lunes, 25 de febrero de 2013

AyB 062 - 30 Noviembre 2006

Ultimas Noticias | Jueves 30 de Noviembre de 2006



¿Segundos pisos en las autopistas?


El tráfico caraqueño ha llegado otra vez a niveles de ineficiencia absolutamente insoportables. Horas de colas para casi todos los destinos les están restando horas de vida útil a todos los habitantes de la ciudad.

En el sistema vial, como resultado de la economía creciente, han entrado miles y miles de nuevos carros, y el resultado inevitable ha sido el caos, la impotencia, el desespero y el enorme gasto social que todo ello representa. Cabe preguntarse, ¿qué hacer? Una respuesta, entre tantas, estriba por supuesto en programar inversiones importantes en mejorar el sistema vial.

Las autopistas, como arterias principalísimas, podrían tal vez doblar su capacidad con segundos pisos en los tramos más estrangulados por el volumen de carros. Es un asunto, sin embargo, a considerar con cuidado. Con independencia de la oportunidad inmediata de mitigar el peso dramático de un tráfico ineficiente, es necesario recordar lo que ha representado en la relativamente corta historia del transporte automotor urbano, la carrera entre aumento de vehículos y aumento de la infraestructura vial.

La experiencia universal es que aumentar los kilómetros de calles, avenidas y autopistas, no hace sino paliar momentáneamente el problema. Al cabo de un tiempo, la combinación entre crecimiento demográfico y crecimiento del parque automotor, vuelve a poner en perspectiva la construcción de una inmensa pista de cemento y asfalto que cubra a todo el planeta como solución definitiva. Así habremos dado justo reconocimiento al vehículo individual como señor absoluto de las comunicaciones. Y, a la vez, amplio espacio a los intereses de los productores de carros, ubicados antes en Detroit y ahora en cualquier parte de Asia.

Ojo con la experiencia. Volvemos a la experiencia internacional -y no hace falta ir muy lejos: ahí están Bogotá o Curitiba. Tan sólo una antipática (y sin embargo necesaria) restricción del uso del vehículo individual y un contemporáneo ingente e inteligente incremento de excelentes sistemas intermodales de transporte público (tren, metro, autobuses, microtaxis, etc.) pueden solucionar progresivamente el gravísimo problema del tráfico y de las comunicaciones. Autopistas de varios pisos pueden ser una solución relativa a mediano plazo (bien costosa, entre otras cosas), pero en términos estratégicos son tan sólo pañitos calientes para heridas profundas.

Con las mismas inversiones se puede organizar un eficiente sistema (micro y macro) de transporte público. ¿Escépticos? También lo éramos con relación al sistema público de salud y se está demostrando que en poco tiempo Venezuela podrá contar con el mejor de América Latina. Así pues, ahora que estamos por fin tratando de reorganizar el país de raíz, conviene tener muy presentes estas experiencias.

Cómo destrancar a Caracas


La ciudad es una de las grandes creaciones de la humanidad. En ellas convivimos y compartimos.

En ellas crecemos y nos desarrollamos o en ellas nos amargamos y sobrevivimos mal que bien.

Entonces, las ciudades son importantísimas, lo fueron en la antigüedad cuando los imperios tomaban sus nombres de ellas, y lo son hoy cuando agrupan a la mayoría de la población y de los recursos de muchos países.

Por ello, deben tener prioridad, y particularmente en un proceso de cambios como el de Venezuela.

Deben ser eficientes. Para que funcionen, deben tener alcaldes y profesionales inteligentes, conocedores de los temas urbanos, audaces para tomar medidas de largo alcance, honestos y entusiastas. Hay que "pensar" la ciudad, comprenderla, conocerla con datos rigurosos y prospectivos, y planificarla.

Hay que ejecutar obras y medidas prioritarias, sin interrupciones, y administrar con eficiencia el desarrollo y funcionamiento diario de todos los aspectos que componen a una ciudad.

En Caracas, por ejemplo, casi todo el transporte superficial está en manos privadas, a excepción del Metrobús. Autobuses, busetas, por puestos, son administrados por cooperativas, asociaciones civiles y similares, que negocian -más que eso, imponen, dada la incapacidad y debilidad de los municipios-, las condiciones operativas de las unidades, las rutas, las paradas (recuerden el "donde pueda señor"), los horarios (cuando llueve brillan por su ausencia), entre otros aspectos.

El interés de particulares jamás podrá tener la visión, comprensión, recursos ni disposición para planificar, desar rollar y administrar un sistema inte g ral de transporte urbano masivo.

Ese es un asunto de Estado, en el cual los particulares tendrían claramente definida su participación. El otro medio de transporte "masivo" es el vehículo privado.

Claramente en contra de la racionalidad urbana. Conocemos sus impactos (relación entre el área que ocupa y el número de pasajeros, contaminación, congestionamiento de calles y autopistas, horas de colas, etc) ¿Qué hacer? Primero, entender que el transporte debe ser planificado, público, masivo y eficiente.

Segundo, ordenar la ciudad, lo cual disminuye viajes innecesarios si las escuelas, centros de salud, parques, mercados, canchas, etc, se distribuyeran equitativa y equidistantes de urbanizaciones y barrios y si los servicios de agua, luz, gas, teléfono, etc, se simplificaran y agilizaran sus trámites, además de ubicarse en paradas y estaciones de buses, metros y trenes, centros comunales, etc.

También hay que estudiar horarios diferenciados en centros educativos y comerciales, bancos, organismos públicos, empresas e industrias. Tercero, muy importante, administrar el tráfico, es decir, observar y hacerle seguimiento continuo, tomar medidas diarias para ajustarse a las horas de poco y mucho tráfico, señalizar calles, ajustar semáforos, reglamentar paradas, horarios, rutas, estacionamientos en las vías, penalizar infracciones, etc.

En resumen, el tráfico es algo más que vías y vehículos, es gente inteligente, es planificación y ordenamiento urbano y es una eficiente administración y
seguimiento diario. Es un problema político y técnico.

Político, porque requiere una decisión de Estado, y técnico, porque requiere conocimiento y dominio del tema. En Venezuela hay un gobierno capaz de tomar la decisión, ha dado pasos en ese sentido; también hay la capacidad profesional, pero poca, que ha sido convocada para aportar sus conocimientos. Los caraqueños se merecen un tremendo sistema de transporte superficial que complemente al Metro. La pregunta es ¿cuándo?



Los lectores escriben

Mariano Goldberg nos escribe sobre el tema de la economía informal. Afirma al comienzo que: "eliminar este fenómeno, o reducirlo a menores proporciones no será posible ya que es un medio de vida de una extensa población de la ciudad, de una población que es emprendedora y activa a la cual es necesario ayudar". Recomienda, en todo caso: "la construcción de una gran edificación de áreas asignadas bajo un pago simbólico, no revendibles y bajo el control municipal, con todos los servicios sanitarios, guarderías y hasta escolares". De manera parecida: "convertir la Calle Real de Sabana Grande en bazares cubiertos con lonas de colores sobre estructuras metálicas livianas, con núcleos sanitarios y depósitos... sembrando una arboleda adecuada para ofrecer sombra... y transformar la calle en un agradable ambiente bajo control municipal". Sugiere que del mismo modo se podría trabajar El Cementerio (convertido en parque), la plaza de las Tres Gracias y hasta el Helicoide. No son proposiciones nuevas pero ratifican la posibilidad de hallar remedios sensatos para la permanente expansión de los puestos de buhoneros.



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