ESCUELAS, SOCIEDAD, CIUDAD
1 En la década de los 50 se popularizó el concepto de unidad vecinal. En
esa época los estudios y teorías de planificación urbana conocían un período de
auge. La labor teórica y publicitaria de los Congresos Internacionales de Arquitectura
Moderna (CIAM) era muy intensa y su influencia llegó hasta América Latina.
2 En la segunda mitad del siglo XX predominó esta teoría, también en la
planificación urbana venezolana. Las zonas residenciales se organizaban en
unidades vecinales, es decir las viviendas para una población de cinco a diez
mil personas, agrupadas alrededor de equipamientos básicos: escuela primaria,
iglesia, comercios y clínicas locales, campos de juego. Varias unidades
vecinales formaban una unidad distrital con una población de 35 a 50.000
habitantes, con su propio centro, donde aparecían servicios más especializados.
3 En Venezuela las grandes urbanizaciones del Banco Obrero como Caricuao
y El Valle en Caracas o La Isabelica en Valencia, se organizaban espacialmente
según estas teorías. Cuando se construían las urbanizaciones se reservaban
todas las áreas necesarias para los equipamientos y servicios. Lamentablemente
nunca había dinero para construir los equipamientos completos y muchas áreas
quedaron vacantes por años. La improvisación y la rapacidad gubernamental
fueron ocupando esos terrenos con edificios de viviendas aumentándose el
déficit de equipamientos. No se construían los equipamientos para la población
original y además se aumentaba enormemente esa población. Sin embargo algo
quedó.
4 Las grandes urbanizaciones privadas construidas en las haciendas de
Caracas, desde San Bernardino hasta La Urbina no aplicaron nunca los principios de la
CIAM. Su negocio era urbanizar la mayor
cantidad de parcelas para construir edificios residenciales y comerciales y
nunca previeron nada para equipamientos colectivos de interés social.
5 Uno de los aspectos importantes dentro de estos conjuntos y por
supuesto dentro de la vida social urbana es la ubicación y dotación de escuelas
básicas En países como Venezuela muchas zonas residenciales no cuentan con
escuelas públicas a distancias peatonales para sus habitantes.
6 Además, lo que es mucho más grave, la calidad de la enseñanza no es
para nada similar. Casi siempre la educación pública está por debajo del nivel
de calidad de la educación privada, y hay grandes diferencias entre las
escuelas públicas, algunas con un buen nivel y otras con un nivel bajísimo, lo
cual elimina la igualdad de oportunidades y consagra la marginalidad y la
exclusión.
7 Como se ve el problema no es solo la construcción de los equipamientos
urbanos sino que mucho más importante es el problema de la calidad de la
educación. Digamos de una vez que este problema corresponde a otro ámbito de
competencia que no es el urbanismo y el hábitat. Pero tiene una importancia tremenda en el funcionamiento
de las ciudades.
8 En Caracas hay muchísimas familias que prefieren mandar sus hijos a
escuelas que pueden estar muy lejos pero que le garantizan una calidad de
enseñanza aceptable. La población de los estratos A, B, C y parte del D lo
hacen. Sólo los más pobres no tienen posibilidad de escogencia, remachando las
condiciones de marginalidad y exclusión. Entonces hay una muy alta población
escolar que tiene que usar vehículos individuales o colectivos para ir de su
casa a la escuela y regresar. Es un hecho reconocido que en los períodos de
vacaciones escolares el tráfico mejora notablemente. Por no hablar del feroz
desgaste físico y espiritual de los niños encerrados en carros por horas y
horas y meses y años.
9 Aunque ya casi no se habla de ciudad socialista, la coyuntura actual
con la Gran Misión Vivienda y la construcción de 2 millones de viviendas para 9
millones de habitantes, casi un tercio de la población de Venezuela, obliga a
pensar sobre el problema de los equipamientos y a fijar criterios adecuados y
claros para su ubicación, construcción y dotación.
10 El problema básico es la relación vivienda-escuela. La tradición
capitalista, con la institución familiar tradicional, y el socialismo, frente a
una institución familiar en transformación, han adoptado en la teoría y en la
práctica soluciones similares. El niño y el joven viven en su casa con su
familia y van y vuelven de la escuela. En ese sentido la solución de la unidad
vecinal con su escuela pública en su centro geométrico parece razonable y en
los esquemas de desarrollos urbanos que se están proyectando en este momento
pareciera, más o menos que se trata de aplicar esta teoría ya tradicional.
11 Pero ha habido una serie de experiencias, no evaluadas
suficientemente, con otro criterio de planificación: se vive donde se estudia.
El caso de las residencias estudiantiles es el más conocido. Han surgido para
estudiantes cuyas familias no habitan en las ciudades donde estudian. Una
necesidad y una solución mercantil. A veces algunos gobiernos incluyen las
residencias entre las facilidades con que deben contar los equipamientos
educacionales. En la Ciudad Universitaria, Villanueva y Pérez Jiménez construyeron
residencias, allanadas y transformadas en pésimas aulas cuando Caldera I. Pero
en ningún caso es una práctica generalizada y no es reconocida como un
equipamiento indispensable.
12 Pensando más allá ha habido experiencias radicales como la de la nueva
escuela cubana de los sesenta, nunca evaluadas. Las escuelas se construyen en
zonas suburbanas y tienen residencias, todos los estudiantes viven allí. Van a
sus casas algunos fines de semana o en vacaciones. Si se vive donde se estudia
se elimina el problema del transporte. Pero hay otros factores socio-culturales
que analizar. En fin de cuentas, lo que queda claro es que hay que pensar en
profundidad los alcances y amplitud de la cuestión de las escuelas, ubicación,
tamaño, servicios, facilidades, sociabilidad.
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