VULNERABILIDAD EN BARRIOS
¿Aguantarán? |
1 El jueves pasado en esta página, el Ing. Oscar A. López (OAL) recordó el próximo bicentenario del terremoto de 1812. Resumió las lecciones de los recientes terremotos en Haití y Chile para nuestra realidad. Hoy describe un proyecto que adelanta el organismo sísmico venezolano, FUNVISIS, con un grupo transdisciplinario, coordinado por él mismo. El propio OAL lo explica así.
2 Se ha
puesto en marcha un proyecto de determinación y reducción del riesgo sísmico en
viviendas de los barrios. En la primera fase se desarrolló un instrumento de
asignación de índices de vulnerabilidad a partir de una inspección de corta
duración. Con estudiantes universitarios se aplicó el instrumento a 355
viviendas populares en Guarenas y Caracas.
4 Como
iniciativa preventiva se adelantan dos proyectos complementarios. El primero
desarrolla un manual didáctico de construcción sismorresistente para orientar a
la población para construir viviendas seguras. El segundo desarrolla técnicas
de refuerzo sismorresistente de viviendas existentes asentadas sobre terrenos
estables, que puedan ser aplicadas por constructores populares.
5 Sin duda
que es una tarea gigantesca reducir el riesgo sísmico en los barrios. Tarea que
ningún gobierno antes de ahora se ha atrevido a enfrentar. Pero para alcanzar
una meta es necesario dar un primer paso, aunque sea modesto.
¿QUIÉN
RESPONDE?
En
tiempos de producción masiva de viviendas, de nuevos
constructores nacionales e internacionales y del uso de nuevos sistemas
constructivos, bajo la extraordinaria Gran Misión Vivienda Venezuela, es
crítico revisar los estándares sismorresistente que se están aplicando.
Esto es
aún más relevante cuando las autoridades municipales
en 1987, debido a una nueva ley nacional de urbanismo que reflejó las políticas
neoliberales de eliminación de controles, dejaron de fiscalizar los proyectos
estructurales en los trámites para permisos de construcción. Dejando esa básica
responsabilidad exclusivamente en los ingenieros calculistas.
Para
garantizar la protección de vidas, los proyectos estructurales en países sísmicos vecinos son
revisados y aprobados por algún organismo, como era en el país antes de 1987. Si
se hubiese aplicado esta revisión, se habría evitado el derrumbe del edificio Miramar
en el sismo de Cariaco en 1997.
Desde hace
25 años, los estándares y normas sísmicas de las edificaciones
construidas en el país, dependen del eficiente criterio o no, del profesional
que las aplicó (o las obvió). Nadie sabe cuál es la realidad actual.
Aunque siempre
el calculista es responsable, es indispensable una instancia
pública que garantice la idoneidad de su ejercicio y de la capacidad resistente
de todas las edificaciones e infraestructuras que se construyan en el país,
cualquiera sea su complejidad, magnitud, altura, naturaleza y uso.
Se
viene adelantando una iniciativa pública, para
certificar a los componentes, sistemas y técnicas constructivas a usarse en
Venezuela. Inaplazable y esencial iniciativa. Desde esa instancia se
desarrollarán, seguramente, instrumentos para el control y seguimiento de los
aspectos sismorresistente de los proyectos de construcción, públicos y
privados.
Es una
oportunidad para eliminar la actual incertidumbre causada
por la ausente revisión estructural por los organismos municipales.
EL DESARRAIGO
Donde se ha vivido por años, se han creado y fortalecido afectos y nexos sociales primordiales para la seguridad y progreso individual y colectivo de la comunidad. Al dejar esos lugares por deslaves y riesgos de colapso, es crucial respetar esos apegos y vínculos. La asignación de viviendas, incluso sus tipos y su forma de agruparlas y conectarlas, pueden destruir o potenciar esos lazos vecinales. Los políticos, funcionarios, arquitectos y muchos otros, deben priorizar este tema. Si no, se entregarán viviendas pero facilitando comunidades propensas a todos los problemas de la precariedad y pobreza que debemos superar. Hay que reivindicar al vecindario.
Así construyen las comunidades según sus sentires y sueños |
¿Así se les interpreta? ¿Así se fortalecen sus enlaces? |
GOTA HISTÓRICA Nº 3
Por Alberto Urdaneta
Hace tres décadas existía, en la Urbanización
La Castellana, en Caracas, en la Av. Blandín, un extenso parque deportivo del
Colegio San Ignacio. Un día el terreno fue vendido, por una cantidad irrisoria,
a una señora de pocos recursos, asistente de contabilidad. Inmediatamente
después, uno o dos días, vendido por mucho mayor cantidad a otro y a un
tercero. Llegando a manos empresariales, quienes obtuvieron del Concejo
Municipal del entonces Distrito Sucre, el cambio del uso deportivo por comercio.
Hoy es el flamante Centro Comercial San Ignacio. Tremendo negocio. Con
astronómicas ganancias que arrancan con la inmensa valorización de la tierra
debida al cambio de uso, contrario a ordenanzas y planes, que produjo grandes, violentas
e imprevistas demandas de servicios que se le encasquetaron al Estado. Privó el
gran enriquecimiento rápido, de pocos, a costa de turbios manejos. ¿Con estos
hechos, que se repiten muchas veces, cómo podemos hablar de desarrollo armónico
de nuestras ciudades?
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