martes, 12 de febrero de 2013

AyB 018 - 19 Enero 2006
Últimas Noticias | Jueves 19 de Enero de 2006


Arquitectura de la cerveza

 
Henrique Hernández / Alejandro López
Juan Pedro Posani / Alfredo Roffé




Un encuentro casual: un joven arquitecto venezolano, residenciado en Barcelona, España, relataba su experiencia de 2 años en la empresa donde trabaja.

Esa empresa cuenta con unos 70 arquitectos de diferentes procedencias y nacionalidades.

Los proyectos son museos, paradores turísticos en carreteras y autopistas, marcas de productos comerciales, entre otros. Insistió sobre los proyectos de marcas de productos, que tienen sus imágenes y especificaciones para la arquitectura de sus edificios, como la de cadenas de hoteles internacionales, comida rápida, farmacias, estaciones de servicios, etc. En Venezuela hay tímidos ejemplos: las estaciones de servicio de las empresas petroleras, entre ellas las de Pdvsa, o de empresas que funcionan como franquicias. Hay casos exitosos por su calidad y efectos publicitarios, pero también abunda el mal gusto y la importación de estilos y formas ajenas a las características del sitio. En todo caso, viajando por Venezuela -es una realidad de ayer y de hoy- en las carreteras, pueblos, ciudades y cualquier recóndito rincón del país, se observa con frustración y pena ajena, cómo bodegas, licorerías, bodegones, restaurantes, cafetines y esa infinita gama de expendios de comidas y bebidas alcohólicas, cervezas y refrescos, que están desparramados en todas partes, están cubiertos de afiches, banderines, pintas, vallas, semidesnudos femeninos con siliconas o no, y anuncios luminosos, etc., de pésima calidad y peor gusto. Versión criolla del diseño corporativo de las grandes empresas internacionales de bebidas, refrescos y cigarrillos, pero también, en menor escala, de lo que llamamos chucherías.

¿Cabe esperar que la seriedad y el sentido común de esas empresas -algo de eso también deben tener- sobre todo las de cerveza, bebida que acapar a las preferencias consumistas en Venezuela, tomen en cuenta la conveniencia de crear una imagen y una arquitectura de calidad, que pueda ser expresión de sus productos y no la balurdez con que hoy plagan el paisaje rural y urbano de todo el país? Por respeto a sí mismas y a los habitantes de este extraordinario país en transformación, esas empresas deberían ponerse a tono con la necesidad de cambios en la forma de vender sus productos, pero con calidad, no con elementales y burdas versiones mercantilistas como las de que están llenas nuestras calles y carreteras.



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Empresas deberían ponerse a tono con la necesidad de cambios en la forma de vender sus productos”



INGREDIENTES DE LA MAZAMORRA

  • Invasiones: En Venezuela se forman anualmente unas 110 mil nuevas familias. Son parejas con o sin hijos que requieren una vivienda dónde vivir su propia vida con un mínimo de seguridad, comodidad, y privacidad. En Venezuela, la producción de viviendas del Gobierno más la de la industria privada difícilmente llega a 30 mil viviendas por año.

    Consecuencia: Unas 80 mil nuevas familias solucionan su problema construyendo su propia vivienda ocupando terrenos invadidos, y a veces unos pocos cientos invaden casas o edificios existentes.

    Esta última situación es publicitada ampliamente por los medios y es la que atrae la atención del Gobierno. El destino de las 89 mil familias restantes no le importa nada a nadie. Casi sin agua, ni luz, sin calles adecuadas ni escuelas, ni servicios y lejos de los sitios de trabajo, sobreviven con una calidad de vida cero. Son los inmensos barrios que van rodeando los centros urbanos donde viven los privilegiados.
  • Damnificados: Entre esas 89 mil nuevas familias no pocas construyen sus viviendas en terrenos de alto riesgo. Sujetos a inundaciones, deslizamientos de tierra, caídas de viaductos, y otros males naturales que atentan contra sus vidas. Son aproximadamente unas 9 mil.

    Así, cada año aparecen 40 mil damnificados. Nadie se ocupa de ellos sino cuando ya son damnificados, es decir, sus casas han sido arrastradas por las inundaciones, o han desaparecido bajo el lodo. Las empresas privadas nunca se ocupan de esta tragedia, salvo para vociferar contra el Gobierno. Con el Gobierno pasa lo mismo. Como no construye ni ayuda a construir viviendas seguras en terrenos adecuados con servicios, se agita sólo cuando la tragedia se presenta. Este corre-corre final ha sido institucionalizado con el Programa 8 de Vivienda del Gobierno que se llama 'Damnificados'. Si el Gobierno fuera eficiente y construyera o ayudara a construir suficientes viviendas no habría damnificados, y tampoco habría invasiones.

    Refugios: Con asombro uno puede ver un aviso del Gobierno publicado el 12 de enero donde se festeja como un triunfo de la revolución la construcción de refugios, llamados pomposamente albergues, para ubicar a 4 mil 200 personas. Grandes galpones con literas, como en cualquier cuartel, con sanitarios colectivos, cocinas industriales que producen sus raciones diarias de alimentos, sin nada de privacidad, toque de diana a las 6 am, y desayuno, almuerzo y cena a la hora precisa. A este pequeño infierno terrenal han ido a parar muchos de los damnificados del barrio Nueva Esparta (bajo el Viaducto). Y conste que están en condiciones maravillosas, comparados con los penados de otros refugios. Mientras tanto el Ministerio de la Vivienda trata de comprar casas para reubicarlos. Como estas casas no existen y el cuerpo aguanta hasta un cierto punto ya, como jubilosamente anuncia la prensa opositora, hay conatos de reocupación del barrio Nueva Esparta.

    Expropiaciones: Además de los refugios, otra pasmosa solución, inventada por Juan Barreto, son las expropiaciones, que han suscitado otro gran escándalo.

    La de edificios y la de los campos de golf del Country y otros clubs, “para construir chalecitos” para jóvenes profesionales, probablemente amigos. Según la prensa, hay 567 viviendas demolidas en la quebrada Anauco, inundada hace poco, y sus 3 mil damnificados están siendo reubicados en edificios privados desocupados expropiados por Barreto.

    También Barreto expropia otros edificios para reubicar bomberos, policías y otros servidores públicos que no tienen casa propia. No se da cuenta de que no existen suficientes edificios que expropiar para cubrir la necesidad inmediata. Como el Gobierno no produce ni ayuda a producir suficientes viviendas nuevas con sus servicios adecuados, se producen estas emergencias que no llevan a nada, salvo a un río revuelto donde algunos pescadores ganan.

    Moraleja: La ineptitud inmensa y que crece al galope de los organismos del Gobierno encargados de los problemas de vivienda y hábitat, está creando graves problemas sociales que afectan sensiblemente la transformación revolucionaria que avanza bien en sectores como la salud y la educación.

    Ni siquiera saben que el Inavi tiene listo un anteproyecto para construir 12 mil apartamentos en un terreno de su propiedad cerca deMacarao, o que un simple programa de densificación racional de las áreas residenciales formales de Caracas permitiría la construcción de unas 150 mil nuevas viviendas.

     


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