Por qué no avanzan los programas de viviendas
¿Por qué no avanzan los
programas de construcción de viviendas? Una construcción es eficiente si es
continua y se ejecuta en los plazos razonablemente previstos.
Si hay
retrasos, los precios de los materiales suben, los constructores tienen que
licenciar obreros, la inflación no perdona. Los retrasos tienen dos orígenes. El
primero es la ineptitud de las empresas. En muchos casos los contratos se dan a
dedo, sin licitación, a empresas sin experiencia, poco sólidas, que no saben muy
bien qué hacer ni cómo hacerlo.
Hay infinidad de casos. En Fondur, por
ejemplo, en el 2004 hubo centenares de rescisiones de contratos por esta causa.
El segundo origen es más complicado y tiene que ver con la viscosidad del flujo
de los recursos, con el consecuente retraso en el pago a los contratistas y
todos sus deletéreos efectos.
en los lejanos tiempos de CAP II existía la
costumbre de que cada mes el Tesoro Nacional entregaba a cada ministerio o
instituto el famoso dozavo, es decir, la dozava parte del dinero que le tocaba
según el presupuesto del año. Como los intereses ya eran altos, cada gran jefe
colocaba gran parte de esos recursos en los bancos.
Como simple depósito
en una primera época y más tarde como fideicomiso.
Se generalizó un fácil
mecanismo de corrupción: el ente oficial colocaba el dinero en un banco
"mientras no lo usaba”, y aparentemente recibía intereses. Pero éstos eran
menores a los verdaderos, y la diferencia se repartía entre las autoridades del
ente oficial y las del banco. El deterioro fue tan notable que salió un Decreto
obligando a licitar las colocaciones entre varios bancos. No
funcionó.
Después se generalizaron los fideicomisos y la gran
maraña.
Participaban el Banap, el Conavi, la banca comercial, los entes
ejecutores (Inavi, etc) y los contratistas. Los fondos previstos para un
contrato pasaban de un ente a otro, obedeciendo a la aprobación de valuaciones y
a la rotación de los documentos por la gran maraña.
El Banap preparó un
instructivo de unas cuarenta páginas con varios centenares de pasos para cada
proceso. Entre tanto, los fondos permanecían cierto tiempo en cada miembro de la
maraña, exceptuando a los contratistas, ganando intereses.
Los resultados
son enormes retrasos en la ejecución.
Esta es una situación que todavía
perdura. En su primer año (mayo 2004-mayo 2005), Fondespa disponía de 2.300
millones de dólares para la ejecución de obras, de los cuales se entregaron 859
millones (36,6% ). La información no aclara si esos 859 millones se entregaron a
entidades ejecutoras y éstas lo han gastado en obras, o si parte de esos 859
millones los tienen depositados en bancos las empresas ejecutoras.
Los
billonarios fondos anunciados para el sector vivienda siguen sin aplicarse a la
solución de los problemas. Es un problema grave. Es urgente intervenir para
resolverlo.
Asuntos de cultura tecnológica
El viaducto a la Guaira resume
muy bien nuestra cultura tecnológica, que se debate entre el ingenio y la
desidia...
Conociéndose el problema desde hace décadas, se deja sin
solución hasta que la situación es extrema.
De hecho, poco se hizo para
evitar o mitigar los factores que afectan su estabilidad. Si se conocía que
inevitablemente colapsaría, ¿por qué no se desarrollaron con tiempo las
alternativas propuestas? Una reflexión se impone: ¿qué hace que siempre nos
comportemos así?
Cuando transitas por él, sabiendo que allí abajo están
nuestros técnicos, obreros e ingenieros desplazando esa mole sesenta
centímetros, nos parece cosa de magia. ¡Esos son nuestros ingenieros, ingenieros
venezolanos, asumiendo retos importantes!
¡Que tengan éxito! Será uno más de
nuestra ingeniería pero también un triste galardón para la desidia de la
secuencia ministerial MOP-Mindur-Minfra...
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En el municipio El Hatillo es la cosa
Ubicado en los alrededores
capitalinos, con un insuperable potencial de desarrollo para complementar a
Caracas, con servicios limitados y características urbanas tradicionales de los
pueblos modestos y pintorescos del país. Pero le llegó la hora, la voracidad
mercantilista y mediocre, con la complacencia e ineptitud institucional, vienen
tragándoselo.
Primero, con zonificaciones que permiten enormes y
desproporcionados edificios sin suficientes ni adecuados servicios, vialidad,
transporte público y equipamiento urbano.
Ahora, la alcaldía lo decretó
municipio turístico, y su alcalde proclama “que tiene como finalidad convertir a
El Hatillo en un destino referencial para la recreación y la cultura del área
metropolitana de Caracas” (ÚN 06-11-05) ¿Y en qué
consiste eso? Pues, aunque no lo crean, en la construcción de un centro
comercial privado.
En AcerasyBrocales (ÚN 08-12-05) en el artículo titulado ¿Cómo
así?, se decía que en Bogotá, en Colombia, “... .. país atravesado por
todas las furias de la violencia y de la pobreza. ... ... se construyen
bibliotecas públicas que envidiarían los suecos. Estalla la dinamita y se ordena
el tráfico de la capital. Bibliotecas, parques, nuevos sistemas de transporte,
plazas y aceras, árboles por miles”.
¡Qué diferencia! Aquí, en cambio, un
monumento al consumismo, formado por 117 locales y 1.500 puestos de
estacionamiento, de pésimo aspecto, que para 'adaptarlo a la infraestructura
colonial' del pueblo, se contrató a un renombrado arquitecto que le hizo unos
balcones con cerramientos de romanillas, las cuales son llamadas ingeniosamente
por los vecinos como las “burkas”.
Y para contribuir con el caos de
tráfico que últimamente prevalece en Caracas, Valencia y otras ciudades, en El
Hatillo para no quedarse atrás y para favorecer -creen sus autoridades al centro
comercial que impulsará la recreación y cultura de Caracas, están modificando
los flechados, las intersecciones, la circulación y las salidas del pueblo hacia
La Boyera y Caracas.
Resultados, los esperados cuando sólo se ve un lado
del problema, medio benefician al centro comercial, y empeoran el tráfico y la
circulación interna del pueblo ¿Y los hatillanos?
¡Como plancha de
chino!
Continuará. •
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