lunes, 27 de mayo de 2013

AyB 335 - 09 Agosto 2012

AyB 335 - 09 Agosto 2012






REINVENTANDO ANTÍMANO

El viernes pasado, el presidente anunció la futura Ciudad Mamera, entre Antímano y El Junquito. Prometió un metro cable por los barrios de Carapita, ubicados al oeste de la zona industrial de La Yaguara, y la pronta terminación de la carretera Mamera-El junquito.

Si a estas acciones se le suman los tres importantes hospitales emplazados en Montalbán y las obras adelantadas entre Antímano y Macarao, es una de las intervenciones más grandes y audaces en la Caracas “excluida”. Era hora de equilibrar la desigual realidad entre el este y el oeste de la capital.
Antímano y sus adyacencias tienen un enorme potencial para contribuir con la transformación de la ciudad. Barrios con ricos bagajes, oferta de empleos y capacidad productiva instalada, relativa buena accesibilidad y cercanía a Vargas y Miranda. Esto ofrece un oportuno momento para aplicar una gestión acorde con la situación actual, mediante un plan maestro sectorial de transformación, que coordine y garantice el éxito de esta intervención puntual y coyuntural.

Un plan maestro, como se sabe, es precisar en el espacio y tiempo, los lineamientos generales que regirán la gestión urbana. Es de rápida elaboración y crea un marco normativo, dinámico y flexible, para la actuación pública, comunitaria y privada. Lo cual permitiría tomar a tiempo decisiones esenciales, por ejemplo, sobre la propiedad y usos del suelo, que faciliten la ejecución y eviten la especulación y trabas interesadas.
Esta podría ser una forma de afrontar las urbes venezolanas. Consolidar lo que se está ejecutando con lo planificado. Segundo, formular unas premisas de desarrollo, gruesas y básicas, que abarquen integralmente la ciudad y las regiones circundantes. Luego, elaborar expeditos planes maestros sectoriales según una adecuada división funcional de la ciudad.

La integración de estos planes sectoriales constituye el plan preliminar que coordina y optimiza lo que se ejecuta y lo previsto, y sienta las bases para la transformación urbana en tiempos de cambios acelerados y profundos.

CIUDAD MAMERA ¿UNA QUIMERA?

Además de valorar el positivo impacto que podría tener esa nueva ciudad, anunciada hace seis días, leamos algunas reflexiones. Desde su inicio, la Gran Misión Vivienda Venezuela, ha enfatizado la construcción de ciudades y conjuntos residenciales, complementados por equipamientos y servicios urbanos, y espacios productivos. La vivienda es lo central.

¿Por qué no al revés? Construir una ciudad productiva, bien dotada de accesibilidad y transporte, de equipamientos urbanos y productivos, así como de todos los servicios públicos básicos, y la complementamos con viviendas. Lo productivo es prioritario.
Sería una ciudad con empleo endógeno y como resultado, la mayoría de sus habitantes, no todos por supuesto, laborarían cerca de sus viviendas. Además podría autoabastecerse de muchos rubros y el excedente lo “exportaría” a Vargas, Miranda y Caracas.

Si esta ciudad productiva se poblara, como se anunció, con comunidades vecinas, convendría aplicar propuestas innovadoras y cónsonas con estos tiempos de cambios. Un ejemplo sería lo adelantado, por Mario Sanoja e Iraida Vargas, sobre formas para respetar y potenciar los existentes nexos culturales y económicos populares, lo cual influiría en el diseño y escala de la agrupación de las viviendas, con una visión colectiva sobre la individual.
Otro ejemplo sería el transporte. Probar cómo minimizar viajes innecesarios, cortos y largos, para trabajar, educarse, curarse, distraerse, y trámites de infinidad de tipos. Además prever que la mayoría de esos viajes rutinarios puedan hacerse a pie, en bicicleta y en un sistema colectivo superficial.

Ciudad Mamera, proponemos, debe ser una experiencia integral que refleje la sociedad que estamos templando y que sus residentes la diseñen y construyan con el apoyo de quienes han trajinado esos menesteres durante un buen tiempo (arquitectos, ingenieros y otros).
Debe evitarse que sea concebida y elaborada sólo por funcionarios y profesionales, con someras consultas a las comunidades. Debe ser una coyuntura para aplicar, autogestionariamente, una forma mejor de vida colectiva, basada en valores, cultura, economía y naturaleza popular.

Soñamos a Ciudad Mamera como un inédito centro productivo urbano sustentable y autoabastecido parcialmente, que minimizaría al máximo ideal, su dependencia de Caracas. Y no un asentamiento más. Bien servido y equipado, pero con excesiva subordinación a la ciudad madre, sobre todo en empleo.
 

EL MENITO MEDIO SIGLO DESPUES


1 En los años cincuenta del siglo pasado se planteó a las trasnacionales que manejaban la industria petrolera en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, la necesidad de construir un núcleo urbano para albergar la gente asentada en la población de Lagunillas, dada la subsidencia habida como consecuencia de la explotación petrolera.
2 Las empresas solicitaron construir, con urgencia, unas casas para empleados y asumieron el compromiso de desarrollar un nuevo núcleo urbano, fuera de la subsidencia, para albergar la población asentada en Lagunillas.

3 Esa ciudad viene sufriendo subsidencia o hundimiento, hasta de 15 cm. por año, como consecuencia de la explotación petrolera. Por eso se ha construido un muro de defensa a lo largo de la orilla del Lago. Al muro debe aumentársele la altura con frecuencia.
4 El muro también rodea las principales instalaciones, con dos puertas tipo esclusas, de entrada y salida. Cuenta con potentes bombas para expulsión de las aguas de lluvia. Es el área protegida. El resto, la gran mayoría de la gente, vive en permanente peligro a la hora de cualquier contingencia.

5 La propuesta de las trasnacionales se aceptó, con la condición de que desarrollaran el nuevo centro urbano de El MENITO, con localización determinada entonces. Las empresas, mediante diferentes mecanismos evasivos y determinadas influencias, burlaron el compromiso adquirido.
6 Solo hoy, en el proceso de cambio que estamos viviendo, ha sido posible rescatar la idea, ponerla en ejecución, inaugurándose, entregando centenares de nuevas viviendas y avanzar la construcción de la nueva ciudad. Alberto Urdaneta.

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