lunes, 25 de febrero de 2013

AyB 061 - 23 Noviembre 2006

Ultimas Noticias | Jueves 23 de Noviembre de 2006


¿De quién es la ciudad?

En Venezuela hemos iniciado un proceso novedoso que se ha llamado socialismo del siglo XXI. Hasta ahora tiene una fuerte semejanza con el estado de bienestar, es decir el estado socialdemócrata, caracterizado en una redistribución de la riqueza sin eliminar la propiedad privada. El sistema de cooperativas, propiedades privadas colectivas de personas naturales, está ampliamente aceptado. También el de las sociedades anónimas, propiedades colectivas de diferentes características.

Hay un gran énfasis en las cooperativas, y en programas masivos para otorgar propiedad individual, como otorgar títulos de propiedad de la tierra en los barrios y las urbanizaciones populares. Es decir, formas de propiedad privada. También hay otros programas como los cogestionarios donde tampoco se elimina la propiedad privada.

Pero en todos los casos hay un gran esfuerzo en promover la propiedad colectiva. Y si algo es esencial al socialismo es el respeto a la propiedad colectiva.

En nuestras ciudades, Caracas es ya un caso extremo, vemos cómo todos los días el espacio público, que es una propiedad colectiva de todos los ciudadanos, de todas las personas que lo usan, es apropiado en forma individual.

La economía informal, con mentalidad capitalista - esto no debe ser ocultado por respeto a las lamentables condiciones en que se desenvuelve su trabajo se apropia de ese espacio público e impide a los demás ciudadanos utilizarlo.

Hay grandes áreas de la ciudad donde esta forma de apropiación contra lo que es de todos, contra el socialismo del siglo XXI, se ha establecido en forma alarmante. El Cementerio, el Boulevard de Sabana Grande, la Plaza Diego Ibarra y tantos otros. Hay otras zonas amenazadas por la apropiación inmediata por parte de esta forma de propiedad privada 'de facto'.

Por ejemplo las Avenidas Estadio y Las Ciencias de Los Chaguaramos y Santa Mónica y la Avenida Solano en Sabana Grande. Todas las semanas, todos los días, se instalan tarantines de todo tipo, desde vendedores de frutas y videos que van ocupando los canales de circulación, hasta los grandes botiquines al aire libre y los dueños de los negocios adyacentes, que no contentos con construir en los retiros invaden las aceras con mesas, sillas y toldos para ofrecer la mercancía en mesones o en el mismo suelo.

Derecho al trabajo y derecho a la ciudad. Los que viven del mercado informal tienen derecho al trabajo, a vivir y sobrevivir. Es necesario, es obligatorio encontrar soluciones para estos venezolanos, cuya mayoría sufre y trabaja en unas condiciones de vida absolutamente inaceptables. Pero es conocido el hecho de que no siempre son buhoneros los invasores. Detrás de ellos, y utilizándolos, muchas veces actúan empresas mafiosas que se aprovechan del comercio informal creando una situación de franca y notoria delincuencia.

El problema se discute y se discute, pero no se advierte de parte de los gobiernos municipales y regionales, el diseño de programas concretos bien elaborados y con suficiente información al público. Mientras tanto el pueblo, la ciudadanía que usa la estructura física de la ciudad, que la recorre a pie, y pretende hacer uso normal de las aceras y de las calles, sufre el despojo creciente de su derecho a una vida urbana con un mínimo de calidad. Se pueden hacer preguntas: ¿por qué no se terminan de construir los mercados populares ya iniciados y no se comienzan nuevos? ¿Por qué no se construye una red de pequeños mercados populares con la misma orientación? Hasta en El Cementerio se está anunciando un Centro Comercial - pero, ojo, privado - especial para este tipo de comercio. Barreto tiene una especial facilidad para los decretos de expropiación. ¿Por qué no se expropian los terrenos adecuados para esos mercados populares? Nos hemos referido a la relación entre la ciudad, que es de todos, y las invasiones de la economía informal, que es de unos cuantos. Hay un evidente descontento con relación a la falta de actuación en lo que toca a este tipo de propiedad social del país. Y ello no debe dejarse para mañana.


