viernes, 19 de abril de 2013

AyB 264 - 17 Marzo 2011

AyB 264 - 17 Marzo 2011






LECCIONES APRENDIDAS


En 2010, bajo la coordinación del Ing. José Luis López Sánchez (Instituto de Mecánica de Fluidos de la UCV), se publicó un libro trascendental (808 páginas) sobre las experiencias nacionales en la prevención y mitigación de riesgos. En el cual se recogen los trabajos de 71 profesionales y siete instituciones durante 1999-2009, como una extraordinaria muestra de la capacidad y aportes en la producción científica y tecnológica venezolana en ese campo. Después de hacer una amplia evaluación crítica constructiva y reflexiva sobre lo acontecido en estos 10 años, finaliza con conclusiones y recomendaciones útiles para un plan estratégico de prevención y mitigación de riesgos.

Sólo como un ejemplo oportuno en estos momentos en que estamos olvidando las lluvias recientes (¡pronto olvidaremos al Japón del viernes pasado!), y por la necesidad de tomar en serio este tema, copiamos textualmente un párrafo de la página 795.

 “Una lección que no hemos aprendido la constituyen la gran cantidad de viviendas que todavía se mantienen o se han reconstruido en las márgenes de las quebradas, en las gargantas de los torrentes, y en áreas al pie de laderas inestables. Nuevas construcciones han sido erigidas en sectores que fueron afectados por los deslaves de 1999 y 2005, tal como los desarrollos recientes en Macuto, Camurí Grande y Camurí Chico. Muchas viviendas marginales y ranchos han sido construidos nuevamente en las gargantas de las quebradas. La lección de que debemos respetar el territorio del rio no se aprendió en su totalidad”.

 

¿Qué les parece? El reto nacional para enfrentar la precariedad de la pobreza urbana requiere de la más audaz gestión de gobierno que jamás hayamos tenido y que hoy afortunadamente se vislumbra una luz en la oscuridad. La Gran Misión Vivienda Venezuela tiene que atender mucho más que a la cantidad de viviendas requeridas. Debe reconstruir a un país devastado por una visión perversa, egoísta y excluyente. Pero además, debe urbanizar masivamente al territorio (con respeto al ambiente) para que el pueblo, con su capacidad, expectativas y valores, temple su destino y construya su cobijo bajo sueños y esperanzas.




A propósito de Petrocasa


1 En diciembre pasado, el Presidente anunció el reimpulso de la petroquímica para fabricar miles de viviendas con el sistema Petrocasa y contribuir a minimizar el déficit habitacional. Además de terminar las urbanizaciones de Carabobo, anunció construir nuevas fábricas de Petrocasa, como la de Fuerte Tiuna, con el propósito de suministrar casas al pueblo de Caracas.

2 El sistema Petrocasa, según el mandatario nacional y el presidente de la empresa, es ideal porque permite levantar soluciones habitacionales de forma rápida y sencilla, antisísmicas, ignífugas, durabilidad, resisten al salitre y a la intemperie, su temperatura interna es inferior a la de una casa tradicional y mantenimiento de bajo costo. Son inocuas a la salud y al medio ambiente. Esta tecnología permite la industrialización de la construcción de viviendas.

3 Realmente el sistema tiene varias ventajas como las señaladas. Pero debe racionalizarse para reducir la cantidad de algunos componentes (paneles), aumentar la diversidad de aplicaciones y variedad de diseños de viviendas y otros espacios. Sobre todo deben incorporar buenos criterios de diseño y agrupación de viviendas para convertir en historia antigua el mediocre e ineficiente “orden cerrado” que predomina en las urbanizaciones construidas.

4 Pero especialmente, y es lo fundamental, Petrocasa debe ser un estímulo y semilla para el impulso de una estrategia de industrialización de la vivienda popular. Que dote a las comunidades organizadas de un sistema constructivo, entre otros de diferentes materiales, para la producción masiva de viviendas bajo el enfoque de autogestión y por las microempresas comunitarias, en las urbanizaciones que el sector público debe construir en todo el país.

5 Las metas de 350.000 viviendas en dos años y de dos millones para 2018 son viables si impulsamos un esquema en el cual el pueblo construya sus viviendas en la tierra urbanizada por el sector público, con la asistencia financiera y técnica requerida, para evitar los problemas que han signado a nuestros barrios. Si la gente ha construido buena parte de nuestras ciudades, espontáneamente y sin apoyo, ¡cómo sería si tuviera la asistencia técnica oportuna y adecuada!

Nuestras ciudades serían hoy muy distintas y la deuda urbana y habitacional carecería del peso social que hoy nos agobia.



 

Barrios libres de riesgos


Sabían ustedes que el domingo 28-11-2010, al norte de Río de Janeiro, Brasil, la policía, apoyada por el ejército, izó la bandera nacional sobre la torre de un teleférico en el Complejo Alemán, como un símbolo de la ocupación de las favelas y expulsión de los narcotraficantes que se encontraban atrincherados. Qué tal si en Venezuela, haciendo un símil pero con un sentido radicalmente diferente, nos preguntamos: ¿Cuándo los consejos comunales y las comunas empezarán a colocar banderas nacionales en nuestras barriadas caraqueñas (y del país), como muestra de ser declaradas áreas seguras para vivir? ¡Con cuánta satisfacción veríamos los tres colores en los cerros de Antímano, Gramovén, la carretera vieja a La Guaira, en el Federico Quiróz, en la escuela tal, el hospital cual y en el puente aquel! Y ello gracias al éxito de un plan nacional masivo de reducción de riesgo sísmico y de deslizamientos de tierra.


Reacciones


Lectores mejoran nuestra sección de la semana pasada sobre detalles inexplicables y cotidianos en ciudades y carreteras. F Vásquez pide agregar que se pinten las intersecciones de calles y avenidas y flechas que indiquen el sentido de la circulación. Exige que las escarificaciones de las vías no duren meses y años. Mientras que R Rosales, se refiere a las señales de tránsito ocultas por árboles y monte y a las reparaciones inconclusas sin señalizaciones que son un peligro tanto de día como de noche.

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