lunes, 25 de febrero de 2013

AyB 077 - 15 Marzo 2007

Ultimas Noticias | Jueves 15 de Marzo de 2007



¡Ay, la ciudad socialista!

Henrique Hernández / Alejandro López /Juan Pedro Posani / Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com


A estas alturas ya debería estar claro para todos que nunca ha existido, hasta ahora, una verdadera ciudad socialista, por la sencilla razón de que hasta ahora no ha existido en ninguna parte una verdadera sociedad socialista.

Ha habido intentos generosos, ha habido ensayos heroicos. Pero desviados, mal desarrollados y peor ejecutados, han terminado en disfraces y caricaturas del socialismo. A veces, peor, en dictaduras atroces. Ni siquiera Cuba, atropellada y cercada por el Imperio, ha tenido la oportunidad de desplegar y aprovechar en toda su integridad las ventajas sociales del socialismo.

Pero, por esas extrañas coincidencias y azares históricos, para cuya explicación sociólogos, politólogos e historiadores, se devanan los sesos con variados y pintorescos resultados, al 'loco' de Chávez se le ocurrió que podíamos atrevernos a ensayar aquí un verdadero socialismo ¡Vaya tarea les tiró a los pobres venezolanos, que todavía no se han recobrado de las borracheras consumistas petroleras y de los sustos y debacles tipo viernes negro! Debemos entonces comenzar a pensar la ciudad socialista. Pero, en verdad, lo que tenemos entre manos, y alrededor nuestro, es el padecimiento y las escasas alegrías que nos ofrecen nuestras atormentadas ciudades subdesarrolladas. Y decimos sub-desarrolladas porque el desarrollo - que la cuarta república no ha conseguido - es una idea, una meta definida como el desarrollo que sí han conseguido los países altamente industrializados, justamente, 'los desarrollados'. El modelo urbano sería entonces una combinación híbrida de Tokio con París, Houston y Pekín, cuya sola mención despierta a Superman y a la imagen de Ciudad Gótica.

Pero así nos han entrenado: para dedicar nuestra vida y nuestro trabajo a imitarlos.

Hoy, gracias a muchas cosas y a muchos acontecimientos, podemos repetir valientemente la frase famosa de Simón Rodríguez: "¡o inventamos o erramos!" Así, pues, a inventar la ciudad socialista.

Pero resulta - insistimos que nuestro capitalismo no se ha desarrollado como verdadero capitalismo. Ha sido hasta ahora una imitación, pésima imitación de aquél. Y hay una tesis, muy repetida, que lo que cabe, hoy y aquí, es desarrollar nuestro capitalismo, para que con el tiempo y los correctivos necesarios lleguemos, ya evolucionados, a acceder a ser como Suecia, el socialismo sensato. Una vez lo dijo el presidente Chávez: el objetivo es erradicar la pobreza y llegar a que todos seamos clase media.

Eso no es socialismo, pero no estaría nada mal. De allí que la discusión necesaria acerca de la ciudad socialista debe trasladarse a la discusión de cómo hacer que ésta ciudad actual capitalista, injusta, desordenada, con urgencias angustiosas y a menudo catastróficas, con todos los atributos de una ciudad que es el aposento de una sociedad igualmente subdesarrollada, - sea justa, igualitaria y de buena calidad para todos.

Y esta es, sin duda alguna, una misión de inmensa urgencia.

Pero hay quien sostiene, también desde hace mucho tiempo, que las semillas del socialismo hay que sembrarlas de una vez, sin esperar a que la igualdad y el bienestar sean universales. Por lo que se oye y se lee, el asunto político, afortunadamente, va por ahí.

Las cosas, en verdad, son extremadamente complejas - como generalmente ocurre - y las ideas, confusas. Algo sí debería estar claro: corregir radicalmente las ciudades actuales, es indispensable. Diseñar ciudades nuevas, con los rasgos nuevos que correspondan a una organización social superior, la socialista, cuando y donde ella aparezca, es tarea también necesaria. Conclusión: ambas estrategias deben entonces conjugarse y articularse. Buen trabajo inmediato para los arquitectos y urbanistas de buena voluntad.

El Suvi, sube o se encarama


Según ÚN (07-03-07) el programa de sustitución de ranchos por viviendas en 2006 logró 15.721 sustituciones de 40.626 programadas. También informa que de las 150.000 viviendas a construir en 2006 se completaron 75.919, aunque otra fuente señala sólo 34.000 en el año.

Cualquiera que sea la realidad, parece que las autoridades de vivienda no han modificado el enfoque cuantitativo.

Las cifras siguen siendo la pregunta de las '64 mil lochas fuertes'. Producir 200 mil viviendas al año es posible, pero hace falta visión y preparación. Ello toma tiempo y requiere eficiencia, conocimiento de la realidad y de la potencialidad de nuestra industria, profesionales y comunidades.

No se observa ningún paso en conocer y tomar las medidas para estimular y poner a producir a la industria criolla.

Tampoco se ve interés en dirigir el rol del gobierno central en crear las condiciones para que los otros ámbitos de gobierno, los privados y las comunidades, asuman la ejecución de una política audaz del poder central. Y menos aún, un programa masivo de producción de tierra urbanizada para que el país en pleno construya las casas necesarias y posibles.

No, no se ve, lo que se ve es la terca insistencia de estimar arbitrariamente metas y millardos ¿y al final del año?, asombro y excusas del incumplimiento anunciado. Aquí María Magdalena es incapaz, quien hace falta es el mismísimo Jesús, apóstoles incluidos.

¡Difícil rescatar una plaza!


¡Difícil rescatar una plaza! ¿Y mantenerla?. Cinco años tiene el Movimiento Ecosocial Madre Tierra intentándolo con la Lisandro Alvarado (inaugurada por López Contreras en 1938), la de mayor área de la Parroquia Sucre, en Pro Patria (Caracas).

Lograron en 2006 con la Alcaldía de Libertador sembrar 60 % de grama, reparar algunos postes de luz y aceras.

Pero, ¿Qué pasó? Abandonaron los trabajos por otros compromisos. Lo de siempre, no es prioridad. Una iniciativa comunitaria es frustrada por la gestión local. La comunidad quiere un puesto de la GN (es obvio para qué), cerrar zonas aledañas los fines de semana para disfrute colectivo, acondicionar áreas para vendedores de dulcería, diseñar paseos peatonales, reubicar y normar las líneas de transporte allí presentes, remozar las fachadas de los inmuebles cercanos, acordar con grupos locales actividades musicales, ecológicas, lúdicas, en fin, ocio creador y convertir estos espacios públicos en áreas para la construcción de ciudadanía. ¿Qué pensaría Simón Rodríguez? ¿Tiene sentido convertir la plaza en un espacio para convivir y disfrutar? ¿Es posible que la alcaldía lo entienda, acepte y los apoye decididamente sin migajas y sin caridad, con convicción y con la comunidad? ¡Pobre María Magdalena tiene mucho trabajo y milagros por delante!



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