MÁS ALLÁ
1 Casi
seguro, como jamás antes hemos presenciado, las máximas capacidades nacionales
y la ayuda externa posible, se han volcado a seleccionar terrenos, urbanizarlos
y construir viviendas, con la apremiante meta de satisfacer las necesidades de cobijo
de dos millones de familias durante los próximos seis años. Esta decisión,
expresada en
2 ¿Cuál
es el enfoque y la política de vivienda? ¿Es la vivienda una meta o un objetivo
en sí misma? ¿O será más bien un medio para impulsar un desarrollo hacia
objetivos de mayor alcance? Claro que hay que producir la mayor cantidad de
viviendas en el más corto plazo. Pero bajo una estrategia de mucho mayor
impacto y alcances que la de sembrar dos millones de ellas.
3 La
vivienda y en particular el empuje de la Gran Misión Vivienda Venezuela, debe ser el
pretexto y la oportunidad para reconstruir y balancear la población en el
territorio y en las ciudades. Para reducir los riesgos sísmicos, de aludes e
inundaciones. Para completar, prever y equilibrar la dotación de servicios y
equipamientos. Para impulsar y desarrollar la industrialización de la
construcción popular. Para ordenar y reurbanizar las áreas degradadas y sub
utilizadas de las ciudades. Para promover y consolidar una extensa red de
pequeños y medianos productores de materiales y componentes constructivos, y de
pequeñas y medianas constructoras. Para que las familias asuman con
responsabilidad y ética su derecho a la vivienda a la par con sus deberes como
ciudadanos. Para reinstitucionalizar al sector con ética, eficiencia y mística.
Para detonar un proceso imparable de innovación tecnológica y creatividad de
diseño, producción, construcción y mantenimiento urbano y habitacional.
4 En
fin para que la vivienda sea la excusa perfecta, del desarrollo social,
organizativo, institucional, físico-urbano, económico y ambiental del país. Que
contribuya, junto con los otros sectores, a revelar cómo se construye un
proceso distinto, socialista, alternativo al que prevalece aún. El cual
reforzaríamos, sin querer queriendo, si perdemos la perspectiva y suponemos que
el asunto está en construir viviendas. Jamás. La vivienda debe asumirse más
allá, para impulsar un nuevo desarrollo, y no más acá, tan sólo para techar a
la precariedad.
CRÍTICA Y
CRÍTICOS
Se desataron las
voces que cuestionan los resultados de la gestión pública en vivienda. Especialmente
en estos tiempos en que el gobierno se ha lanzado con uno de sus retos más
trascendentales. Pero también porque no hay nada más fácil que criticar a quien
ha sido magro en sus estrategias urbanas y de vivienda.
Pero lo que nos
parece inútil e irresponsable es la pretensión de criticar no para mejorar,
sino para descalificar y hasta para desestabilizar. Es inadmisible la crítica
sin análisis ni pruebas. Sin reconocer nada de nada. Sin presentar opciones
mejores o peor aún, cuando los aspirantes a ser gobierno, la crítica que
aplican es para obviar la presentación de sus propias ideas sobre la ciudad y
la vivienda.
El gobierno ha
tenido una falla importante en este tema. Pero lo ha reconocido. Lo ha
expresado responsablemente. Lo ha asumido con audacia y sobre todo, ha
emprendido una de las tareas más insólitas, como es la de poner en tensión y hasta
en extrema vulnerabilidad, el futuro del proceso revolucionario, para cumplir
con unas metas extraordinarias de viviendas.
En cambio los usuales
opinadores, ni tan un tantico así, reconocen algo bueno. Como tampoco que
durante más de 50 años, ellos mismos o quienes ellos emulan, fueron no sólo
incapaces de producir políticas y resultados medianamente aceptables en
vivienda. Peor aún, fueron sus gobiernos alternados entre blancos y verdes, con
apoyos de naranjas y amarillos, los que generaron las caóticas, ineficientes,
injustas y excluyentes, ciudades que hoy nos preocupan y agobian, así como las
extensas barriadas de extrema pobreza que las rodean o crecen en cualquier
quebrada o terreno degradado.
Durante más de 50
años configuraron un territorio desequilibrado e insuficiente de servicios y
equipamientos. Dejaron que fuera la propia población con sus precariedades y
esfuerzos los que urbanizaran la tierra y “sudaran” sus barrios con las
limitaciones e injusticias que hoy sufrimos. No pudieron construir las 100 mil
cacareadas viviendas por año ofrecidas cada quinquenio. Tampoco, ni ayer ni
hoy, asumen con ética y valor, sus fracasos y errores.
La crítica es un
asunto muy serio, pero muchos lo obvian. Y por eso tienen la osadía de
ejercerla. La crítica debe estar acompañada de solidaridad, nobles intenciones,
honestidad, ética, argumentos rigurosos y muy especialmente de alternativas
para superar lo que se juzga. De abrir caminos para contribuir con los que
ejercen una responsabilidad y mostrarles opciones que quizás no han explorado o
desconocen. ¿No será que detrás de los opinadores mediáticos lo que hay es
ausencia de propuestas alternativas y por ello la crítica y las alharacas
semanales son para camuflar sus carencias e intenciones verdaderas?
LLAMADO NACIONAL
Ante la Misión
Vivienda Venezuela, sugerimos que además de las acciones que se han tomado y se
tomarán, se incluya una convocatoria abierta a todos aquellos que tengan algo
que aportar en alguno de los aspectos de esa Misión.
Por ejemplo, nos
llegó una propuesta constructiva desarrollada en el país, por el Ing. JA Peña,
para construir refugios. Según él,…”se arma manualmente un módulo en ocho horas
con seis personas, solo se requiere de un destornillador eléctrico”. Cada
módulo tiene 23 m2
y una capacidad para tres a seis personas. Vale la pena evaluarla. Así como
esta, deben existir otras posibilidades para contribuir con la descomunal tarea
que tendremos en los próximos seis años.
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