Preguntas buhoneriles

¿Quiénes son buhoneros? Para algunos, son padres de familias que se ganan la vida de la mejor forma que pueden. Para otros, una serie de parásitos, malandros y sucios, que no quieren trabajar. Para los alcaldes, un problema grave.

¿Qué venden los buhoneros? Para algunos, aquello que se necesita y que es más barato.

Para otros, pura basura inservible y piratería. Para los alcaldes, de todo.

¿Dónde se ubican los buhoneros? Para algunos, en las aceras y calles de mayor tránsito. Para otros, en todas partes, como una plaga. Para los alcaldes, por allí, en los sitios más incómodos.

¿Cuántos buhoneros hay? Para algunos, bastantes. Para otros, millones. Para los alcaldes, no saben.

¿Cómo se resuelve la buhonería? Para algunos, hay que aceptar que son parte de una realidad, censarlos, ordenarlos, permitirlos en algunos sitios, construir centros comerciales nuevos para reubicarlos y crear nuevos empleos. Para otros, a peinillazo limpio e impidiendo que se vuelvan a colocar en las aceras. Para los alcaldes, no saben si a peinillazo limpio, o iniciando la construcción de centros comerciales que nunca se terminan - y haciéndose los locos hasta que termine su período.

¿Por qué hay buhoneros? Para algunos, porque es una forma inevitable de economía propia de países subdesarrollados. Para otros, depende, si son gobierno, porque son herencia del anterior gobierno, si son oposición, es culpa del gobierno. Para los alcaldes, no saben, ese rollo estaba ahí cuando ellos fueron electos y ni se imaginaban que fuera tan grave .


¿Cuándo desaparecerán los buhoneros? Para algunos, cuando florezca la economía, que se reducirán a mercaditos pintorescos, algunos días de la semana, en algunos sitios, con toldos en colores y tarantines bien diseñados, ordenados, limpios, venderán lo típico del país y los visitantes y turistas los apreciarán mucho.

Para otros, cuando haya autoridad de verdad y se les haga ver como es la cosa. Para los alcaldes, dios mediante, ojalá sea pronto.

 

Los lectores sobre lo mismo

Frank Salcedo nos escribe y sostiene que habría que "hacer un análisis sistemático del flujo peatonal en la ciudad" y propone incentivar nuevas zonas comerciales para la economía informal, fuera del centro, en El Cementerio, en el eje San Juan, Qta. Crespo, Catia. Insiste en que conviene abrir un debate público para recomendar soluciones y que continuemos con el tema.

Aceptamos con gusto la propuesta. Nuestros lectores habrán notado que estamos en eso. No nos cansaremos de insistir en que mientras no hallemos arreglos para problemas como el de la economía informal, entre otros igualmente dramáticos o más, las ciudades venezolanas no alcanzarán a tener el carácter de alta calidad de vida que los ciudadanos se merecen y que, en toda justicia, debían haber tenido desde hace muchas décadas. Las condiciones en que se han desenvuelto las ciudades del país desde hace más de medio siglo, tienen responsables.

Y no está demás preguntarnos, una y otra vez, a las puertas de elecciones trascendentales, quienes han sido los verdaderos responsables de lo que ya en 1997 el maestro Arturo Uslar Pietri calificaba como "el hecho doloroso de un gran fracaso nacional".

Ahora nos toca la tarea de enmendar un gran error histórico que por supuesto tiene sus evidencias más contundentes en la condición urbana que clases dirigentes irresponsables nos han legado. Y la economía informal no es sino una faceta de ella.


© Copyright 2006.
Cadena Capriles C.A.
Todos los Derechos Reservados

No hay comentarios:

Publicar un comentario