La 'Ciudad' no existe
En efecto. 'La ciudad' no
existe. Lo que realmente existe es una infinidad de ciudades, cada una con sus
propias características, con sus propios problemas y sus posibles propias
soluciones.
Hong Kong no es Bogotá, Estocolmo no es Nairobi, ni El Cairo
es Sao Paulo.
Y por supuesto, Caracas no es Boston o Nueva York. Verdades
que parecen de cajón. Pero los urbanistas parecen olvidarlo con demasiada
frecuencia.
Sobre todo cuando quienes teorizan sobre la 'ciudad'
pertenecen a esas culturas autocentradas, que nos ven a nosotros, pobres indios,
por encima del hombro. A pesar de que por aquello de lo 'políticamente correcto',
tengan ahora que tomarnos más en cuenta -al fin y al cabo tenemos el
petróleo. Cuando sus urbanistas hablan de ciudad, están hablando de 'su' ciudad,
pero como si fuera la ciudad universal, la de todo el mundo.
Pero de
todos modos es interesante e instructivo analizar algunas de sus
observaciones.
Por ejemplo, esa ilustre dama, Jane Jacobs, gurú del
urbanismo de los años 60, autora de libros famosos con los cuales ponía en
primer plano la economía urbana y sus implicaciones, nos dice ahora, en su
último trabajo, que todo considerado, lo que les espera -a ellos los
desarrollados- es una época negra, densa de peligros y amenazas. La ciudad
desmembrada, presa del demonio del tráfico, desmenuzada en un mar infinito de
vivienditas individuales, muerto el centro de negocios, sin industrias (las
transnacionales se fueron a producir a China, donde le sale más barato), el
futuro de la ciudad desarrollada y opulenta es uno sin ciencia y razón, pero con
mucha tecnología absurda.
Si ella lo dice habrá que creerle.
Buena
advertencia para quienes creen todavía que la ciudad clasista del gran capital
es la 'ciudad' modelo.
Y un buen recordatorio para nosotros, a quienes
nos espera todavía debatir el carácter y la estructura del futuro de nuestra
ciudad, en un país que apuesta por la sociedad del socialismo del siglo XXI.
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Guetos que arden
Esta semana el fuego de la protesta
-caiga quien caiga, le toque a quien le toque- se ha prendido en decenas de
ciudades francesas.
Las 'banlieux', los barrios de los suburbios, donde
estalla la irracionalidad furiosa de la rabia reprimida, son guetos. Guetos de
la exclusión, de la pobreza, del desempleo, de la discriminación, todo al nivel
y a la escala del desarrollo europeo.
Los representantes de las
comunidades de inmigrantes rechazan la violencia pero, a la vez, llaman a
entender las causas y las razones.
Los guetos
existen. Son el resultado de las políticas urbanas clasistas, de la
economía capitalista que no logra equilibrar los ingresos ni eliminar el
desempleo, de las culturas discriminatorias que impiden la asimilación de los
inmigrantes pobres que huyen sobre todo de África. De ese continente que la
misma Francia hace siglos ha desplumado y oprimido, conjuntamente con todas las
demás potencias colonialistas europeas. Otra vez se abre la discusión de cómo la
ciudad y su arquitectura interpretan y traducen en realidad de vida -en calidad
de vidalas estadísticas y las políticas.
En esos guetos periféricos, hay
arquitectura moderna, hay edificaciones supuestamente
racionales.
Zonificación abstracta, sin escala humana, muy parecida, en
el fondo, a aquellos mamotretos que definían la arquitectura soviética de los
años sesentaochenta. La arquitectura no es capaz de revolucionar a la sociedad.
Pero puede ayudar a que las condiciones de vida sean mejores. En los guetos de
París colaboró para que fueran peores.
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REPENSAR LA VIVIENDA
CONTINUAMOS ALEJADOS DE LAS METAS DESEADAS
Sugerencias para quienes deciden
A pesar del aumento significativo
previsto para la inversión en vivienda, continuamos alejados de las metas
deseadas.
La sola inversión en la construcción no es suficiente para
aumentar la capacidad en producción de viviendas.
El recurso dinero es
fundamental -el aumento de la inversión prevista es un paso importante-, pero
debe estar articulada a los otros factores que hacen posible la vivienda: la
participación de las comunidades, suficiente tierra urbanizada y la capacidad de
la industria.
Si no queremos continuar debatiéndonos entre posibilidades
y fracasos debemos cambiar el enfoque tradicional que estamos siguiendo en la
producción de la vivienda.
Para producir el número de viviendas
requeridas -unas 120 mil por año- es necesario promover una estrategia de
industrialización de la vivienda popular.
Hasta ahora el énfasis se ha
puesto en la cadena final de la producción - 'la construcción' -, en lugar de
considerar la industria en su conjunto, desde la producción de materiales, su
colocación en obra, hasta finalmente la ejecución.
En este proceso el
Estado puede incentivar cambios, dada la magnitud de la demanda del sector
público e informal. Siendo así, las acciones que se diseñen tendrán que
considerar las modalidades de estos dos grandes sectores de la producción, tales
como:
Considerar el proyecto de las viviendas como un proceso de desarrollo
industrial
Establecer la normalización de componentes para la vivienda popular
Adoptar nuevasformas de contratación que estimulen la organización de
lamanode obra e incentivar la industrialización
Promover la introducción de técnicas y materiales que faciliten la
participación comunitaria
Estímulo financiero para la formación de redes de pequeños productores a
nivel de las comunidades
Estímulos financieros a líneas de producción de interés para la vivienda
popular.
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• Lectores
La urbanista Nelliana Villoria, desde Los Ángeles,
EEUU, dice que Aceras y Brocales hace una crítica equilibrada y profunda, está
cansada de 'criticaderas' superficiales sobre temas complejos como el urbanismo,
la arquitectura y la vivienda. Cree importante dejar al descubierto -como lo
hacen estos escritos- lo que no es obvio, y lo que es crítico, para generar
verdaderos cambios.
Continúa diciendo que hace falta cambiar la visión y
la simplicidad con la que se produce la vivienda en Venezuela, construir por
construir, financiar por financiar, donde sea y como sea... ¿Y los criterios? ¿Y
la ciudad? Buenas preguntas.
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