Alejandro López - Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com
INDUSTRIALIZAR LA VIVIENDA POPULAR
Este es uno de
los aspectos claves para incidir en la capacidad productiva de vivienda en
Venezuela. Por supuesto que acompañado de otras decisivas acciones. Pero
empecemos por parte.
Hoy, el proceso
bolivariano ha iniciado algunos pasos que facilitarían la industrialización de
la vivienda popular. Entendiendo a ésta como la que está destinada a las
grandes mayorías de bajos y medios ingresos, y que es construida, bien sea por
autogestión, por unidades constructivas comunitarias, por los entes públicos
nacionales, regionales o municipales y por convenios internacionales por
intercambio petrolero, alimentario o de otra naturaleza.
¿Cuáles son esos
pasos?
Muchos, entre
otros, la adquisición e impulso de grandes e importantes industrias de insumos
para la construcción (cemento, acero, madera, petroquímicos), división
territorial y organización social en consejos comunales y comunas, capacitación
y adiestramiento a un importante número de estudiantes en técnicas y
actividades relacionadas con la construcción, estímulo y creación de unidades
productivas de materiales y componentes (bloqueras, herrerías, carpinterías,
mueblerías).
En fin se han
echado las bases para disponer de una infraestructura fundamental para
optimizar la capacidad constructiva nacional. Se dispone de los productos
esenciales para construir, de una modesta pero relevante capacitación para
construir (además de la que ya existe en los barrios del país), de un mapa
territorial a escala local para ubicar una red de productores y
comercializadores de materiales y componentes constructivos, de una incipiente
pero útil red de pequeñas unidades productivas para la construcción.
Si a esto se le suma
la infraestructura privada existente, especialmente la de pequeña escala,
tenemos una base de arranque bastante apreciable.
Pero ¿qué hace
falta para arrancar?
1, la decisión política y
técnica-institucional de aceptar a la vivienda como un asunto de alta
complejidad por sus amplias ramificaciones, e impacto en el desarrollo
nacional.
2, entender a la vivienda
como un proceso de producción a plazos que implica una política nacional clara,
audaz y contundente, diferente a la de hoy, y que además, implica una
estrategia rigurosa en toda la acepción del término expresada mediante un plan
de vivienda y desarrollo urbano, viable, sustentado, sustentable y evaluado
constantemente que defina y rija la acción pública y privada relacionada con la
vivienda y las ciudades.
3, privilegiar la
industrialización de la vivienda en la pequeña y mediana escala de producción y
construcción, con el respaldo y suministro de las grandes industrias. Esto
implica cambiar el modo de producción dominante hoy basado, por una parte, en
los grandes suplidores de materiales y en la contratación de medianas y grandes
empresas privadas para construir las viviendas, por una masiva red de pequeños
productores de insumos y de constructores comunitarios. Lo que hemos llamado en
anteriores páginas, la producción comunitaria de vivienda.
Hay mucho más.
Por ahora, terminamos resumiendo que, hay que iniciar un proceso solapado al
actual, para no paralizar lo que se viene construyendo, pero que sin pausas sea
sustituido, más pronto que tarde, por un nuevo enfoque, por una nueva política,
por un plan de vivienda de verdad verdaíta y por una masiva y activa
participación de la capacidad popular. Así, podrá la gente continuar asumiendo
la autogestión de sus viviendas, pero ahora bajo una estrategia nacional que la
apoye y dote de los medios y asistencia necesarios para seguir construyendo las
ciudades, pero en forma armónica y sustentable física, social, económica y
ambientalmente.
Idea de una cementera que quedó en veremos. Aceras y Brocales |
MARINALEDA
www.marinadela.com |
Más
recomendaciones. La semana pasada sugerimos estudiar los efectos en las
viviendas populares del reciente sismo haitiano. Ahora, parece útil conocer la
experiencia de 30 años del alcalde Sánchez Gordillo (reelecto 8 veces), del
pequeño municipio español llamado Marinaleda en Sevilla (Andalucía)
¿Qué han hecho allí?
ü Las tierras fueron destinadas
a la producción colectiva y generaron una agroindustria local. Los campesinos,
de trabajar un mes al año ahora son cooperativistas de un proyecto colectivo.
ü No hay desempleo,
se frenó la emigración y todos los beneficios revierten en los trabajadores y
en el pueblo.
ü Los vecinos deciden sus asuntos.
La asamblea comunal es el máximo órgano de decisión, por encima del
Ayuntamiento, sobre los impuestos, el presupuesto municipal, la asignación de
partidas presupuestarias, los programas sociales, de vivienda, etc.
ü Todos los cargos públicos son
revocables por la asamblea comunal. Los responsables
políticos son los primeros en la lucha y los últimos en recibir beneficios. La
ética es fundamental en la política.
ü Expropiaron y municipalizaron
terrenos en los alrededores del municipio que se los cedieron
gratis a las familias que los necesitaban para construir ellos mismos sus
viviendas.
ü También les facilitan gratis los
materiales, los maestros para que dirijan las obras y
el proyecto, elaborado por arquitectos, con la participación activa de los
futuros beneficiarios.
ü En asamblea, la comunidad decide
colectivamente el precio por mes a pagar por la vivienda que será luego de su
propiedad. Hoy pagan cerca de 15 euros (Bs. 88/mes).
ü La construcción de las viviendas es
autogestionada y "asamblearia". La comunidad se
reúne cada mes para tratar las normas, la marcha de los trabajos y ajustar el
proyecto.
ü Las viviendas tienen 3 habitaciones,
1 baño y un patio de 100 m² que permite aumentarla, ya que los proyectos de las viviendas prevén las futuras ampliaciones.
ü El tiempo de trabajo que la familia
emplea en su vivienda se le descuenta del precio total de la misma. Su trabajo se le
revierte en salario.
ü Se han creado guarderías públicas
a un precio aún más bajo que el de las viviendas, instalaciones deportivas y de
ocio gratuitas.
ü La alegría es un derecho.
Se organizan festivales y los denominados "domingos rojos", en los
que los vecinos ayudan y comparten su tiempo para mejorar los jardines y calles
del pueblo.
El
alcalde sentencia: "el optimismo es de izquierdas y revolucionario, y el
pesimismo de derechas y reaccionario" ¡Vale!
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