Ultimas Noticias | Jueves 22 de Febrero de 2007 | |
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Diálogo del territorio
Tommaso: Amigo mío, estamos acostumbrados a que Venezuela se divide en regiones, estados, municipios, y parroquias. La historia, muchas veces sangrienta, nos ha enseñado que esto es municipio Libertador y que hasta aquí llega el Zulia, y de esa colina en adelante lo que hay es Táchira, etc. Han pasado tantas cosas y ya ni sabemos por qué las manchas de color de nuestros mapas escolares son así y no de otra manera, ni por qué razón la ciudad donde vivo se divide en no sé cuantas circunscripciones. Esta realidad hoy está en crisis. De repente el Presidente nos ha recordado que es hora de poner orden en la geografía. Han pasado los años y los hombres. Hoy debemos preguntarnos cómo podemos racionalizar el territorio para poder planificar de igual manera racional, producción, comunicaciones, programas de inversiones, crecimiento poblacional. Robinson: Muy bien. La racionalidad. Van a reorganizar el territorio ¿Y cómo crees que van a reaccionar los gobernadores, los alcaldes elegidos y todas las estructuras burocráticas que han vivido mal que bien (en verdad más mal que bien) de resolver nuestras necesidades ciudadanas y que de repente se les mueve el piso? El poder es demasiado atractivo. Tommaso: La tuya es la típica posición reaccionaria. Si hay dificultades y posibles problemas, es mejor no hacer nada y dejar las cosas como están. Lo que existe es mejor no jurungarlo demasiado, cambiarlo es un riesgo ¿verdad? Yo parto de un principio diferente y hago la siguiente pregunta: una región, un municipio, de cualquier tamaño ¿cómo se define? Esa mancha de color que aparece en el mapa ¿con base en qué se ha dibujado? Robinson: Bueno, todo el mundo sabe lo que es una región o un municipio. El territorio de la República se ha ido conformando con el tiempo, muchas veces a sangre y fuego, otras por decisiones arbitrarias y la más de las veces por la superposición de una multitud de pequeñas causas que han dejado sus huellas en las poblaciones, en la producción, en las inversiones del Estado y de los particulares, etc. Pero el resultado es una realidad indiscutible, marcada profundamente por tradiciones y convenciones que están instaladas en la cultura de millones de habitantes. Pedir ahora que inventemos una nueva distribución de las alcaldías, de los municipios y hasta de los estados regionales, es una locura: todo el mundo se va a resistir. Y eso va a ser un conflicto innecesario. Tommaso: ¡Pero otra vez el miedo a los conflictos! ¡Si quieres cambiar al mundo, alguien tiene que molestarse! ¡No seas ingenuo! Las costras de poder, privilegio y explotación, acumuladas durante siglos, ¿las vas a remover pidiendo permiso y por favor? Si la nueva reorganización del territorio exige que salten gobernadores y alcaldes escogidos y elegidos con los métodos convencionales de la democracia electoral, bueno, será el poder popular con democracia directa el que establecerá las nuevas formas de verdadera participación. Ahí, mi amigo, es donde entran en juego los consejos comunales. Decisiones desde las bases populares conjugadas con el pensamiento y el análisis científico. La estructura de la economía, la naturaleza de la geografía, las inversiones en la producción industrial y agrícola, la disponibilidad de los recursos, la ubicación de los asentamientos humanos, las redes de comunicación, éstas son, entre otras, las grandes razones que deben regir la nueva distribución del poder y la nueva geometría del territorio. Si quieres planificar en serio, y eso es socialismo siglo XXI, tienes necesariamente que pensar en ello. Robinson: ¡Ilusiones! ¡Pajaritos preñados! ¡El país no tiene ni experiencia ni capacidad técnica para acometer semejante tarea! Y ya verás lo que va a pasar con los fulanos consejos comunales. Para que eso funcione hace falta un pueblo consciente y organizado. Pero lamento decirte que el pueblo no está organizado, ni sabe organizarse, ni está interesado en organizarse. Tommaso: Querido amigo ¡no tienes remedio! Lo tuyo es puro escepticismo. ¡Con gente como tu, qué se va a lograr! Contigo es tiempo perdido. ¡Te digo que no conoces a Venezuela! El diálogo se interrumpe y los dos van a tomarse un negrito. Grandes pequeñeces contra la corrupciónEl debate sobre esta calamidad se debe dar. También deben tomarse acciones heroicas (cambios constitucionales, nuevas leyes, botar a funcionarios de alto nivel en los diversos poderes, sean quienes sean, etc). Pero en el interin hay pequeñas medidas elementales, amigos funcionarios de la vivienda. Por ejemplo: llevar en una pizarra visible y en los computadores (por supuesto), todas las obras e inversiones de cada instituto de vivienda (nacional, estadal y municipal), indicando la(s) obra (s), fases, lugar, montos, contratista (s), plazos, beneficiarios finales, pagos efectuados, avances de lo ejecutado, etc.Hacerle seguimiento semanalmente y evaluar su desarrollo para tomar las previsiones necesarias. Pero lo más importante es controlar todas las actividades que inciden en su buen desempeño tanto económico, financiero como técnico y garantizar su final e impacto según lo previsto. Otro ejemplo pero más pícaro. Qué tal si en alguna instancia de alto nivel, como en la Vicepresidencia, se lleva una lista de todos los contratos de obras públicas, aeropuertos, puertos, embalses, puentes, autopistas, urbanismos, viviendas, etc. Pero un control de los buenos, es decir, público, indicando estado, municipio, obras, montos y algo muy importante, los nombres de los accionistas de las empresas contratadas y subcontratadas y sus nexos con bancos, medios de comunicación, funcionarios públicos nacionales, estadales y municipales. Habrá muchas sorpresas. Además otra lista de obras sin terminar (avances), sus contratistas (nombres de accionistas) y pagos efectuados. También es necesario licitar públicamente las obras de construcción, eliminar los decretos de emergencia innecesarios que han permitido asignar obras sin transparencia. Y una última conseja. En Cuba por razones semejantes se fusiló a un general, héroe de la guerra de Angola. Aquí, si fuere el caso, expulsar a un alto'chivo'delas filas del proceso, por ser corrupto, sería ejemplarizante y vale más que cien juicios y que cien marchas electorales. Así se definiría mejor y se fortalecería el socialismo del siglo XXI.
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