lunes, 25 de febrero de 2013

AyB 065 - 21 Diciembre 2006

Ultimas Noticias | Jueves 21 de Diciembre de 2006



Arquitectura tiene su museo



El Museo de la Arquitectura tendrá su sede en el edificio de Carlos Raúl Villanueva

Sin arquitectura no hay vida. Sin un espacio de protección, no importa si fijo o nómada, no se desarrolla civilización. Es por ello que es fundamental para un país y para su cultura, el ejercicio de una buena arquitectura, con un buen diseño, con aciertos en la construcción de espacios que respondan de la mejor manera a las condiciones ambientales y a las exigencias funcionales.

Y es importante también conservar sus memorias y difundir los valores, en todos los niveles, de sus mejores logros. Es por ello que es muy acertada la decisión del Ministerio de la Cultura de incluir entre el programa de nuevos museos, a realizarse durante el año 2007, al de Arquitectura. En paralelo con los de Ciencia y Tecnología, La Palabra, Historia, Diversidad Cultural, Cine, Creatividad Popular, y los bolivarianos.

El de Arquitectura tendrá la tarea, primeramente, de reunir en su colección toda la documentación que ilustre la ingente labor que el hombre, desde sus comienzos más remotos hasta el día de hoy -y el de mañana en proyectos e ideas- ha realizado creativamente en el territorio que es Venezuela.

Tendrá además que elaborar y ejecutar planes dinámicos para exhibir de manera clara y didáctica el material reunido. Y lo que es igualmente crucial, preparar cursos, seminarios, ciclos de debate, conferencias y todo lo que pueda ser más conveniente para una sana confrontación de ideas y de proposiciones y para la comparación crítica de resultados y realizaciones concretas.

A lo anterior hay que añadir que el museo no será un centro de meras exposiciones, sino un lugar de encuentros y de reencuentros. Un cafetín y una librería especializada, ayudarán a que profesionales y estudiantes, así como el público en general, puedan hallar ese ambiente atractivo y cálido que es tradicional e indispensable para un buen intercambio de opiniones y de información que en forma programática tendrá necesariamente que ampliarse para abarcar también ciudades de las otras regiones del país.

La sede, y esta es noticia de impacto, va a ser la ilustre, casi venerable, sede actual de la Galería de Arte Nacional en Caracas, en la entrada del Parque Los Caobos. En la medida en que la GAN se traslade a la nueva gran sede en la Av. Bolívar -recientemente inaugurada en su primera etapa- el nuevo museo irá ocupando el bellísimo edificio diseñado en 1936 por el maestro Villanueva, cargado ya de historia y de recuerdos relevantes para la cultura caraqueña y nacional.

Renovada en sus propósitos y acondicionada para los nuevos finesconunproyectoausteroyrespetuoso de su carácter patrimonial pero bien ajustado a los valores de la actualidad, la sede del Museo de Arquitectura podrá ser una de las sedes de los nuevos museos que podrá comenzar a funcionar más pronto. Como nota final, pero no por ello de menor relieve, nos complace informar que el director del museo es precisamente uno de los cuatro escribidores de esta página.

¿Ciudades sin barrios 'marginales'?


Es un buen tema para estimular nuestras ilusiones. ¿Es posible que haya ciudades sin marginalidad urbana en esta sociedad, más aún en ciudades de países pobres? La marginalidad tiene dos caras, la social y la física, una depende de la otra. Si nos referimos a las condiciones físicas de los barrios y aspiramos a niveles razonables de servicios, seguridad, salubridad y calidad de las viviendas, sí es posible. Si queremos modificar las condiciones generadas por la segregación social y sus secuelas de segregación económica, alimentadas por esta sociedad de consumo con sus falsas aspiraciones, el culto al individualismo, al egoísmoyala violencia, la respuesta es menos optimista.

Se trata de dos grandes tareas de la revolución: la transformación física de nuestras ciudades para lograr niveles de vida urbana aceptables y la transformación social. Las condiciones físicas podemos mejorarlas a mediano plazo. Hay esperanzas de poder hacerlo, ya que existen los recursos.

La mayor dificultad está en romper con el lastre de falsos prejuicios que han venido oscureciendo la percepción de las soluciones. Se inicia ahora una nueva etapa para el hábitat, y es el momento para evaluar los aciertos y desaciertos porque la gestión habitacional no ha estado a la altura de este proceso. Debemos afrontar el problema con una mente libre, abierta a la comprensión de la realidad, sin atrincherarnos en la defensa de teorías o ideas preconcebidas.

En nuestros programas de vivienda todavía subsiste el enfoque paternalista, donde la población recibe pasivamente en lugar de participar activamente en la solución de su vivienda. Mientras la mayoría construye sus viviendas como pueda, sin ninguna ayuda e invadiendo, una minoría recibe subvenciones y créditos sin hacer mayores aportes.

Pero también se han realizado experiencias con un enfoque de desarrollo endógeno de las comunidades (un caso entre tantos otros, el de Galipán) con formación de mano de obra local y financiación directa a la comunidad, donde son los mismos participantes quienes deciden a qué familia atender primero y cuáles siguen después. Es preciso evaluar estas experiencias y ampliar su cobertura.

La política electoralista, que únicamente ofrece construir más viviendas, todavía continúa, como lo hemos visto en estos meses. En lugar de lanzar ideas de cómo se afrontará el problema, se anunciaron cifras de construcción inalcanzables en las condiciones actuales, como lo hizo el candidato de la oposición. Esta guerra de cifras ha desviado el verdadero sentido de una rigurosa política habitacional, reduciéndola a meros programas de construcción. Tenemos que preguntarnos ¿por qué no hemos podido construir las viviendas que hubiéramos querido? Teniendo los recursos ¿por qué a medida que se destinan más recursos, las viviendas son más costosas y la cantidad producida es insatisfactoria? Se han dado pasos muy importantes para poner en manos de las comunidades la gestión habitacional con la creación de los consejos comunales (CC).

Sin embargo, se mantiene un gran aparato burocrático que debe ser desmantelado.

No se puede continuar con cambios continuos de los funcionarios responsables de la gestión habitacional. Debemos ser cuidadosos en la escogencia de los mismos, no es suficiente para diseñar y dirigir la política del hábitat ser arquitecto o ingeniero o ser leal a la línea estratégica. Se requiere también inteligencia y experiencia, y ambas no escasean. El diseño de la política habitacional para este nuevo período debe ser realizado de manera colectiva, y conviene pensar en la constitución de un consejo ad hoc a nivel ministerial. La política habitacional puede y debe ser concebida como un instrumento para la transformación social, otorgando especial importancia, conjuntamente con la eficacia de gestión, a los factores de cambio en la actitud de los participantes con una política que promueva la solidaridad, la equidad, la responsabilidad social y que destierre para siempre la exclusión.



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