martes, 16 de abril de 2013

AyB 248 - 18 Noviembre 2010

AyB 248 - 18 Noviembre 2010




IMPORTANTE Y URGENTE


 1 Con excesiva y lamentable frecuencia quienes formulan y ejecutan políticas públicas confunden el problema. Enfrentan lo visible, el efecto, la consecuencia, el resultado, más obvian sus causas y orígenes, las fuentes del mismo. Se ha generalizado una sobre simplificación tal de la realidad que los resultados palpables son los que cuentan dejando para “después” sus principios. Es lo que ocurre cuando ante la falta de una precisa e inteligente percepción de lo que afrontamos, adoptamos las “soluciones” inmediatas y coyunturales sin asumir sus causas y respuestas de largo plazo. Es como dedicar los esfuerzos a bombear el agua de un sótano inundándose sin eliminar la fuente que lo llena.

2 En el problema de la vivienda hay realidades manifiestas que ameritan una respuesta acorde. Por ejemplo, los damnificados son producto de causas sociales, pero hay que atenderlos con acciones de emergencia. La solución definitiva está en reconocer, interpretar y entender, aquellas situaciones y procesos que los llevan a su dramático sufrimiento presente. Cuando los dirigentes del sector vivienda se dejan arrastrar por lo urgente pierden la visión de conjunto y la emergencia pasa a ser lo importante. Confunden causas con efectos. Se les desparece del horizonte el largo y profundo camino de la solución definitiva.

3 ¿Qué hacer? Indiscutiblemente hay que actuar en ambos sentidos. La burocracia pública, en el buen sentido de la palabra, debe organizarse para atender lo urgente, que por un buen tiempo en nuestro caso, será “normal”. Es lo que podríamos llamar el área bomberil de la gestión, para atender emergencias. Pero impelablemente, esa organización debe disponer en paralelo, de un área con otra visión y preparación, muy distinta a la anterior, para la gestión de largo aliento que atienda los orígenes del asunto urbano y de la vivienda. Es decir, sus raíces, lo importante, por sus impactos y consecuencias en lo social, físico y económico del desarrollo.

4 Ambas piezas del mismo engranaje burocrático deben estar estrechamente vinculadas y coordinadas. Así como lo importante debe ser atendido y tiene plazos largos, lo coyuntural y urgente, exige su atención debidamente en plazos cortos. A veces hay que priorizar lo urgente pero jamás desatendiendo lo importante. Si no priorizamos lo importante, diariamente, lo urgente nos devora.

5 En este momento, los refugios, los traslados a urbanismos terminados, la intervención de las “ollas inmobiliarias”, las salas situacionales, entre otras acciones, están justificadas para atender lo urgente. Pero, ¿y lo importante, cómo se está atendiendo? ¿Se tiene un plan de desarrollo de las ciudades y para la vivienda? Cuando hablamos de un plan es en su sentido más riguroso, no de ideas, ocurrencias o listas de proyectos puntuales. ¿Cuál es la estrategia? ¿Cómo se están enfocando asuntos como la tierra para urbanizarla masivamente, la industrialización de la vivienda popular, la renovación y densificación urbana, la administración efectiva de los procesos urbanos y de vivienda por las comunidades, el transporte público masivo, especialmente el superficial…?

Si algo hay que hacer con urgencia en vivienda, es organizarse radicalmente distinto a como hoy está estructurado el sector, para ocuparse con eficiencia y eficacia, de lo importante y urgente del desarrollo urbano y de la vivienda.

6 Un caso emblemático es Fuerte Tiuna. Debido a sus propiedades urbanas, desarrollar ese sector de Caracas con visión de la urgencia sería un craso error. La ciudad exige dada su realidad compleja y difícil, para decirlo suave, de una gestión urbana integral con horizontes cortos y largos, que permita acciones y obras que contribuyan a su calidad y eficiencia. Fuerte Tiuna amerita insertarse dentro de una estrategia global de desarrollo sustentable de la Capital de la República y no como una urbanización grandota, o como suele llamarse ahora, una “ciudad dentro de la ciudad”. Requiere de sustentos y análisis más rigurosos para su aprovechamiento que la sobre simplificación de construir 50 mil viviendas para “resolver el problema de la vivienda”. El problema de la vivienda se resuelve con transporte público, equipamientos, servicios y haciendo ciudades de calidad, con administración comunitaria, más que construyendo viviendas “a donde haya un hueco libre”.

7 Finalmente, con permiso y modestia, el tema urbano y de la vivienda, amerita con “urgencia” debatir y construir sus políticas, y por cierto, hacerlo colectivamente, para atender con contundencia y éxitos, lo “importante”. Si no, lo urgente matará lo importante y Dios ni confesado nos agarrará.

Pintura de Jean Francoise Frauzier (Francia 1952), tomada de INTERNET


Reacciones sorprendentes. Cada vez que opinan los opositores al gobierno sobre las políticas de vivienda, surgen algunas preguntas: ¿Cuáles son las exitosas políticas y resultados de la gestión urbana y en vivienda de esos gobernadores y alcaldes en 10 años? ¿Están resolviendo el problema de transporte, basura, mantenimiento urbano, en Zulia, Táchira, Carabobo, Nueva Esparta? ¿Están disminuyendo la necesidad de vivienda? ¿Cómo fue posible que en 40 años de “democracia”, libre mercado y hegemonía privada, el problema urbano y de la vivienda se acentuara y explotara? ¿Cuáles son las experiencias privadas de construcción de viviendas que están reduciendo efectivamente las necesidades de las mayorías? ¿Son las ollas inmobiliarias producto del rrrrégimen socialista y de las comunidades organizadas? ¿La propiedad privada de la tierra y de las industrias de los materiales ha sido el factor clave para “resolver” el problema de la vivienda en estos 50 años? ¿Dónde está la gestión opositora en vivienda?

 

Pitazo irresponsable en el Metro. Es inconcebible que dirigentes políticos inciten a un pitazo para protestar cuando haya una falla en el Metro donde miles de personas se movilizan al mismo tiempo. Es como si un avión se descompone en pleno vuelo, los pasajeros protestan zapateando el piso y hacen una “ola”. O se es irresponsable y se deben asumir las penas judiciales de tal acción o se es un tremendo inconsciente que hay que encerrar en un siquiátrico. Eso no es simple locura, es delirium tremens. ¿Qué puede pasar en una sociedad con “dirigentes tremens”?



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