sábado, 16 de febrero de 2013

AyB 031 - 27 Abril 2006
Últimas Noticias | Jueves 27 de Abril de 2006

Infraestructura, por fin

La lucha política deja espacio para la reorganización del territorio

El tiempo avanza y las acciones humanas evolucionan.

Así también la política y las prioridades que de ellas derivan. En este año, luego de siete años de profundo cambio político, la infraestructura física del país se ha colocado donde le corresponde: en el primer plano de las necesidades.

Y eso es lógico. Porque ninguna nueva estructura social, ninguna reorganización de los actores socioeconómicos, ninguna reforma legal y jurídica, puede trabajar bien sin su oportuna correspondencia en su estructura física.

Toda transformación social implica un espacio físico correspondiente y, en la medida de lo posible, coherente.

Nuevas instalaciones productivas, educacionales y para la salud; nueva vialidad, nuevos sistemas de transporte, urbanizaciones populares y espacios públicos. Todo ello es indispensable, y viendo las cosas con la decantación del tiempo, se deduce fácilmente que el principal obstáculo que la revolución bolivariana ha tenido durante estos últimos años para enfrentar el necesario reacomodo del espacio urbano y de las infraestructuras de servicio ha sido la extremada presencia de la enconada y feroz lucha política. Pelear con una oposición frenética y arrastrando a la vez el peso de un Estado disfuncional como el que hemos heredado, han sido las principales razones para que no haya habido mucho espacio para acometer los problemas y las carencias de infraestructura.

No es errado pensar que como consecuencia se haya tenido que ocupar en serio de ellos, tan tarde. Hay otras razones y causas también, desde luego. La mediocridad, la desidia, la ignorancia, el sabotaje.

Pero a ellas ya nos hemos referido en estas páginas muchas veces. No vamos a repetirlas otra vez. Queremos más bien señalar esta buena noticia: el gobierno de la revolución parece haber captado plenamente la importancia de enfrentar ahora, más rápidamente que nunca, la reorganización y planificación física del territorio, de las ciudades, de la vivienda, del campo, de la vialidad, y de su potenciación en función de una transformación radical a mediano y largo plazos. Celebramos, por lo tanto, los planes y programas que pudiesen llenar al país de viviendas, de servicios de salud y de educación, de fábricas, de trenes y de metros, de autopistas, puentes y viaductos.

Repetimos lo dicho: con estos planes, si los realizamos bien y a tiempo, y con un mínimo de pérdidas por corrupción e ineficiencia, dentro de cinco o diez años este país será irreconocible.

Nuestros hijos y nuestros nietos pensarán de nosotros como nosotros pensamos de la república de hace 80 o 100 años, arcaica y primitiva.

Hay que contar con que esta reconquista del papel prioritario de la infraestructura no se debe simplemente a que, como algunos dicen socarronamente, se trata de un año electoral, o que el presupuesto petrolero es ahora mucho más abundante.

Eso sería pura cuarta república.

No, éste, estamos seguros de ello, es el comienzo de un plan definitivo. Porque no es posible concebir una nueva e igualitaria estructura sociopolítica, como la que pretendemos para Venezuela, sin una nueva e igualitaria inversión en su estructura física.

La transformación más grande de la historia. Y no queremos terminar con esta constatación de una buena perspectiva del futuro del país -y como estamos hablando de un tema que permite comparacionessin mencionar unos hechos que están ocurriendo en otra parte del mundo, en China, donde se está dando la transformación más masiva, más radical y más rápida de tod as las que han ocurrido hasta ahora en la historia de la civilización humana. Así mismo como suena.

Pues bien, y en referencia a lo que se decía de la importancia de la infraestructura y de la imposibilidad de que la cultura y la producción se den simplemente a la intemperie, el Partido Comunista de China acaba de construir en Shanghai una gigantesca sede para la formación de cuadros políticos y administrativos. Debajo de una inmensa “mesa” metálica de color rojo se ubican salones, auditorios y salas de conferencias y de seminarios. El conjunto, que incluye una torre de oficinas de 17 pisos, instalaciones deportivas y 980 viviendas para profesores y estudiantes, mide nada menos que 42 hectáreas y más de un kilómetro de largo. ¿A qué viene todo esto?


Pues a que nos permite, en primer lugar, apreciar importantes acontecimientos contemporáneos.

Sus dimensiones obviamente corresponden a un país tan inmenso y tan poblado como China. Y, por supuesto, no se trata de celebrar obras por ser ellas monumentales y gigantescas, ni de ejemplos a imitar.

Sino de vislumbrar el peso y la importancia que los países emergentes de la pobreza y de un trauma tan profundo como ha sido y sigue siendo el proceso revolucionario chino, le atribuyen al asunto de la arquitectura y del urbanismo, y con qué decisión, audacia y generosidad lo enfrentan.

Vale la pena la reflexión.

Viviendas y clima


La arquitecta Axa Rojas, de La Universidad del Zulia (LUZ), nos comenta acerca de unas viviendas a construir por Pequiven en El Tablazo. Ella le comunicó a unas personas de la directiva que el policloruro de vinilo (PVC) no es un material adecuado para conformar los cerramientos de una vivienda en el estado Zulia, porque funciona como encofrado perdido y se van a llenar los muros de concreto.

Esto es, paredes de piedra.

Nuestro gradiente térmico es muy reducido por el gran manto de nubes que se forman por la constante evaporación producto de la radiación en el lago de Maracaibo y en los ríos y lagunas de nuestro ecosistema.

Pues bien, el presidente Chávez fue a inaugurar una planta (en el Zulia), visitó la vivienda, le pareció que había altas temperaturas en su interior y así lo expresó en Cámara. Una amiga mía, en Cámara también, pidió la palabra y le habló al Presidente de lo que yo había dicho al respecto y él pidió que me contactaran.

Nadie lo hizo. Lo que resultó de eso fue que a mi amiga la botaron. Después de 5 meses, más o menos, volvió a entrar porque habló con todo el mundo, hasta con el ministro Ramírez.

Le pagaron los salarios caídos y está trabajando en otro cargo como asesora. Le dijeron que tenía que ser respetuosa y guardar fidelidad a sus jefes.

Pero el cuento termina en que las casas las van a construir. Se trata de un consorcio canadiense establecido en Colombia y no sé cómo es lo demás, me di por vencida y ya... Ésa es una mala experiencia. Espero que nos tomen más en cuenta a los arquitectos de nuestro país, a quienes estamos comprometidos con el ambiente y con la calidad de vida en el marco de la sostenibilidad de la tierra”.

Conclusión: hay que saber escuchar la voz de quienes piensan y sienten al país, ampliar la inclusión de quienes contribuirían a su desarrollo. Pero, por el contrario, demasiadas personas competentes, honestas y comprometidas son torpemente excluidas sin razones de peso, perdiéndose así valiosos aportes a un proceso de cambios que debe acelerarse, profundizarse y hacerse con criterios sólidos, eficiencia, honestidad y mística.




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