VIVIENDA Y TECNOLOGÍA TENER
TECHO PROPIO ES UN DERECHO DE TODOS
Para construir mejor, más rápido y más barato
La revolución anda bien, pero la
vivienda no. Lo ha repetido por enésima vez el presidente Chávez. Un
reconocimiento público y claro que le hace honor a la fundamentación democrática
del liderazgo bolivariano.
Los problemas existen, no deben ser ocultados
y deben ser debatidos colectiva y sinceramente como asuntos públicos que son.
Porque todos estamos embarcados en el mismo barco, y a todos nos afectan los
aciertos y los errores.
Desde hace tiempo, el programa público de
construcción de viviendas no logra arrancar. Es oportuno que se insista en
precisar las posibles razones. Recordemos algunos hechos esenciales.
La
vivienda es un bien o un servicio absolutamente indispensable para poder vivir
en sociedad.
Es igualmente indispensable que ella sea distribuida de
manera justa e igualitaria para todos, independientemente de los diferentes
niveles económicos o culturales o de las distintas funciones
productivas.
Ratificamos: sin vivienda decente para todos no hay vida
social satisfactoria y democrática.
Pero el eterno problema de la
vivienda puede ser considerado desde diferentes puntos. Puede pensarse que el
mercado lo puede resolver gracias a los estímulos de la ganancia y de las reglas
de la oferta y la demanda.
La triste experiencia de las tres cuartas
partes de las ciudades de América Latina, demuestra que esta opción - la
solución neoliberal- no produce sino ranchos para los pobres, pequeños paraísos
para los ricos, y ciudades ineficientes, profundamente desequilibradas y
criminalmente injustas. La intervención del Estado, como en el caso de la
educación o de la salud, plantea otra posibilidad.
Desde hace siglos ésta
ha sido una vía a lo largo de la cual se han acumulado experiencias positivas y
negativas. En Venezuela también se tienen realizaciones y ensayos que deben ser
reexaminados, evaluados, criticados, y puestos al día si se demuestra su
utilidad.
Dentro de la acción del Estado, cumple un papel muy especial la
investigación, el desarrollo y la difusión de las tecnologías constructivas.
Precisamente el Presidente acaba de hacer énfasis en la necesidad de montar la
misión Ciencia. Y uno de los requisitos para su efectividad es su necesaria
incidencia en la tecnología. Una investigación científica y una tecnología que
tengan directa relación con los problemas de la gente. Citaba Chávez el caso de
la producción agrícola mermada por la invasión de las ratas.
Problemas
concretos, miles de ellos, que afectan dolorosamente la vida de la gente y que
esperan soluciones concretas. ¿Cómo puede intervenir en ello la investigación
científica? Pues aportando el valor de la inteligencia, de la educación ligada
estrechamente a la práctica, del tesón y del esfuerzo en equipo, perseverantes
en la búsqueda de soluciones originales o aplicadas con adaptaciones, según los
casos.
Las Gobernaciones, las Universidades, las instituciones públicas
de todo tipo, pueden y deben colocarse en esta nueva (para nosotros)
perspectiva. Concebir, entonces, a la investigación científica como una vertiente
casi obligatoria de todo trabajo humano.
En el caso de la vivienda, la
tecnología de la construcción debe convertirse en un gran campo de
experimentación para todos los organismos involucrados, incluyendo a la
industria y a las empresas privadas.
Al comienzo ocurrirán
superposiciones y repeticiones. Volveremos en muchos casos a descubrir el
agua tibia. Hallaremos novedades que datan de hace cincuenta años. Pero también
encontraremos caminos y soluciones que podremos aplicar a la producción masiva o
al acompañamiento de la autoconstrucción, con todos los recursos adicionales que
ofrece el notable aumento y disponibilidad del presupuesto nacional. ¿Por qué
razón el Estado no puede disponer de una agencia únicamente centrada en la
investigación de métodos alternativos para la construcción, sencillos,
eficientes y relativamente económicos, que puedan ser diseminados eficientemente
por el Estado mismo o la industria privada?
De la misma manera como existen
entes públicos serios dedicados a la investigación y producción de vacunas -
es un ejemplo- puede haber algo parecido para la investigación tecnológica para
la vivienda. La misión Ciencia incluye obligatoriamente la vertiente de la
aplicación tecnológica. No se trata de investigar los misterios del
átomo.
El gusano de las papas o la reducción del uso del cemento en la
construcción, en ese sentido son problemas prioritarios.
Para problemas
como estos -y los hay por miles en el largo y complejo proceso productivo - la
Misión Ciencia les ofrece a las instituciones públicas, a las Universidades
públicas y en especial a la Central, y también a las cooperativas y a los
equipos de base, un magnífico campo de experimentación y una gigantesca
oportunidad de cambios . Porque un gran salto adelante implica también un gran
salto en la mentalidad. Que es una necesidad primordial.
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Los problemas existen, no deben ser ocultados y deben
ser debatidos colectivamente”
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La brillante improvisación del alcalde López
El alcalde Leopoldo López
de Chacao es capaz de improvisar como el que más. El plan de edificios de
vivienda que invadirían Fuerte Tiuna y La Carlota es una demostración
extraordinaria de su capacidad de improvisar bajo presión política. El plan se
salta a la torera una gran cantidad de consideraciones racionales.
Sobre
esta pieza maestra de la picaresca urbana volveremos el próximo jueves.
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EMERGENCIAS VIALES
El país esperó en la bajadita a los responsables
históricos, profesionales y funcionarios, de la planificación, construcción, y
mantenimiento de su infraestructura vial. Prueba de ello son las emergencias en
los accesos a la capital y de gran parte del sistema de autopistas y carreteras
del país.
¿Por qué se abandonan muchas de las viejas
carreteras cuando las autopistas o nuevas vías se ponen en funcionamiento? Es
inaudita la cantidad de ellas en pésimo estado o inutilizadas por
derrumbes.
Son esas antiguas, sinuosas, estrechas y pintorescas
carreteras, la alternativa cuando hay imprevistos. Pero también son un potencial
turístico poco entendido y menos aún aprovechado por los organismos públicos y
privados.
El transporte público terrestre, en cualquiera de
sus modalidades, cobra hoy, una vez más, su trascendental importancia ¿Qué
pasaría en estos momentos, si existiera un planificado, coordinado, eficiente y
cómodo sistema de autobuses entre Caracas y Vargas, Guarenas y Guatire, El Tuy,
los Altos Mirandinos? ¿Cuál sería su impacto ante las emergencias
presentes? ¿Cuántos vehículos particulares dejarían de usarse diariamente, en
Caracas por ejemplo, si existiera un eficiente transporte público?
Hay capacidad en Venezuela, para planificar,
financiar, funcionar y operar un sistema de autobuses urbano e interurbano,
además de los trenes, metros y monorrieles actualmente en ejecución. Un sistema
de transporte público de calidad, no será la revolución, pero si un paso
decisivo para que todos vivamos mejor y para la salud integral del país.
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