lunes, 25 de febrero de 2013

AyB 078 - 22 Marzo 2007

Ultimas Noticias | Jueves 22 de Marzo de 2007


Henrique Hernández / Alejandro López /Juan Pedro Posani / Alfredo Roffé


Ciudades socialistas ya



Ya sabemos y todos lo dicen que hay que estudiar, reflexionar, hacer historia crítica, aprender de las experiencias positivas y negativas, inventar (si no perecemos), imaginar crear, lo que puede ser una ciudad socialista. Todo esto es importantísimo. Como lo son, constituyendo su contexto, la integración, la igualdad, la solidaridad, la libertad, el bienestar común, la elevación de la calidad y cantidad del nivel de vida, el ejercicio del poder popular, entre sus pobladores.

También se acepta que hay dos grandes cuestiones diferentes. La de las ciudades existentes y la de los nuevos desarrollos. Aparentemente esta última es un pelo más sencilla que la otra. Además el gobierno revolucionario insiste continuamente en la Misión Villanueva. Las nuevas ciudades, o por lo menos los nuevos grandes desarrollos, los conglomerados. Dada la urgencia revolucionaria no se puede esperar mucho para iniciarlos. Hay que comenzar ya. La reflexión debe ser violenta y producir resultados operativos que puedan incorporarse al diseño y la construcción de las nuevas ciudades, de la Misión Villanueva.

Con este propósito sería importante resolver algunos aspectos. Pensemos, por ejemplo, en el transporte. ¿Cada familia o cada pequeño grupo debe poseer su propio medio de transporte? ¿Sería este el ideal a alcanzar? Diversas iniciativas del gobierno revolucionario parecieran estar orientadas a ese fin. ¿O por el contrario se debe más bien represar el uso del carrito individual y estimular y promover el uso del transporte colectivo? ¿Hasta donde y bajo que regulaciones deben coexistir el transporte individual y el colectivo? Esta es una decisión de enorme importancia para el diseño.

Si se aspira al uso masivo del automóvil individual cada vivienda debe tener un puesto ¿o dos? de estacionamiento, ya sean dentro de su propia parcela o en estacionamientos colectivos bien mantenidos y equipados. Además tiene que haber una calle que permita que el automóvil llegue y salga de la parcela residencial. El diseño y la utilización de la tierra cambian radicalmente según la respuesta que se escoja.

Un subproblema de esta cuestión es el transporte escolar. ¿Se debe permitir que cada niño viaje en vehículos distancias a veces considerables, que pase a veces horas montado en un vehículo? ¿O se debe establecer que cada niño vaya a su escuela a pie? El transporte escolar en Caracas, por ejemplo, es un problema de primera magnitud. La diferencia en el tráfico en meses de vacaciones y meses de clases es tan marcada que es un tópico común en la conversación del caraqueño. Sin contar las horas de sueño perdidas, las horas de recreación perdidas.

Claro que eliminar el transporte escolar implica que existan suficientes escuelas racionalmente distribuidas. Pero una decisión de este tipo también influye marcadamente en el diseño y la construcción de las áreas residenciales.

¿Van a existir centros comerciales? ¿Debe admitirse el tráfico de gandolas y camiones que distribuyen bienes en las mismas vías de uso residencial? Hay centenares de preguntas de este tipo que habría que responder al ponerse a diseñar y construir los desarrollos previstos en la Misión Villanueva. Claro que algunas son muy importantes y otras menos. Pero las importantes hay que formularlas y responderlas a todo tren. La realidad no se construye con disquisiciones de gran nivel poético o abstracciones profundamente antropológicas.

Además están todos los problemas de las ciudades existentes. ¿Será posible que la ineficacia y la corrupción administrativa entorpezcan y manchen el proceso revolucionario, también en este campo?

Misión Villanueva


Con el nombre de uno de los más grandes venezolanos del siglo XX, Carlos Raúl Villanueva, el domingo pasado se estrenó la misión homónima.

Tal vez pocos habitantes de este país tiene conciencia que con ello la revolución bolivariana realiza un acto de suprema justicia cultural. Era arquitecto. De los grandes. En el "Aló Presidente" faltó una breve descripción de su vida y de su obra. Con él se nombra a uno de los hijos de esta tierra que con más dedicación se dedicó a construirla, a construirla bien. Y a formar jóvenes, y a dejarle al país un extraordinaria obra que nos ha ubicado en el mapa de la gran arquitectura moderna del mundo.

El maestro Villanueva fue un venezolano de quien todos debemos estar orgullosos, ubicado como está al lado de Reverón o de Gallegos. Hombre de gran modestia y optimismo, y de contagiosa alegría, autor, entre tantas obras, del Aula Magna de la Ciudad Universitaria y de "El Silencio" - a pesar de pertenecer a una familia de "buena cuna" y de buen dinero, jamás estrenó lujos aparatosos ni anduvo en un carro equivalente a un Hummer. Y es preciso recordar -al ver las maquetas y los planos de lo que se pretende construir en una misión que lleva su nombre- que Villanueva siempre se exigió a sí mismo y les exigió a los demás la máxima calidad de diseño posible.

Es también lo que debemos exigir a su Misión, en su nombre y memoria. Es lo menos que podemos pedir si queremos que estos grandes cambios que estamos pariendo, tengan la grandeza y generosidad de los números, pero también de la calidad.

Extrañas noticias

El sábado pasado, en Debate Abierto un excelente programa de la Radio Nacional, los escuchas pudieron oír unas denuncias realmente impresionantes. Metro Los Teques contratando, supuestamente por asignación directa, por montos tres veces superiores (¡!) a los ofertados por una cooperativa de profesionales.

¿Algún guiso? Es de sospecharlo. Sería gravísimo. Pero además de esto, muy acertadamente los profesionales de la cooperativa señalaron que, en contra de lo estipulado por el Estado, Metro Los Teques no se ha ocupado mínimamente del contexto físico y el entorno social, afectados por el impacto ambiental de los trabajos. Formidable la decisión de hacer grandes inversiones en proyectos utilísimos de nuevas redes de transporte público. Entre ellos, por supuesto, el del Metro de Los Teques y ahora el de Guarenas-Guatire. Pero, lástima que parece inevitable que todo se embarre.

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