martes, 16 de abril de 2013

AyB 250 - 02 Diciembre 2010

AyB 250 - 02 Diciembre 2010








¡¡DEFICIT!!


1 Venezuela es el país de las estadísticas desconfiables o inexistentes. Pero el dato que es más manipulado, alterado, transformado, mistificado según los intereses del que lo emite es la cifra sobre el déficit actual de vivienda en el país. Del millón a los tres millones las cifras van y vienen como locas. Lo mismo en boca de un ministro que de un miembro de la cámara inmobiliaria que de un modesto ciudadano de a pie. Hay una lógica elemental: el déficit se puede definir de cualquier manera, con cualquier criterio. Pero en todos los países, donde no impere la irracionalidad, socialmente se utiliza un criterio de medición que es aceptado por los habitantes de ese país e internacionalmente.

2 En nuestra República, aunque Ud. no lo crea, hay un criterio establecido por el Instituto Nacional de Estadísticas, el cual es la institución con competencia socialmente aceptada para hacerlo. Pero por una parte el INE pone todas las dificultades del mundo para que las cifras se conozcan y por la otra resulta mucho más cómodo inventarse cualquier cantidad y no darse el trabajo de penetrar en el laberinto del INE a ver si la consigue. Resultado: el antes comentado, el déficit de vivienda en Venezuela es una cifra esotérica.

3 Según la teoría del INE el déficit actual de vivienda, denominado déficit bruto, se compone del déficit estructural más el déficit funcional. El déficit estructural es “el número de viviendas que presentan problemas graves en su estructura (piso, paredes y techo)” y otros locales donde vive gente pero no son viviendas (carpas, botes, trailers). Después el déficit funcional es la suma del total de “familias complementarias en la vivienda” más el total de “los núcleos no familiares” menos el total de viviendas ocupadas. Esto quiere decir que como en muchas viviendas hay más de una familia, el déficit funcional es el total de familias menos el total de viviendas ocupadas, lo que es lo mismo que suponer que debe haber una vivienda para cada familia y por lo tanto cuando hay más de una la adicional requiere una vivienda para ella, que no existe y por lo tanto es un déficit. Esta es la norma, el criterio del INE. Es un instrumento de análisis muy pobre pero es el oficial y el que debe manejarse para entenderse.

4 Según el Censo de 1990 sobre 3.534.500 viviendas ocupadas el déficit estructural, es decir las no aceptables, era de 459.157 viviendas (13,0 %). El déficit funcional, o sea las familias viviendo arrimadas, era de 420.926 (11,9 %). El déficit total bruto fue de 880.083 unidades (24,9 %). Para 2001 habían  5.209.975 viviendas ocupadas de las cuales 522.413 (10,0 %) había que sustituir por inaceptables y 34.861 (0,7 %) también por sustituir por hacinamiento, El total sería de 557.274 (10,7 %). Estas últimas cifras son muy poco claras. Da la impresión de que las 34.861 son más bien inaceptables y además hacinadas, y no el número de nuevas viviendas requeridas para las familias adicionales viviendo arrimadas. La cantidad de estas no logramos conseguirla en las publicaciones del INE ni en Internet. Cifras para 2010 no hay. Pero en todo caso puede inferirse que difícilmente el déficit pase de 1.200.000 unidades.

5 Otra cifra aterradora y que casi no se maneja era que para 2001 el 74 % de las viviendas existentes, necesitaban ser mejoradas de alguna manera: ampliaciones, dotación de servicios, mejores materiales. Este porcentaje debe ser mucho mayor para 2010.

6 ¿Para qué sirve esta información? La planificación es la ciencia social que permite mantener el rumbo en las más peligrosas travesías, moverse más hacia el este o hacia el oeste, acelerar la marcha, retardarla, salvar los escollos ocultos, transformar los símbolos en indicios. Los programas, y menos los proyectos, no disponen de flexibilidad para ajustar los procesos a las dinámicas reales y tienen que ser monitoreados desde el nivel de planificación, hasta donde se puede. Hay errores insalvables. Pero otros muchos pueden ser corregidos.

7 Pero la planificación sin información veraz y oportuna se transforma en astrología. Los gurúes odian la planificación, la información, aman la oscuridad, la incertidumbre, el orden de las runas. En la Unión Soviética, en una época primaria, no había gurúes. La planificación central era el pensamiento dominante. Tuvo más éxitos que errores pero terminó por desaparecer al imponerse la oscuridad. En Cuba las variables exógenas han tenido demasiado peso, pero en Venezuela no pareciera que esa fuera la situación. No resulta entonces explicable el bajo nivel de la información y de la planificación. Nuestro comportamiento en el campo de la vivienda y el hábitat podría y debería ser un motor para elevar la calidad de la vida individual y social, avanzar hacia el socialismo.

 

“EL DÍA DESPUÉS”


Al momento de escribir esta página el panorama nacional era gris. Prevalecía la angustia y desesperanza entre miles de afectados por los impactos de las lluvias. Un segundo grupo, de voluntarios y funcionarios, con tesón, mística y solidaridad, haciendo enormes esfuerzos para paliar la tragedia de los primeros, y devolverles la esperanza y la voz para superar estos momentos y mejorar su futuro. Un tercer grupo, quizás la mayoría, preocupados, sin tener mucho que hacer y a la espera de que algo o alguien los necesitara para acudir según sus realidades. Un cuarto grupo politiqueando y demostrando la insensibilidad e irresponsabilidad estructural, causada por su obsesión contra Chávez.

Es en las emergencias que flotan las condiciones humanas. Cada quien según sus valores y según sus potencialidades. Llena de optimismo la capacidad de respuesta de los afectados y de los voluntarios y funcionarios. Amerita estudiar para más adelante como aprovechar al tercer grupo. Y da pena ajena el cuarto grupo.

La semana pasada nos referimos al tema de lo importante y de lo urgente. Hoy cobra mucha vigencia esa reflexión. Es necesario asumir la emergencia pero hay que aprovechar su enseñanza, para los tiempos posteriores a ella. Todo el esfuerzo que se está realizando en estos días debe estar impregnado, hasta los tuétanos, del aprendizaje necesario para mitigar las amenazas futuras, actuando sobre la vulnerabilidad social y física generalizada en el país, hoy lamentablemente comprobada y especialmente afrontando, los riesgos presentes en todo el territorio, pero especialmente en las ciudades.

La ciudad es un asunto muy complejo. Es irresponsable continuar interpretándola como un puño de tierra a ocupar como se nos ocurra. “El día después” de estas urgencias, tiene que instalarse una sala situacional de emergencia y un centro permanente de estudios y planificación, rigurosamente políticos y profesionales, para afrontar el futuro desarrollo urbano y territorial en todo el país. Tenemos que ser eficientes en el largo plazo. Si sólo lo somos ante la urgencia, jamás avanzaremos. Y hay un murmullo silencioso que recorre a Venezuela que nos angustia a muchos pero quienes deben escucharlo, parecen sordos. Aprendemos de la emergencia y cambiamos, o esta nos arrollará cada año, hasta sucumbir.


Barrio El Encantado, Caracas, foto de N Rocco

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