Ultimas Noticias | Jueves 04 de Junio de 2009 | |
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Ello significa, en sus juicios, que en los barrios se debe vender individualmente la tierra y la vivienda en ella implantada. O sea, transformar la maravillosa creación popular que son los barrios. Donde una casa se superpone a otra u otras. Donde el laberinto es la expresión mágica de sus veredas, escaleras, pasajes. Donde en un terreno se amalgaman varios hogares y la propiedad conjuga lo individual con lo compartido. Eliminar eso, es la propuesta, distorsionar ese complejo y extraordinario vínculo humano y físico, y hacer parcelitas de pobres, con viviendas pobres, para que esos pobres puedan ir a un banco y pedir prestado para mejorar su casita de pobre. O para vender su pobre casita y comprar otra menos pobre en otro lugar (?) ¡Qué indigencia, pero de pensamiento! Cuesta creer que hablan en serio. Seguir con ese discurso es desconocer a los llamados asentamientos informales. Es ignorar que para reordenarlos hay que considerarlos integrados como un todo. Que para hacerlos accesibles con vialidad y transporte, seguros con estabilización geológica, servidos con agua, cloacas, energía y equipamientos urbanos, en fin, para habilitarlos, es necesario considerar su actual "propiedad" o "derechos". Es decir, verlos como sectores comunitarios o vecinales o condominios o grupos de cualquier tipo, donde la casa es de la familia -esa si es propiedad privada- pero las veredas, escaleras, áreas residuales, retiros y pequeños rincones libres, son compartidos. Además las varias plantas de esas viviendas sobre el mismo terreno, son una "propiedad horizontal" en cierto modo. Si subdividimos a los barrios en lotecitos con su casita, primero, es prácticamente imposible hacerlo en el caso de Caracas y en los barrios en pendiente. Habría que inventar una mezcla de propiedad horizontal donde una casa está en parte en un lote y el resto en otro lote. Segundo, se dificulta o imposibilita un programa de habilitación porque hay que tratar con miles de pequeñitos propietarios con actitud individualista y muy poco comunitaria. Cuando lo que se requiere es poner de acuerdo a muchos para reubicar viviendas y construir vialidades y equipamientos, sustituir viviendas en riesgo geológico para otros sitios en el mismo barrio, entre muchas otras mejoras. Pero la "joya de la corona" de la visión aquí cuestionada, es que así pueden conseguir un crédito ¡Por favor! ayer, hoy y siempre en este proceso que vivimos, se puede obtener un crédito individual, hasta sin garantías, para mejorar una vivienda y también se obtienen créditos comunitarios a varias familias. Pregunten a las llamadas ONG de vivienda sobre las experiencias realizadas en Venezuela. Individualizar la propiedad en los barrios, es un disparate ideológico y práctico. Lo que se debe individualizar, si acaso, es la propiedad de las "cuatro paredes". Pero la tierra debe ser comunitaria y social, justamente para mejorarlos, integrarlos a la ciudad, dotarlos, estabilizarlos y alcanzar la calidad de vida adecuada. Sólo en los asentamientos donde existan los estándares de servicios y equipamientos, incluyendo accesibilidad, se puede otorgar la vivienda en propiedad con sus patios y retiros. Allí sí. Pero jamás se debe limitar la necesaria intervención para que nuestros barrios pasen de lo que son hoy a unos extraordinarios, gratos, y muy bien servidos lugares hasta con parques, bibliotecas, juegos de agua para niños -¿Por qué no?Lo que más preocupa es que del lado revolucionario, ante el espejismo de la propiedad a la manera opositora, reaccionan con la misma errática repartición de títulos a diestra y siniestra. ¡No se dejen! ¡Usen la Imaginación y la ideología! Costos de las viviendasEn los tiempos del ministeriato de Julio Montes las viviendas andaban por 40 millones. Los precios en la industria de la construcción se han disparado de manera exorbitante para alegría de pocos y tristeza de muchos. ¿Quiénes se alegran? Entre otros los contratistas del Ministerio que no tienen que pasar por el engorroso proceso de las licitaciones y llegan a acuerdos amigables beneficiosos para las partes. Las viviendas, como se sabe, no se licitan desde hace años porque su construcción es materia de urgencia nacional. En los últimos años, en general, el Gobierno tarda tres años en construir una vivienda. ¿Urgencia? Hay múltiples regulaciones de los materiales, de los salarios, de las tasas de interés, del otorgamiento de los puestos de trabajo, de la selección de los adjudicatarios, pero todavía no son suficientes. Habría que regular el costo del transporte, la productividad de los cargadores de bloques, el tamaño admisible de las comisiones para que tal vez la tendencia al aumento geométrico de los precios de la construcción y del precio de las viviendas se modere. Cuentas clarasEn el 2008, el Ministerio de Finanzas y la inefable Asamblea Nacional le aprobaron 3,5 millardos de bolívares fuertes en créditos adicionales al Ministerio PP Vivienda, además de los 2,7 millardos del presupuesto ordinario, para un total de 6,2 millardos.En diciembre de 2008 el Ministerio anunció (EU 5.12.08) que había ejecutado el 67 % de los recursos, es decir dos terceras partes. La pregunta obvia es ¿por qué si no puede invertir los recursos que se le asignan, le dan todavía más plata los misterios de las altas finanzas del Gobierno? ¿Si el despelote es tan descomunal, no resulta una mamadera de gallo hablar de la contraloría social? Todos estaríamos sumamente contentos si el Ministerio presentara unas cuentas claras. La Memoria de 2008 no es precisamente un buen ejemplo de cuentas claras. Multitud de cifras agregadas a nivel nacional, carencia de numerosos datos que deberían estar mínimamente desagregados y otras lindezas similares hacen imposible cualquier análisis serio.
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