domingo, 24 de febrero de 2013

AyB 057 - 26 Octubre 2006

Ultimas Noticias | Jueves 26 de Octubre de 2006



Buhoneros, preguntas al vacío


Una teoría muy difundida desde hace unos años insiste en que una buena solución para resolver los problemas más graves que los buhoneros crean en las ciudades estriba en reunir el mayor número de ellos en algunos lugares acondicionados para ello. Varios pisos, estructura física flexible y rápida de construir, servicios básicos para los buhoneros, baños, emergencias, guarderías, etc. Con ello calles, plazas y avenidas recobrarían los valores originales de espacio, limpieza y seguridad para los ciudadanos.
Nunca hemos estado muy seguros de que semejante proposición funcione de verdad. No tenemos pruebas, y si acaso nuestros lectores las tuvieran, estaríamos encantados de cambiar de opinión. No ocultamos nuestro escepticismo: pensamos que esto de la economía informal es asunto planteado a largo plazo y que únicamente una combinación de economía sana y productiva y de inteligente autoridad cívica garantiza resolver el problema. Pero si las autoridades con capacidad de decisión han estado convencidas de que sí funciona el método de la concentración en unos pocos sitios acondicionados, queda entonces la gran pregunta: ¿por qué no la han puesto en práctica? No hay alternativa lógica: si se pensaba que eso era lo que había que hacer, habiendo decisión política, presupuesto y terrenos seleccionados, por lo menos en Caracas, ¿por cuál misteriosa razón no se hizo? ¿Imposible construir en unos cuantos meses tres o cuatro centros para buhoneros? Que alguien conteste, por favor. Porque, viendo bajo nuestros ojos las otras obras gigantescas de infraestructura que se están realizando, no sale uno del asombro.
Una vez más: es urgentísimo que la revolución se sacuda de encima la ineficiencia.

Terrenos disponibles y ciudad planificada

La recuperación pública para uso de vivienda o servicios, de terrenos cuya única función urbana ha sido la de engordar su precio para beneficio de sus dueños, es sin duda una operación meritoria y necesaria.
Terrenos cercados y vacíos o subutilizados con viviendas de baja densidad, estacionamientos, depósitos, talleres, etc., subsisten en condiciones degradadas y degradantes para la ciudad, a la espera de que, aprovechando las ventajas de las inversiones que realizan instituciones públicas con los recursos de todos nosotros, sus dueños decidan que ya aumentó suficientemente su precio de mercado para venderlos. Este no es el caso de las canchas del Country Club, que constituyen una inestimable área verde, cuidada y conservada para toda la ciudad, y cuyo único problema es que sólo son una riqueza visual. Su expropiación sólo se justifica para transformarlos en un bien público, no para construir viviendas para privilegiados.
Hay otros terrenos, fácilmente identificables, en Caracas, que permiten construir algunas viviendas. Pero esto es sólo una acción puntual sin ningún efecto positivo sobre la ciudad; por el contrario, puede contribuir a aumentar los problemas de transporte, salud pública, equipamiento urbano, áreas públicas y tantos otros que comprometen el nivel de vida de la ciudad. En esta hay grandes zonas que podrían ser sujeto de grandes proyectos de renovación urbana, liberando áreas considerables, para equipamientos urbanos, vialidad y producción equilibrada de vivienda.
Todo el gran sector entre Santa Rosa y la avenida Andrés Bello, todo el grandísimo sector entre la avenida Lecuna y el Guaire, son ejemplos evidentes, por su nivel de deterioro y bajísima densidad. Los proyectos de renovación urbana fueron descartados por el Conavi alegando su gran costo. Es una razón incierta y además en Venezuela atravesamos por una época de abundancia de recursos. ¿Por qué no pensar en nuevos y grandes programas de renovación urbana?
¿Hasta cuándo la planificación urbana se limita a algunos proyectos arquitectónicos fantasiosos y alienados de la situación real del país?
 


Un millón y medio de casas nuevas, seis años y Bs. 75 billones


¡Pobre sector vivienda!, cada vez que cae en el campo electoral es sólo para perder. Hay una oferta de la oposición de construir en seis años un millón y medio de casas (ÚN 18-10-06) con una inversión de 75 billones (en promedio 50 millones cada una). Son 600 mil casas de mejoramiento en barrios, 300 mil para sustituir ranchos por vivienda y 600 mil para clase media (una relación de 60% de pobres a 40% de clase media).
Resulta una meta promedio de 250 mil casas por año. ¿Acaso saben los asesores de esa propuesta cómo hacerlas? ¿Conocen cuál es la demanda por municipio, por tipo de requerimientos y capacidades de las familias? ¿Saben las necesidades de insumos de la construcción, de tierra, de agua potable, etc. que requieren un millón y medio de viviendas? Y si lo saben, lo importante es decir cómo hacerlas, qué medidas van a tomar en cuanto al desarrollo de las ciudades y áreas prioritarias, la tierra urbanizable, los servicios, equipamientos, vialidad; cómo se va a estimular la industria de la construcción para racionalizarla y hacerla competitiva; qué rol juegan las capacidades constructivas de las comunidades (Producción Comunitaria de Vivienda), etc.
Hacer promesas y hablar del tema sin tocar estos puntos es perder el tiempo y asegurar la incapacidad, anticipadamente, de la gestión urbana y habitacional de los ofertantes electorales.



 

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