Ultimas Noticias | Jueves 24 de Agosto de 2006 | |
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Un libro muy útilRecorrer las fotos es un ejercicio impactante: permite reconocer visualmente la magnitud de los errores, de la irracionalidad, de la injusticia, de los disparates, con los cuales el régimen de mercado libre ha deformado profundamente un valle que se merecía un mejor destino. Y junto con ellos, también los remedios, bien intencionados, con los cuales se ha intentado auxiliar a la ciudad del 'mientras tanto y por si acaso'. El escrito de Marco Negrón ratifica, una vez más, sus tesis acerca de la importancia de considerar como un factor positivo, dotado de grandes elementos para la elevación de la conciencia ciudadana y de las necesarias implicaciones para la calidad de vida, la concentración urbana en la franja norte del territorio nacional, y en especial en la zona metropolitana de Caracas. Sus consideraciones, algunas discutibles, en todo caso son demasiado importantes y complejas, desde una óptica del desarrollo económico y político, para analizarlas aquí, en poco espacio. Una tarea interesante para la nueva Secretaría de Arquitectura y Diseño del Ministerio de la Cultura, que dentro de sus planes orientados a incidir en la difusión de una visión de la arquitectura y del urbanismo como una cuestión de cultura, podría iniciar un ciclo abierto e inclusivo de discusiones públicas acerca de los contenidos ya señalados. Se lo dejamos planteado. El asunto delicado de las prioridadesUn estadio en Maturín para 75 mil espectadores. El estadio más grande de Venezuela. Ahí se plantea, una y otra vez, el asunto de las prioridades. El estadio, que cuesta una millonada, ¿es acaso la necesidad más urgente o más importante para el estado Monagas? ¿Quién lo decidió así? Ahí es cuando el papel de los consejos comunales se hace esencial. Y el del sentido de la planificación urbana y territorial. Democracia, esto es, decisiones desde abajo. La verdadera democracia popular. ¿Cómo sabemos que el estadio gigantesco y multifuncional es algo más que para satisfacción personal del gobernador? ¡El más joven del país construye el estadio más grande del país! Así, por lo menos, el domingo pasado, lo ha expresado en TV. Cabe preguntarse si así vamos hacia el socialismo. ¿A qué se refiere?"La sociedad refleja en las características formales de sus ciudades un espectro que abarca desde formas de vida perfectamente asimilables a las modernas condiciones del desarrollo global, hasta manifestaciones de algunas de las formas de miseria más agudas que se dan actualmente en el planeta. La ciudad luce una fisonomía nacida de la improvisación, y de la incompetencia e irresponsabilidad de su dirigencia política para encarar los procesos sociales que han conducido a su caótica situación urbana. La fisonomía urbana de la ciudad constituye un elocuente reflejo de esas circunstancias. Su desborde megalopolitano se ha producido sin que la ciudad haya sido equipada con las condiciones de salubridad, seguridad, comodidad y armonía mínimamente exigibles en plena modernidad contemporánea. Y esta mayoritaria condición convive con enclaves burgueses que emulan arquitectónicamente modelos norteamericanos de tipo comercial y especulativo". Suena conocido, ¿verdad? Pero el asunto es que quien habla así, no se está refiriendo a la condición urbana de Caracas o de cualquiera de nuestras ciudades. Está hablando de Lima y del Perú. Es el conocido arquitecto peruano Frederick Cooper Llosa, (El País, Esp. 3.6.2006) que manifiesta públicamente su inconformidad radical y su decepción frente a cómo se ha manejado, en su país, el problema urbano. Agrega Cooper llosa: "Existe una mínima presencia del Estado -del Gobierno central y de los municipiosen el suministro de espacios o edificios públicos: hace décadas que en Perú la autoridad política no propicia la arquitectura de servicios, vale decir, prácticamente no se hacen hospitales, bibliotecas, obras recreativas o escuelas, salvo esporádicamente construcciones por lo general de pobre calidad, muchas veces producto del favoritismo político. La vivienda, el tema central de la arquitectura contemporánea, ha sido invocada como un instrumento para atraer clientela política más que como un medio para proveer a toda la ciudadanía de un servicio básico que brinde una mejor calidad de vida. Las posturas de los tres principales candidatos en juego han ignorado el hecho de que una silenciosa mayoría, la población rural (aproximadamente 50% de la población del Perú) que sobrevive completamente al margen de las instituciones, ha estado ausente de la campaña. En las principales ciudades peruanas aparece reflejada esta indiferencia: el día a día para la mayoría significa carecer de transporte público, suministro de agua y saneamiento, equipamiento y servicios sociales básicos. Situación de indigencia que es ignorada por la clase política y por la enorme mayoría de la dirigencia empresarial e intelectual del Perú". Vale la pena escuchar al arquitecto peruano. Y comparar. Objetivamente. Reposadamente. Son evidentes las diferencias entre aquello y esto. Aquí no pueden ignorarse las amplísimas políticas de desarrollo del transporte público. No pueden ocultarse las ingentes inversiones en servicio médico, escuelas y vivienda. No se puede desconocer el interés prioritario del Gobierno en todo lo que concierne la estructura física para la salud y la educación. Únicamente una ceguera ideológica crónica y obsesiva puede darle la espalda o negarlo. Ahora. Hay errores. Hay defectos graves. En la vivienda, por ejemplo, el caballo no anda o, si se quiere ser más moder nos, el carro no arranca. La combinación de varios factores: metas difíciles de alcanzar, incompetencia de la dirigencia, prioridades equivocadas y un empresariado remolón y demasiado al acecho de fáciles ganancias, han producido un manifiesto estancamiento, una conflictividad social y una pérdida de tiempo y de oportunidades francamente perversos. Pero la comparación con casos cercanos y contemporáneos como el del Perú, enseña muchas cosas. Enseña a entender la naturaleza y la magnitud de los cambios que están ocurriendo en Venezuela. Y también ayuda a rescatar para el debate, aspectos que todavía no están resueltos, ni aquí ni mucho menos, por supuesto, en el Perú o en cualquiera de nuestros países hermanos. El dilema-tragedia de nuestras ciudades sigue siendo una exigencia permanente que reclama nuestro cuidado inmediato y prioritario. Y una intervención planificada, inteligente y creativa por parte de los actores involucrados: gobierno y comunidades. |
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