sábado, 16 de febrero de 2013

AyB 037 - 08 Junio 2006
Últimas Noticias | Jueves 08 de Junio de 2006


El metrobarrio ¡bienvenidas, imaginación y audacia!

Metrocable de Medellín


Desde hace un tiempo atrás, en Caracas, en los predios de la Alcaldía Metropolitana, se viene revisando la viabilidad de construir una red de teleféricos para los barrios. Se menciona como experiencia valiosa, entre otras, el metrocable de Medellín en Colombia, que funciona desde 2004 con un impacto favorable en zonas parecidas a las nuestras.

¡Magnífico! Aunque es prematuro afirmar que esa es la solución, porque se requiere profundizar su factibilidad, así como la de otras opciones igualmente novedosas, produce una inmensa alegría ver fisuras en la rápida, convencional, torpe e imprecisa visión dominante sobre los asuntos urbano y de la vivienda.

Esta idea, cargada de imaginación y audacia, es una iniciativa talentosa que abre oportunidades para cambiar mitos y paradigmas. Cabe recordar las expresiones de un arquitecto brasileño, años atrás, palabras más, palabras menos, “la vivienda de los pobres no puede resolverse con ideas pobres”.

Así es, la pobreza requiere de inteligentes análisis y comprensión, para afrontarla con éxito, además de una carga importante de ideología que oriente decisivamente la real intención de superarla y sacar de la miseria a la mayoría de la población de nuestras ciudades y pueblos.

Al fin surge una 'luz en el túnel', la vivienda no sólo es un problema de construir casas, otorgar créditos, sino que también su accesibilidad, integración con la ciudad, cercanía a fuentes de empleos, servicios y equipamientos, es fundamental para que la vivienda sea lo que debe ser, un cobijo accesible, un lugar de descanso y formación de valores básicos, un sitio seguro ante desastres naturales, entre otras 'menudencias'.

El transporte público en los barrios y la vialidad requerida, son elementos fundamentales porque estructuran, relacionan, a los barrios internamente y al mismo tiempo los integra adecuadamente a la ciudad formal y a sus oportunidades y beneficios. En fin, es atacar uno de los problemas graves de la inmensa población pobre, que durante años ha resuelto el problema de vivienda con sus propios medios y el Estado no ha podido ayudarlos ni corregirles sus limitaciones y carencias, peor aún, no ha podido crear una institucionalidad ni la capacidad necesaria para anticipar los requerimientos de urbanismo y de viviendas para sus habitantes.

Un sistema de transporte en los barrios, como el que se estudia, debe integrarse a los existentes y complementarlos, como son el metro y la red de buses.

Además puede haber otras opciones que no serían excluyentes, como las plataformas o ascensores diagonales.

La visión actual de integración suramericana, da muestras de nuevas oportunidades para conocer y transferir experiencias exitosas, dentro de nuestras condiciones y necesidades, como las ciudades como Curitiba, Río de Janeiro y Bogotá, Medellín. Estas ciudades, como otras latinoamericanas y europeas (Bilbao por ejemplo), han adelantado programas interesantes, que debemos analizar rigurosamente, en transporte público masivo, regeneración urbana, ordenamiento urbano y previsión de su crecimiento, uso de barrios como rutas turísticas.

La satisfacción plena hoy a estas Aceras y Brocales, que recogerán a los habitantes de nuestros barrios cuando bajen de sus transportes aéreos, para conducirlos a sus empleos, parques, plazas, teatros, cines, que ahora también son de ellos y estarán a su alcance.


Ojo pelao con el síndrome electoral!

Nada sería peor para el futuro del país - de este país que intentamos que sea nuevo de verdad- que se programen y se realicen obras porque se está en año de elecciones. ¡Todos los años deben ser años de elecciones! Si se hacen obras para fines electorales, por mejores que sean las intenciones políticas, éstas se convierten en obras electoreras. Y políticas electoreras es lo más cuarta república que uno pueda imaginarse.

Los extraordinarios planes de obras que se están realizando este año, nos consta que están insertados en una planificación más general a mediano y largo plazo, que abarca a todo el país, a todas las regiones y a todos los diferentes niveles productivos. Es verdad, y no puede negarse, que toda contienda electoral tiene, en un mundo como el nuestro, una lógica suya propia que implica lograr la mayor respuesta en la votación al demostrar la efectividad de la gestión. Pero, lo que se realice en este año electoral debe servir de muestra de lo que puede y debe ser todos los años, dentro de un plan racional de desarrollo humanista, y en unas circunstancias que es deseable que sean de paz y de fervor creativo.

Recordemos que se hacen obras porque el país las necesita desesperadamente, no simplemente porque hay que ganar las elecciones. Si se pierde de vista este simple criterio, se corre el riesgo de que obras de evidente utilidad pública se instrumentalicen y pierdan el sentido político a largo plazo.

Sigamos pues, todos los años por venir, con el mismo ritmo de urgencias, que demasiadas cosas quedan por hacer.

¿Se volvieron locos?


Durante meses hemos visto crecer alrededor de la sede del Tribunal Supremo, una cerca metálica.

Por la altura, la densidad del enrejado, el espesor y tamaño de las vigas de hierro, y las dimensiones gigantescas de los miembros estructurales, podría haber sido tranquilamente la estructura de un edificio de varios pisos. Toneladas de hierro para cercar un edificio todo de concreto que de por sí parece un bunker. Una supercerca monumental, la más cara y más sólida del continente.

Los transeúntes se quedan admirados y sorprendidos: ¿será que se prevé el ataque de unos enemigos con tanques de guerra?
¿O no será más bien un jugoso negocio al amparo de un diseño de reja de alguien que cree estar en Bagdad?




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