El pasado 25 de mayo, el nuevo Presidente del
Metro Haiman El Troudi, anunció el acta de defunción por estrangulamiento del
Metro de Caracas. En términos estrictos no se trata de defunción sino de
momificación del único medio de transporte público masivo del Área
Metropolitana de Caracas. Ya no caben más trenes, ya no cabe más gente.
Diseñado para 700.000 personas, dijo El Troudi, transporta actualmente dos
millones. Apretaditos. Váyanse acostumbrando a andar apretaditos, añadió.
Gran novedad. Apretados más que sardinas en
lata los usuarios del metro tienen tiempo ya. Pero no es nada la compresión, lo
malo es que en las horas pico hay que esperar varios trenes para encontrar un
huequito por donde colarse en los vagones. Lo único nuevo en todo esto es que
el Presidente del Metro, su máxima autoridad, reconoce públicamente el colapso.
Es cierto que la nueva administración ha mejorado notoriamente la
confortabilidad: el aire acondicionado y las escaleras mecánicas funcionan
mucho mejor. Pero el problema esencial de la falta de capacidad no tiene
remedio.
Las consecuencias son lamentables, terribles.
Por ejemplo, los terrenos disponibles en Parque Vargas, previstos para
equipamientos colectivos, se utilizarán para construir dos o tres mil
viviendas. Estas viviendas no tienen estacionamiento, ya que se argumenta que
esos terrenos tienen magníficos servicios de transporte colectivo. El colapso
del Metro no era oficial pero fácilmente verificable para cualquier persona con
más de dos dedos de frente. El Metro es una vía esencial para la movilidad de
las personas que viven o trabajan allí para trasladarse a otros puntos de la
ciudad. Con su colapso ¿cómo se puede afirmar que los futuros propietarios de
Parque Vargas tienen magnífica accesibilidad?
Dentro de no demasiado tiempo de Fuerte Tiuna
saldrán y entrarán no las 200.000 personas anunciadas pero si 70.000 que antes
no estaban allí, el Metro de El Valle parece ser el vertedero natural. Se va a
terminar la línea que va por el sureste hasta Parque Miranda. Hay otras líneas
en ejecución y en proyecto. ¿Qué va a pasar?
Hay varias propuestas con algo de humor. No se
les permitirá la entrada al Metro a personas de menos de18 o más de 55 años. Se
les prohibirá el paso a las mujeres. Se establecerá el día de parada, los que
tengan cédulas terminadas en 0 ó 1 no podrán entrar al Metro los lunes.
Importaremos pertigueros japoneses para que empujen con fuerza a los que
esperan para obligarlos a entrar en los atapuzados trenes.
Cualquier cosa puede servir, desde llamar a
María. ¿Lo importante es que viva más gente en Caracas, en la Caracas donde
cabe otra Caracas? ¿Cuántos podrán vivir en la Sultana del Warairarepano? ¿Será
conveniente revisar algunas acciones y reformularlas dentro de una visión que
atienda la emergencia y a la vez construya futuro?
Como señal de fe en el futuro, recitando a
Santa Teresa: “Vivo sin vivir en mi, y tan alta vida espero, que muero porque
no muero”. En esa alta vida las calles y avenidas, sin huecos, tendrán
frondosos árboles y despejadas calzadas. Los niños irán a sus escuelas
caminando, protegidos por asistentes comunales. Cada escuela contará con su
campo deportivo. En cada vecindario existirán centros socio-culturales.
En las emergencias habrá médicos y equipos esperando
ansiosos la llegada de algún acontecido para atenderlo. Habrá asambleas
multitudinarias de solidaridad y generosidad. El agua potable y la electricidad
estarán disponibles todos los días, las 24 horas del día. Los vecinos
procesaran la basura para facilitar el reciclaje y la recolección y disposición
final. Nadie tendrá armas. Cesará la violencia y el consumo de drogas.
A LLORAR AL VALLE
1 Cuando la Plaza O `Leary
quedó chiquita para las concentraciones políticas se comenzó a utilizar la Avenida Bolívar
como el gran centro cívico-político de la ciudad. Las grandes manifestaciones
se celebraban en la Av. Bolívar. Era un reto para los partidos políticos
llenarla, llegar a Parque Central, alcanzar la Plaza al sur del Alba. Era el
único y gran centro urbano para las manifestaciones. Uno de los pocos grandes
equipamientos colectivos con que contaba el Área Metropolitana de Caracas.
2 ¿Por qué hablamos en pasado? Porque ha comenzado a circular y hacerse
público el proyecto del Ministro para la Reconstrucción de
Caracas para construir la
Gran Plaza de la Revolución en las cuatro manzanas de La Hoyada. El proyecto
prevé una inmensa plataforma de concreto sobre vías y terrenos, bordeada por
edificios multifamiliares similares a los que se proponen para los terrenos del
Parque Vargas, antes destinados a equipamientos colectivos.
3 La muy monumental Plaza de la Revolución liquida la Av. Bolívar como
tradicional espacio para las grandes concentraciones públicas. Además su escala
y su concepción la aíslan completamente del contexto urbano que la rodea. La
plataforma de concreto ocupa un área que es más o menos un 20 % de la que ocupa
la Avenida Bolívar por lo que su capacidad para las grandes manifestaciones es
muy inferior. Seguramente mucho más fácil de llenar, pero sin el impacto
sensacional de una Avenida Bolívar llena de punta a punta.
4 En la gran plataforma se ven pocas perforaciones. ¿Qué habrá debajo de
este descomunal techo? ¿Buhoneros, terminales de autobuses, ventilación forzada,
muchas lámparas, poco cielo?
5 En verdad es un proyecto monumental, comparable a los grandes espacios
de Berlín y Roma erigidos en los años 30 para gloria de los dirigentes políticos
de aquellos tiempos. Para las cuatro manzanas de La Hoyada se han desarrollado
muchos proyectos, de calidad variable, de muy buenos y muy malos arquitectos.
Ninguno ha tenido éxito y La Hoyada ha ido perdiendo la enorme importancia que
tenía en los años 60. Pero su mala suerte se haría definitiva si cristaliza la
gran plataforma de concreto. Pero lo más probable es que haya que ir a llorar a
El Valle.
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