jueves, 4 de abril de 2013

AyB 196 - 24 Septiembre 2009

AyB 196 - 24 Septiembre 2009

Ultimas Noticias | Jueves 24 de Septiembre de 2009




Alejandro López Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com  




Nada



En diciembre de 2008, cuando todavía disfrutaba del cargo de Ministro, Farruco Sesto publicó en la Gaceta Oficial de la República varias resoluciones donde se establecían los parámetros que regirían a partir de esa fecha las disposiciones de la Ley del Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat. Según estas resoluciones, los venezolanos que ganaran mensualmente hasta BsF 7 mil tendrían ciertos beneficios, de acuerdo con los siguientes estratos. Veamos la tabla anexa.

Ahora bien, tomando el estrato de mayores ingresos, es el que podría adquirir una vivienda de BsF 272 mil ¿Qué podría comprar un cristiano con esa cantidad? Lo mismo que podría comprar un evangélico.

Es decir, nada. Revisando los avisos clasificados de El Universal del 20.09.09, los apartamentos en venta en el centro de Caracas, o sea los más baratos, aparecen 23 ofertas con un precio promedio de BsF 5.860 por m2. El apartamento más pequeño es de 52 m². Con la cifra antes señalada, BsF 272 mil, un cristiano podría comprar un apartamento de 46,4 m², que no existe en el mercado. Es decir, no podría comprar nada. Conste que hablamos de viviendas usadas, las nuevas tienen precios que se van más allá de BsF 10 mil el m². Insistimos que hablamos del caso más favorable, el del cristiano que gana BsF 7 mil mensuales. Todos los venezolanos que ganen esa cantidad no pueden comprar una vivienda. ¿Cuántos son esos venezolanos? Según fuentes oficiales, aproximadamente el 18 % de los venezolanos ganan más de BsF 7 mil mensuales. El 82 % restante, unas 5 millones 400 mil familias no podrían en la actualidad comprar una vivienda ¿Cómo se las arreglan? Bueno, de hecho todos los venezolanos habitan en viviendas, muy pocos viven bajo los puentes o en carrocerías abandonadas. Pero una gran cantidad viven en pésimas condiciones, montados unos encima de otros, sin agua, sin un acceso decente, sin servicios colectivos. Se estima que hay dos millones de hogares en esas terribles condiciones. Cada año se requeriría construir 120 mil viviendas para satisfacer sólo las necesidades por crecimiento demográfico. De ellas, 100 mil no pueden comprar una vivienda en el mercado. Necesitan que el gobierno invente programas para satisfacer esas necesidades. Nadie sabe qué está inventando el gobierno; el gobierno no afloja información pertinente y veraz. Pero los indicios muestran que son cantidades insuficientes.

Una vez más repetimos nuestra prédica: hay que incorporar a la población a la producción masiva de viviendas, hay que terminar con los mecanismos capitalistas tradicionales de contratación de empresas, hay que establecer nuevas relaciones de producción. Amén.


Las ruinas del capital


El capitalismo sui géneris, que nos adorna como país y que se resiste a perecer aferrado a sus intereses con uñas y dientes, va dejando ruinas por toda la ciudad. En la medida en que la competencia salvaje, las crisis y la ineficiencia causan desastres, los restos físicos de la lucha ensucian la ciudad con sus edificaciones abandonadas, degradándose lentamente bajo el sol y la lluvia. Torres con costosas fachadas de vidrio reventadas, estructuras de concreto gigantescas en plena decadencia, arquitecturas diseñadas por premios nacionales, su construcción interrumpida por estúpidos conflictos mercantiles, quedan cuales monumentos a la irracionalidad, tristes testimonios de una organización social incapaz e ineficiente. Para remate, con el tiempo, lógicamente esos edificios vacíos y sin terminar, se convierten en lugares atractivos para las invasiones. ¿No será posible que el Estado, orientado hacia la construcción del socialismo, no pueda hacerse cargo de esas vergüenzas éticas y estéticas, de esos lacres físicos, de esos residuos materiales de los conflictos internos del gran capital, para convertirlos en excelentes centros de servicios comunitarios, en clínicas, en viviendas o en lo que mejor convenga para los ciudadanos? ¿El poder de la burocracia leguleya es tan fuerte que nadie puede con ella, ni siquiera la voluntad política del Estado?



Señalización inútil


"Atención viajeros, falla de borde". Uno advierte la señal, bien redactada y pintada en un aviso, considera lo oportuno de la información, reduce la velocidad y toma el cuidado correspondiente en el manejo por los próximos centenares de metros. Pero un kilómetro más, y nada. Uno se da cuenta, entonces, de que la dichosa falla de borde ha sido reparada hace ya unos cuantos meses u años. En nuestro país las señales cuando se ponen, no se quitan más nunca. El resultado es que no se puede confiar en ninguno de ellas porque probablemente, ya no tienen nada que ver con la realidad. O a veces sí.

¿Quién sabe? Guíate por la experiencia y la intuición. Conclusión: La información, en la cultura nacional, es un rito, algo que debe hacerse burocráticamente, pero no una comunicación necesaria y tempestivamente útil. ¿Está bien, pero las autoridades del tránsito, nacionales o regionales, no deberían ocuparse de ello?



¿Hay alguien ahí?


Cuestión de enfoque Mientras unos creemos en la prioridad del transporte público masivo, otros, en la contratación desaforada de obras de vialidad que privilegian al carro individual.


Insólito Recomendamos visitar la redoma de la entrada al pueblo de El Hatillo, cerca de Caracas; aprenderán lo que jamás debe hacerse. Sólo funciona perfecto a partir de las 10 de la noche hasta las seis de la mañana y sin los "Guardianes Metropolitanos".


Hidrocapital tiene el más eficiente sistema de pagos. Te conectas por Internet y si estás registrado, en 20 segundos cancelas los recibos que envían por correo electrónico con puntualidad y regularidad británica.


Cero muros Una medida modesta, fácil y de alto impacto urbano, sería demoler todos los muros de las escuelas, liceos, universidades, hospitales y demás edificios públicos y sustituirlos, sólo cuando sea necesario, por un buen diseño de rejas. Imagínense el Liceo Andrés Bello de Caracas sin muros. La arquitectura recobraría su aporte a este proceso.


Epidemia arborizadora ¿Qué pasaría si la Misión Árbol sembrara con frutales, flores, grama y árboles de sombra, todos los paseos, bulevares, calles, aceras, en todos los pueblos, caseríos y ciudades? Que durarían nada porque los alcaldes ni pendientes.


Dando y dando Todo plan y programa público, en cualquier ámbito, debe generar organización y corresponsabilidad. Por ejemplo, al realizarse, hoy, un programa de rehabilitación de viviendas existentes, en adelante debe ser competencia y responsabilidad de sus propietarios. En vivienda nueva, el mantenimiento y desarrollo posterior debe ser igual, por sus beneficiarios. El Estado debe abstenerse de ser el "conserje" de por vida de los proyectos que construye.



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