Plan Casa Media: saquemos cuentas
El 9 de noviembre el presidente
Chávez anunció en el evento Plan Casa Media, en el Teresa Carreño, que se
iniciaría el programa de urbanismo y vivienda progresiva.
Parecía que al
fin se iba a iniciar un programa de producción social y comunitaria.
Pero
los anuncios posteriores del ministro de Vivienda y Hábitat (MVH), Luis
Figueroa, son un baño de agua fría. El decreto de emergencia para que se
contraten obras sin licitación es alarmante. En Venezuela no se licita la
construcción de viviendas desde hace tres años. El general Cruz Weffer en el año
2000, cuando era presidente de Fondur, nunca licitó nada. Decir a estas alturas
que las obras no se ejecutan porque las licitaciones toman mucho tiempo, es
buscar un chivo expiatorio para cubrir con una pantalla de humo la ineptitud en
el sector de vivienda y hábitat, a pesar de las manifiestas buenas intenciones
de Chávez.
El 17 de noviembre, en un aviso en Últimas
Noticias, el MVH dice: “EnTrujillo, 48 familias recibieron sus nuevos
apartamentos”.
¿Y las 99 mil 952 nuevas familias que se formaron en
Venezuela en el 2005? Naiboa.
Se necesitarían 2 mil avisos más para que se
llegue a esa cantidad.
El último toque es el aviso del MVH del 24/11/05:
“Se construirán 8 macrourbanismos de 2.500 unidades familiares... Inversión, 905 millones de dólares”. Es decir, que cada casa costará Bs.
97.287.500 al cambio actual. Si el beneficiario recibe un subsidio de Bs. 20
millones del Estado, paga 10% de inicial y tiene 30 años al 6%, necesita ingresos
mensuales de más de 2 millones para pagar las cuotas mensuales. Seguro que las
99 mil 952 nuevas familias del 2005, aún las de clase media, ganan menos de eso.
¿Para quiénes serán esas 20 mil viviendas? ¿Para 'la nueva clase', para 'la
nomenklatura' ? Si los cuadros dirigentes del sector Vivienda y Hábitat
siguen por esa vía, el presidente Chávez, y lo que es peor, el pueblo
venezolano, seguirán de frustración en decepción hasta que reclamen sus
derechos. |
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¿De quiénes son los guetos?
Los ricos se
cierran con ventanas, puertas y mentalmente
Caracas. La palabra gueto se refiere a una zona de la
ciudad, cercada, exclusiva y de acceso controlado. Unida a la memoria de los
guetos donde, desde hace siglos, se encerró a los judíos, carga con un sentido
de discriminación y de crimen social.
Pero también hay guetos que no son
el resultado de la intolerancia extrema, de la persecución que acecha. Hay
sectores de la ciudad, de cualquier ciudad donde haya fuerte división de clases,
cuya población de alto nivel económico se autoconstituye en fortaleza
sitiada.
Se autoexcluye por voluntad propia, no por presión
externa.
La sociología urbana conoce y estudia este fenómeno desde hace
mucho tiempo. Es impactante constatar hasta qué punto la educación, el trabajo,
los servicios, las comunicaciones, etc., para cada nivel social, contribuyen a
que se les haga prácticamente imposible, a quienes viven en determinados
sectores urbanos, ni siquiera intentar comprender razones y formas de vida que
no sean las suyas propias.
Los ricos y la clase media acomodada del este
de Caracas, por ejemplo, se cierran desde adentro casi herméticamente.
Es
lógico: el marco físico es también un marco de clase. Pero no sólo se cierran
con puertas y ventanas, rejas y barreras.
También se cierran mentalmente,
ideológicamente.Una familia que viva en una de las urbanizaciones sifrinas, con
sus trabajos de ejecutivos, con su quinta en su conjunto privado con vigilancia,
sus camionetas con aire acondicionado, su escuela privada, su periódico de toda
la vida, sus vacaciones en el exterior, sus chistes racistas, sus fiestas y
amistades, vive y se alimenta de un solo caldo. Jamás se montará en el Metro, le
tendrá terror a las calles del centro y hasta tendrá dificultades para recordar
dónde queda exactamente el estado Barinas.
Al rededor de ellos hay un
mundo externo desconocido y por lo tanto incomprensible.
Cuando se
menciona el carácter clasista de la oposición política, no se hace suficiente
énfasis en este aberrante factor físico y material de separación
incivilizada.
Los odios, las incomprensiones epidérmicas, las antipatías
más acendradas se cultivan y retroalimentan en los campos cercados de las
urbanizaciones de lujo. Recluidos en su fuerte apache, protegidos por calles
cerradas y vigilantes con alcabalas, agachados detrás de una barrera de
suposiciones, sospechas y prejuicios sociales, los ricos y la clase media
acomodada se atrincheran en sus rutinas de bienestar e ignoran totalmente el
mundo a su alrededor, el de cuatro calles más abajo, el del barrio de la
quebrada, o el de los barrios del otro lado de la ciudad o del país, y crean y
mantienen mitos defensivos y un imaginario agresivo.
Lo que era antes una
realidad de bajo perfil, en los días de las guarimbas se ha puesto de relieve
como una bofetada.
Estos habitantes de los guetos voluntarios, no poseen
instrumentos para entender la verdadera realidad del país, entre otras cosas
porque no la ven ni la huelen. ¿Quién dice entonces que el urbanismo no tiene
contenido político? |
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Revolución popular sí, pero no cursi
Parece realmente excelente que se
vaya a realizar,como parecen indicar los avisos en la prensa, el flamante programa
de las nuevas Ciudades Judiciales Regionales y Municipales.
Pero no hay
que cansarse de repetir que el nuevo diseño funcional debe llevar en sus
entrañas también una concepción nueva de su estética.
En 3 millones de
metros cuadrados de terrenos, se construirán las sedes para 98 municipios. Es
una ocasión, ¡una más! para que se riegue por todo el país una arquitectura
nueva, de raíz popular, pero sin cursilerías populacheras, que son más indicio
de incultura que de intento de establecer parámetros estéticos endógenos. El
contexto de 98 municipios espera soluciones sencillas y económicas pero
imaginativas, que pueden perfectamente dar origen a unos concursos nacionales
bien interesantes, de los cuales pueden salir soluciones locales diferenciadas y
de buen diseño. Pero, si tuviéramos que juzgar por lo que aparece en el aviso de
prensa, vamos muy mal.
Todavía hay tiempo para no caer en la balurdez.
Ala Dirección Ejecutiva de la Magistratura va dirigido un mensaje preciso: no
atropellen a la arquitectura venezolana.
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