miércoles, 20 de febrero de 2013

AyB 044 -
  Ultimas Noticias | Jueves 27 de Julio de 2006


A los profesionales de la vivienda, también con cariño


La culpa es de otro. Es costumbre responsabilizar 'al Gobierno de todo cuanto no gusta. Pero los arquitectos e ingenieros, por ejemplo, estén en el Gobierno o no, son altamente causantes (aunque hay otros con vela en ese entierro), de la calidad de las ciudades, viviendas populares y de clase media, urbanismos, escuelas, oficinas, hospitales, de las vías.
Si una curva es muy cerrada en una autopista, el ingeniero que la diseñó es responsable, no el ministro de Infraestructura; si su cama no cabe porque el dormitorio es pequeño o la columna está salida, la culpa es del arquitecto, no del ministro de Vivienda; un urbanismo como El Cigarral en el municipio El Hatillo, la culpa es de los que le dieron el permiso (ingeniero, arquitecto o afín), el diseño fue de un arquitecto y la construcción de ingenieros.
Los funcionarios tienen enorme incumbencia, pero los profesionales también.
Otra oportunidad. En las manos profesionales, mejor dicho, en la ética, capacidad, conocimiento, honestidad y voluntad de servir, está que el sector salga de la calle ciega en que se encuentra. ¡Menuda tarea! El aporte, no sólo del ministro, sino de funcionarios, asesores, proyectistas, consultores, gerentes, investigadores, docentes, industriales, constructores, incidirá en la respuesta a las necesidades y calidad urbana y de vivienda.
Al Ministerio de Vivienda le compete formular la política de desarrollo urbano y de vivienda, pero a los profesionales sustentarla y ejecutarla, instrumentar los planes, construir bien los urbanismos, producir buenos bloques y ventanas, gerenciar con eficiencia las construcciones, garantizar la calidad de las viviendas, autopistas, centros de salud, cloacas, el tamaño del cuarto de basura de un condominio, los escalones de un callejón del barrio José Félix Ribas de Petare. El profesional debe asumir su rol, diferente al funcionario por supuesto, y compartir éxitos y fracasos.
Por ejemplo, la demanda insatisfecha de vivienda, que toma calles, edificios, terrenos, hipódromo, casa presidencial, conavis, parques nacionales ¿se puede atender con la promesa (incumplible a corto plazo) de 150 mil viviendas al año? cuando en ese período se forman cerca de 120 mil nuevas familias con necesidad de viviendas sin contar las que hoy viven en viviendas inadecuadas ¿qué hacer? Urbanizamos o erramos ¿Será mejor la construcción masiva de urbanismos (vialidad, servicios y equipamiento), entregar parcelas a 400 o 600 mil familias durante unos 2 o 3 años y estimular las viviendas con créditos, asistencia técnica y apoyo a la industria de materiales de construcción, así como a productores y constructores privados y comunitarios? El Gobierno central urbaniza al país (bajo una clara y audaz política y un plan nacional de desarrollo urbano y de vivienda) y gobernaciones, municipios, privados y comunidades organizadas, construyen las viviendas. Un simple cálculo: con 2 billones se construyen 40 mil viviendas de 50 millones cada una. Con la misma cantidad, 100 mil parcelas de 20 millones. Se atienden más familias con el mismo dinero. Este debate es un reto para los hacedores de políticas y para los profesionales. Son tiempos de asumirlo y resolverlo; cada quien con su rol. Adelante.

Acerca del Mercado de Conejeros en Margarita

En abril nos referimos a la nueva estructura del mercado en el estado Nueva Esparta.
Alberto Millán comentó desde Porlamar que el gobernador que contrató esas obras fue investigado por el Consejo Legislativo por irregularidades y corrupción, caso que está en la Contraloría y en la Asamblea Nacional.
No aclara nuestro lector si las denuncias son en relación a Conejeros.
En todo caso, la cubierta del mercado es destacable por su calidad urbana, arquitectónica, estructural y funcional. Si hubo manejos ilícitos en la obra, los que tienen información deben denunciarlos y las autoridades judiciales juzgar, exonerar o castigar, a los responsables, sean quienes sean.
Pero la cubierta sigue siendo muy buena, que es lo que a Aceras y Brocales le compete divulgar.

El peatón

Jonás Santalola vive en un viejo edificio de Bello Monte y recorre el trayecto de su casa al Metro de Sabana Grande dos veces al día. Ha logrado desarrollar un método especial para sobrevivir, que les contaremos al final.
Esto lo ha ido aprendiendo a lo largo de sus 28 años de vida y de dolorosas experiencias que lo han enseñado a caminar por las aceras de Caracas. Una de las más frecuentes fue la de encontrar el plano de la acera interrumpido por una rampa que va desde la calle hasta el borde de la parcela de enfrente.

Esto lo obligaba a caminar siguiendo la pendiente de la rampa encogiendo la pierna izquierda unos 8 centímetros respecto a la derecha. Como hay más rampas que aceras planas, se acostumbró a encoger la pierna izquierda, por lo que renquea al caminar en su casa. Después las tapas de los servicios de teléfonos, cables, agua, cloacas, etc, nunca están en las rampas sino en la parte plana.
En dos oportunidades Jonás cayó en huecos sin tapa, fracturándose primero el tobillo derecho y después el izquierdo.

Un día que cumplía años pisó una tapa que cedió, se le fue la pierna y se rajó no sólo el pan
talón sino también la pantorrilla, que le cosieron con 32 puntos. No se sabe por qué los días martes tenía la mala suerte de tropezar con la punta de uno de los tornillos que soportaban un aviso ya desaparecido. Si el día era par, caía de platanazo, no pocas veces sobre un abundante pupú de perro danés. Si era impar, el pupú era de chihuahua. Más desagradables eran los avisos montados sobre un poste. Jonás trataba de evitar el pupú de perro pero embestía los avisos.
En una ocasión perdió el cristalino del ojo izquierdo. En otra, la glándula lagrimal del derecho, por lo que nunca más pudo llorar con ese ojo. Como de las casas salen ríos de agua sucia provenientes del lavado de pisos y mojan los tramos de aceras que son de cemento liso, Jonás resbalaba dos o tres veces al mes.
Al fin se le rompió la cresta del ilíaco y se le tapó la cavidad medular del fémur. La operación le costó 72 millones que pagó vendiendo el apartamento de sus padres que tuvieron que regresar a El Sombrero.
A Jonás le pasaron muchas otras cosas por problemas fijos de las aceras, pero también habría que referirse a los móviles. Los motorizados que corren por las aceras comiéndose las flechas. Los carros que se estacionan en ellas. Los equipos de toda clase de buhoneros que describimos en un escrito anterior. Los perros sueltos que alegran el ambiente con sus feroces ladridos.

Santalola tuvo suerte porque
sólo una vez lo mordió un dóberman, y sólo una vez un carro que retrocedía lo embistió causándole la fractura de la décima vértebra lumbar. Como este relato está muy largo sólo añadiremos que todo lo contado le pasaba durante el día y sin lluvia.
Próximamente nos referiremos a las vicisitudes de los peatones durante las noches y los días de lluvia. Se nos olvidaba algo. El método que encontró Santalola fue no salir más de su casa. Claro que cuando las 'ordenanzas ciudadanas' de los alcaldes mayores y menores dejen de ser papel utilizado por los fruteros para envolver patillas, la calidad de vida de los venezolanos mejorará sustancialmente y Jonás podrá pasear en su silla de ruedas.

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