sábado, 16 de febrero de 2013

AyB 040 - 29 Junio 2006
Ultimas Noticias | Jueves 29 de Junio de 2006


Bienvenidos a la reflexión

En todas las revoluciones que han ocurrido en la historia, desde por lo menos la Revolución Francesa, siempre ha sucedido que en las filas de los profesionales, intelectuales y artistas revolucionarios se ha despertado una fuerte urgencia de participar de manera activa y creadora. El mejor ejemplo es el de la revolución soviética.
Arquitectos, ingenieros, constructores, técnicos de todo tipo y formación, en medio de grandes dificultades y contradicciones internas y externas comprometieron su existencia en un esfuerzo creativo memorable. Acá, entre nosotros, hasta ahora no ha ocurrido lo mismo. Y podemos avanzar algunas hipótesis.
En el campo de la izquierda, porque esta, bolivariana, no es una revolución violenta, que es parte de su insólita originalidad. Y por lo tanto no se han creado psicológicamente las suficientes condiciones de necesidad revolucionaria, de urgencia de defensa. Y también porque la mayor parte -todo hay que decirlo de los cuadros de la inteligencia clase media se ha cuadrado con la reacción y la oposición.
La clase media pensante, o 'bienpensante', se ha ido, no a Miami, como en Cuba hace 40 años, sino a la plaza Altamira.
Y ahí está, parcialmente resignada, esperando que se caiga el régimen. Pero supongamos, como es probable, que la revolución bolivariana continúe en una relativa y más sosegada y sostenida permanencia de crecimiento productivo y grandes cambios democráticos.
Un pueblo mejorando de manera clara y firme su calidad de vida, inventando nuevas formas de relación, reorganizando sus espacios urbanos, accediendo masivamente a la educación, a la salud, a la ciencia y al arte.
El presidente Chávez gana las elecciones y no hay golpes ni invasiones. Ello va a ser un reto para la clase media ubicada en la oposición. Cuatro opciones se le van a presentar: una, recapacita, reflexiona, y poco a poco se incorpora al proceso; dos, elabora un proyecto de país y construye un partido de oposición suficientemente racional; tres, se mantiene en su ceguera absurda y va a envejecer como fósil sin pertenencia ni voluntad. O, no lo quieran los dioses, se va a atrincherar en una resistencia armada fratricida, sórdida y demente.
Un gran campo de trabajo espera de manera muy urgente la participación creativa de los profesionales y los técnicos dedicados a la construcción.
Las grandes intervenciones en el territorio y en las ciudades, asociadas con los nuevos temas de la arquitectura, no podrán ser planteadas correctamente sin un gran esfuerzo de imaginación. Y es esta una consideración necesaria para todos, bolivarianos y contras, pues todos vamos a seguir viviendo en este país: de todos modos va seguir haciendo tremenda falta el ingenio, la invención, las proposiciones creativas de cómo construir, de cómo debe ser la ciudad, de cómo debe organizarse el territorio y la vida urbana, de cómo organizar la producción, el consumo, el transporte y el ahorro de energía, en una perspectiva absolutamente cierta de agotamiento del petróleo en un período relativamente corto desde el punto de vista de las políticas de Estado. Hay que estudiar, investigar, criticar, proponer alternativas y promover cambios. Pensar no es de ninguna manera perder tiempo, todo lo contrario. Este es un campo donde los intelectuales manejan buenas herramientas, las teorías más penetrantes y creadoras. Es una lástima que los que están con el proceso político actual, estén absorbidos por el día a día. Pero también lo es que los que están en la oposición no logren formular propuestas, no logren razonar, discernir, pensar y plantear otras utopías.

Que la pasión visceral destructiva, de negación absoluta de todo, no sólo del chavismo, les impida desarrollar la actividad creadora que también debería caracterizarlos. Bueno, bienvenidos a la reflexión.

Antiendógenos furiosos


A quienes escribimos en esta página no nos cuesta concebir la idea de que uno pueda ser de oposición y ser a la vez honesto y tolerante. Es una posibilidad que hallamos concretada en muchos de nuestros amigos. Si no fuera así, este mundo no tendría arreglo nunca.
De la misma manera estamos seguros de que la mayoría de nuestros lectores comparte la posición central de esta página: para que tenga éxito este ensayo de cambios radicales que se está llevando a cabo en el país, debemos ser muy críticos con sus errores y defectos.

La mayoría, decíamos. Pero no
todos. Algunos discrepan. E insultan. Un lector, por ejemplo, mezcla y confunde los disparates criminales de los khmer rojos camboyanos de Pol Pot, con el muro antiinmigrantes de Texas y nuestro modesto intento de la semana pasada, de explicar algunas posibles consecuencias del anunciado, próximo fin del petróleo. Estamos seguros de que nuestro preocupado lector sabe leer y manejar su computadora. Le recomendamos que entre en la Wikipedia. Abra lo que corresponde al famoso Pico de Hubbert, donde se debaten los efectos de la reducción progresiva de la disponibilidad del petróleo y de su inevitable gran aumento de costo, y constate cómo en los países desarrollados se plantean dichas perspectivas.

Es posible que logre sobrevivir a la visión, la de ellos, del derrumbe de su querido mundo consumista, sustituido por una economía productiva necesariamente más humanista, ecológica,
ahorrativa yendógena. Y por un sistema urbano enteramente distinto del que ahora está instalado en nuestra 'civilización'. También es posible, tal vez, que nos siga leyendo. Porque vamos a seguir con el asunto.
Y para los lectores interesados en el tema del futuro del petróleo, aquí van algunas direcciones electrónicas: www. dieoff.com; www.crisisenergeti- ca.org; www.wikipedia.org/pi- co de hubbert; www.simmonsco- intl.com. Nombres de referencias: King Hubbert, Kenneth Deffeyes, Colin Campbell (Aspo), Daniel Yergin, Matthew Simmons, Jean Laherrére, todas autoridades científicas en el tema. Para una lectura menos especializada recomendamos el libro de James H. Kunstler The Long Emergency (lamentablemente todavía no traducido al español).


"La clase media pensante o "bienpensante" se ha ido, no a Miami, sino a la plaza Altamira...





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