Casas con diseño importado
El ministro Figueroa anunció que
“Cuba nos apoyará con el diseño de las viviendas” y “nosotros pondremos los
materiales y maquinarias” (El Nacional
4-10-05).
El Gobierno, consciente del problema de la vivienda, se ha
fijado metas y, ante el fracaso de las mismas, busca soluciones. Tal como la
transferencia de conocimientos, conveniente y fundamental, pero con un equipo
criollo que la asuma.
Parece que la experiencia venezolana no sirve.
Quizás el necesario proceso de cambio y el cuestionamiento a la Cuarta
República, transferido al sector vivienda, ignora lo hecho en el pasado sin el
debido estudio y comprensión. Hay que romper prejuicios y separar los aspectos
políticos de los de la vivienda. Hay que rescatar las iniciativas valiosas aun
en gobiernos anteriores. Las hubo positivas y negativas. Algunas, pioneras,
fueron desvirtuadas, pero eso no las invalida.
En 1928 (77 años)
Venezuela creó el Banco Obrero (BO), primer instituto de vivienda en
Latinoamérica.
Allí se impulsaron experiencias notables en urbanismo y
diseño, como la urbanización El Silencio (años 40), el Taller de Arquitectura
Tabo (años 50-60), el Programa Experimental de Vivienda (años 60), con una nueva
concepción de planificación, diseño y producción.
El programa de Vivienda
Rural de Malariología (años 30-50) con el Dr. A. Gabaldón, la transferencia de
organización, diseño y tecnología para escuelas (1978) realizado por el
Ministerio de Educación, Fede, UCV y el consorcio inglés de autoridades locales
(Clasp), el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (Idec-UCV) y
sus 30 años de aportes, son ejemplos.
Es inteligente acumular la
experiencia en petróleo -caso Opep, Pérez Alfonso, Uslar Pietri y la siembra del
petróleo. Pero no lo hacemos en vivienda -caso del Banco Obrero y Leopoldo
Martínez Olavarría, quien, como director-gerente apoyó las iniciativas
señaladas. ¿Por qué? No acumular experiencia es propio del
subdesarrollo.
Hay que evaluar lo realizado, propio y externo, y
desarrollarlo con universidades, el Ministerio de Vivienda y Hábitat,
instituciones públicas, colegios y profesionales, industriales, comunidades,
bajo una política, una estrategia y un plan nacional de urbanismo y vivienda,
con audacia y dentro de la realidad venezolana.
Así la transferencia sí
es útil. |
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