7 Pero lo más importante no son las invasiones. Ellas son trapitos para despistar. Lo que hay que destacar es lo que no hacen esos gobernadores y alcaldes. ¿Cuántas viviendas han construido? ¿De qué tipo? ¿Cuántos refugiados han mudado a casas nuevas y con nevera incluida? ¿Cuál es su aporte al desarrollo urbano de las ciudades que controlan? Si tienen a cuatro de los cinco municipios de Caracas, ¿por qué no le ponen un parao a la anarquía del transporte colectivo privado, ¡a los motorizados!, que tanto les gusta mencionar, a los abusadores con carros privados, etc.?

8 ¿Por qué critican lo bueno del gobierno en vivienda si en sus propias gestiones no lo hacen? ¿Por qué siguen cambiando usos de terrenos sin ton ni son? ¿Por qué ceden a privados terrenos de usos colectivos, educativos, asistenciales o parques?
9 La clave del humo está en que es muy difícil tragar 147.000 viviendas en 8 meses, 10.000 de un total de 30.000 familias damnificadas, reubicadas en año y medio y saber que están en construcción cerca de 170.000 nuevos hogares. Si, es delirante ver como tantos pobres van del barranco a la urbanización “sin pasar por GO”, sin gestores ni negocios inmobiliarios. ¡Mosca con las conchas de mango!
 

GOTAS DE HISTORIA

Nuestras ciudades, reglamentadas por las Leyes de Indias, tenían asegurado su sano crecimiento y desarrollo debido a disposiciones establecidas sobre la tenencia de la tierra, tales como el tamaño del lote con base al uso, y sobre todo, la existencia y mantenimiento de la propiedad pública del suelo, concediéndose solo derecho a uso del mismo mediante alquiler, usufructo, enfiteusis, etc. La procedencia de ese suelo arranca del despojo a los habitantes originarios, para quienes la propiedad era comunitaria. Debido a la reglamentación, por mucho tiempo, hasta principios del siglo pasado, la expansión de nuestras ciudades no presentó mayores problemas. La cuestión comienza a complicarse cuando el negocio inmobiliario emerge como prioritario en los procesos de acumulación de capital, aparejado al remate por parte de las precarias municipalidades, a precios irrisorios, de los terrenos ejidos destinados a la expansión urbana. Alberto Urdaneta.
 

Todos a la una. Hoy el mayor esfuerzo de construcción de techos lo hacen el gobierno y las comunidades pobres organizadas. Es indispensable promover también el potencial constructor de otros. Para ello sería muy eficaz un audaz programa, masivo y nacional, de créditos, con asistencia técnica, para quien amplíe y mejore su vivienda, con el fin de generar otra o más viviendas, adecuadas para alojar a empleados, estudiantes, otras familias en alquiler o venta, viajeros, etc. Eso aumentaría la oferta habitacional y, en particular, en regiones y poblados de rápido crecimiento, debido a los planes de inversión en marcha, como en la Faja del Orinoco.

Más allá de un monumento. “…me imagino ese cerro, por ejemplo, lleno de árboles, un gran bosque, arriba un monumento a José Félix Ribas y a la juventud, imagino un paseo por todo esto, que conecte allá con la laguna de Taiguaiguai…”. Así describió el presidente una idea preliminar de lo que podría ser una obra pública en La Victoria (Ara) relacionando un lugar, un héroe y un hecho histórico. ¿Qué tal si la ministra de la juventud, el del deporte, el de turismo, el de ambiente y otros más, convierten esa idea en el germen de una extraordinaria, extensa y variada red de caminos y senderos por todo el país? Que sea exclusivamente para caminar y para bicicletas. Que conecte pueblos y caseríos, tepuyes, montañas y cerros, lagos y lagunas, ríos, cascadas y mares, morichales y llanos, cuevas, parques y bosques. Un amplio y explayado enjambre de rutas, que permitan recorrer al país, conocerlo y disfrutar de sus cualidades. Y a partir de allí, construir un gran plan de turismo de a pie, excursiones, paseos y caminatas. Las ideas son detonantes de procesos de mayor envergadura.

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