viernes, 19 de abril de 2013

AyB 266 - 31 Marzo 2011

AyB 266 - 31 Marzo 2011









MÁS ALLÁ

1 Casi seguro, como jamás antes hemos presenciado, las máximas capacidades nacionales y la ayuda externa posible, se han volcado a seleccionar terrenos, urbanizarlos y construir viviendas, con la apremiante meta de satisfacer las necesidades de cobijo de dos millones de familias durante los próximos seis años. Esta decisión, expresada en la Gran Misión Vivienda Venezuela, nos coloca en una posición extrema y de premura, que corremos el riesgo de ver a la vivienda como una meta en sí misma. En creer que el asunto es construir muchísimas, 333.000 al año, 27.700 al mes, 926 por día, 38 por hora.

2 ¿Cuál es el enfoque y la política de vivienda? ¿Es la vivienda una meta o un objetivo en sí misma? ¿O será más bien un medio para impulsar un desarrollo hacia objetivos de mayor alcance? Claro que hay que producir la mayor cantidad de viviendas en el más corto plazo. Pero bajo una estrategia de mucho mayor impacto y alcances que la de sembrar dos millones de ellas.

3 La vivienda y en particular el empuje de la Gran Misión Vivienda Venezuela, debe ser el pretexto y la oportunidad para reconstruir y balancear la población en el territorio y en las ciudades. Para reducir los riesgos sísmicos, de aludes e inundaciones. Para completar, prever y equilibrar la dotación de servicios y equipamientos. Para impulsar y desarrollar la industrialización de la construcción popular. Para ordenar y reurbanizar las áreas degradadas y sub utilizadas de las ciudades. Para promover y consolidar una extensa red de pequeños y medianos productores de materiales y componentes constructivos, y de pequeñas y medianas constructoras. Para que las familias asuman con responsabilidad y ética su derecho a la vivienda a la par con sus deberes como ciudadanos. Para reinstitucionalizar al sector con ética, eficiencia y mística. Para detonar un proceso imparable de innovación tecnológica y creatividad de diseño, producción, construcción y mantenimiento urbano y habitacional.
4 En fin para que la vivienda sea la excusa perfecta, del desarrollo social, organizativo, institucional, físico-urbano, económico y ambiental del país. Que contribuya, junto con los otros sectores, a revelar cómo se construye un proceso distinto, socialista, alternativo al que prevalece aún. El cual reforzaríamos, sin querer queriendo, si perdemos la perspectiva y suponemos que el asunto está en construir viviendas. Jamás. La vivienda debe asumirse más allá, para impulsar un nuevo desarrollo, y no más acá, tan sólo para techar a la precariedad.
 

CRÍTICA Y CRÍTICOS

Se desataron las voces que cuestionan los resultados de la gestión pública en vivienda. Especialmente en estos tiempos en que el gobierno se ha lanzado con uno de sus retos más trascendentales. Pero también porque no hay nada más fácil que criticar a quien ha sido magro en sus estrategias urbanas y de vivienda.

Pero lo que nos parece inútil e irresponsable es la pretensión de criticar no para mejorar, sino para descalificar y hasta para desestabilizar. Es inadmisible la crítica sin análisis ni pruebas. Sin reconocer nada de nada. Sin presentar opciones mejores o peor aún, cuando los aspirantes a ser gobierno, la crítica que aplican es para obviar la presentación de sus propias ideas sobre la ciudad y la vivienda.
El gobierno ha tenido una falla importante en este tema. Pero lo ha reconocido. Lo ha expresado responsablemente. Lo ha asumido con audacia y sobre todo, ha emprendido una de las tareas más insólitas, como es la de poner en tensión y hasta en extrema vulnerabilidad, el futuro del proceso revolucionario, para cumplir con unas metas extraordinarias de viviendas.

En cambio los usuales opinadores, ni tan un tantico así, reconocen algo bueno. Como tampoco que durante más de 50 años, ellos mismos o quienes ellos emulan, fueron no sólo incapaces de producir políticas y resultados medianamente aceptables en vivienda. Peor aún, fueron sus gobiernos alternados entre blancos y verdes, con apoyos de naranjas y amarillos, los que generaron las caóticas, ineficientes, injustas y excluyentes, ciudades que hoy nos preocupan y agobian, así como las extensas barriadas de extrema pobreza que las rodean o crecen en cualquier quebrada o terreno degradado.

Durante más de 50 años configuraron un territorio desequilibrado e insuficiente de servicios y equipamientos. Dejaron que fuera la propia población con sus precariedades y esfuerzos los que urbanizaran la tierra y “sudaran” sus barrios con las limitaciones e injusticias que hoy sufrimos. No pudieron construir las 100 mil cacareadas viviendas por año ofrecidas cada quinquenio. Tampoco, ni ayer ni hoy, asumen con ética y valor, sus fracasos y errores.

La crítica es un asunto muy serio, pero muchos lo obvian. Y por eso tienen la osadía de ejercerla. La crítica debe estar acompañada de solidaridad, nobles intenciones, honestidad, ética, argumentos rigurosos y muy especialmente de alternativas para superar lo que se juzga. De abrir caminos para contribuir con los que ejercen una responsabilidad y mostrarles opciones que quizás no han explorado o desconocen. ¿No será que detrás de los opinadores mediáticos lo que hay es ausencia de propuestas alternativas y por ello la crítica y las alharacas semanales son para camuflar sus carencias e intenciones verdaderas?


LLAMADO NACIONAL


Ante la Misión Vivienda Venezuela, sugerimos que además de las acciones que se han tomado y se tomarán, se incluya una convocatoria abierta a todos aquellos que tengan algo que aportar en alguno de los aspectos de esa Misión.

Por ejemplo, nos llegó una propuesta constructiva desarrollada en el país, por el Ing. JA Peña, para construir refugios. Según él,…”se arma manualmente un módulo en ocho horas con seis personas, solo se requiere de un destornillador eléctrico”. Cada módulo tiene 23 m2 y una capacidad para tres a seis personas. Vale la pena evaluarla. Así como esta, deben existir otras posibilidades para contribuir con la descomunal tarea que tendremos en los próximos seis años.




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