La revolución en la vivienda (¡que está todavía por inventar!)
Carta abierta al
compañero Presidente
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P ara comenzar, permítanos,
Presidente, decirle compañero Presidente, que suena ya a socialismo
participativo y libertario, y no señor Presidente, como todavía le dicen, con
ese señor, herencia del siglo XIX, que sabe demasiado a propiedad y a
dueño.
En su Aló Presidente del domingo pasado, Ud. pasó revista a varios
proyectos de urbanismo y arquitectura que, con la participación de empresas
privadas o estadales, del país y de Irán, España, Uruguay y Brasil, van a
contribuir a aliviar el grave déficit de viviendas. No vamos a volver a discutir
el tema de la cantidad.
Es un tema de importancia capital, como todo el
mundo lo reconoce. Pero por esta vez vamos a dar por aceptadas todas las
estadísticas y proyecciones que se han ofrecido. No vamos a hablar de números.
Si se logrará producir la cantidad de viviendas, que por diferentes modalidades,
se están previendo, ¡magnífico! ¡Qué más quisiéramos! Pero hoy lo que
queremos es llamar la atención, si nos permite, sobre la otra cara del asunto de
la vivienda. Su calidad.
Porque de lo que estamos hablando es de la
revolución de la vivienda, tal como Ud. lo señaló con toda propiedad. Y la
revolución de la vivienda no es tan solo un problema de cantidad, es también y
sobre todo un reto que toca la calidad. Y hace falta entender, lo decimos con
angustia y desespero, Presidente, que la calidad de las nuevas viviendas no debe
concebirse tan solo como asunto de metraje -tantos m2- o de acabados -cerámica y
machihembrados de madera.
Más que cantidad. La
vivienda es muchísimo más que eso.
Es vivencia, espacio, verde, juego,
aire y temperatura, relación humana compartida y disfrutada.
Y eso no se
logra sino mediante un ajustado y complejo esfuerzo de diseño, que es
precisamente lo que desgraciadamente falta en casi todo lo que nos enseñó a los
telespectadores el domingo pasado.
¿Qué quiere que hagamos,
Presidente? A cuenta de que ministros y funcionarios, son ejemplos de lealtad, de
firmeza de principios revolucionarios y de entrega total al proceso ¿no digamos
lo que creemos que debemos decir para señalar que lo que se está haciendo podría
ser mucho, muchísimo mejor? Porque fíjese, compañero Presidente, Ud. está
diciendo algo importantísimo y verdaderamente comprometedor: Ud. está
hablando de la revolución de la vivienda, esto es, de la vivienda
revolucionaria. Como tarea a cumplir. Como meta a lograr. Y los ejemplos que
vimos, con algunas notables excepciones, de todo tienen menos de
revolucionarios. En su mayoría son ejemplos sí, pero de mediocridad, de
desconocimiento, de ausencia total de talento, de atrevimiento y de
audacia.
Y también de total desconocimiento de todo lo que ha desarrollado
la buena arquitectura venezolana moderna en los últimos 70 u 80 años. ¿Dónde
está la enseñanza de Carlos Raúl Villanueva, la de Fruto Vivas, la de muchos
arquitectos e ingenieros que durante décadas han probado que existe un talento
real para enfrentar con soluciones adecuadas las condiciones tan peculiares que
corresponden a este punto tan singular de globo donde vivimos, luchamos y
morimos.
Diseñar para este país es
inventar. Este país, compañero Presidente, y es un atrevimiento
repetírselo justamente a Ud., que defiende con gallardía el concepto de la
autonomía cultural, de lo endógeno y de la independencia, este país debe hallar
rápidamente una arquitectura, un urbanismo, un diseño del territorio, que
correspondan a la calidad de vida que queremos alcanzar, en plena consonancia
con la organización social y política que nos señala la constitución. Y lo que
hemos visto, Presidente, han sido cajas muertas con huecos, carentes de atención
imaginativa a las condiciones ambientales, repeticiones, anónimas y sin vida, de
esquemas productivos obsoletos, sin sentido de comunidad ni de espacios libres y
alegres para que en ellos se desarrolle un nuevo sentido de fraternidad, con la
organización que corresponda al comienzo de un mundo nuevo y no a la repetición
burocrática del viejo.
Los ejemplos que Ud. nos enseñó, a quienes tenemos
alguna experiencia específica, no suscitan sino pena y vergüenza.
Es casi
una sensación de impotencia.
No es posible que con el reto extraordinario
de construir en este ángulo del mundo una sociedad urbana distinta, que rescate
nada menos que la utopía del buen socialismo - y ¡ojo! con el mundo
observándonos atentamenteque estemos nosotros avalando soluciones tan pobres,
tan ausentes de imaginación y de atrevimiento, tan faltos de historia y de
talento.
No es tan sólo asunto de
presupuesto. Que no se nos diga que es problema de tiempo y de
presupuesto. El precio del petróleo y el control nacionalista de Pdvsa, no generan dificultades
grandes del punto de vista de la disponibilidad de recursos.
Y el buen
diseño, inteligente, funcional, ecológico, ayuda siempre a resolver los
problemas de tiempo y de costos.
Eso hay que entenderlo: no es posible
comenzar de nuevo, desde cero, digamos desde 1930 o 40, como si no se supiera
hacer nada mejor y como si no existieran universidades, notables premios
nacionales, experiencias de décadas y décadas, y un ejército de arquitectos
jóvenes ávidos de participar.
Compañero Presidente, quienes queremos que
este proceso tenga éxito para el bien de Venezuela, de América Latina y del
mundo, tenemos el convencimiento que es nuestro deber ejercer una crítica
constructiva, y es por ello que afirmamos que la nueva sociedad, a la cual Ud.
nos convoca, se merece un diseño de arquitectura y de ciudades más audaz y más
coherente. ¿A qué le tememos?
Ya es tiempo de no seguir cometiendo errores en
el hábitat.
Errores que luego se los van a cobrar al proceso. Inventar la
nueva ciudad es un reto ambicioso.
No le cortemos las alas a su vuelo.
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Nueva Tacagua: Una triste historia de la ingeniería venezolana
En 1974
se expropian los terrenos donde Inavi construye 2.727 viviendas, conjunto que se
ha conocido como Nueva Tacagua (NT).
Se sabía con
antelación de la presencia de fallas geológicas que afectaban a esos
terrenos. Ya en 1938, en el primer vuelo aerofotogramétrico de la
zona, se observan deslizamientos importantes, no obstante se compran los
terrenos y se inician las obras.
Para el año 1986, el Imme UCV durante el
evento Vivienda 86, señala al Inavi que no se debe continuar construyendo en la
zona.
En 1987 el Ministerio de Energía y Minas califica la zona de
Riesgo elevado, generalizado y profundo.
La
construcción de Nueva Tacagua es una mancha para la ingeniería
venezolana. En marzo de de 1999 el presidente Chávez declara la
zona inhabitable y se establece el compromiso de reubicar a las 2727 familias
que habitaban en Nueva Tacagua.
Hasta el año 2004 el Inavi había
reubicado a 846 familias y se les dio prioridad de ocupación a las familias de
NT en los nuevos desarrollos de vivienda.
Hoy el desamparo de las familias
deNTcontinúa siendo noticia.
¿Cómo pueden seguir viviendo estas familias
en edificaciones amenazadas de colapso?
Más de 8.000 personas que hicieron su
vida en NT, niños que hoy son adultos, familias que formaron sus lazos sociales
en una comunidad que hoy debe dispersarse y trasladarse a otros lugares
empezando de nuevo ¡una tragedia humana!
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