miércoles, 17 de abril de 2013

AyB 256 - 20 Enero 2011

AyB 256 - 20 Enero 2011










PUNTADAS URBANAS

 
La actual vorágine de la vivienda ha desencadenado una veloz identificación de oportunidades de intervención de terrenos vacíos y sub utilizados en Caracas y en el país. Proceso causado por el cambio radical de la política y de la gestión pública. Reforzado por el impacto de las recientes lluvias.

La planificación urbana y la política de vivienda han sido sustituidas por la urgencia. Y el impulso que el gobierno ha tomado para atender las imperiosas necesidades habitacionales de una inmensa mayoría de familias pobres y ahora, muchas damnificadas. En los próximos cortos años, la dinámica estará signada por actuaciones puntuales, en Caracas y en otras ciudades. Las cuales determinarán la calidad urbana que tendremos en el futuro.

El enfoque convencional es planificar esas acciones y ejecutarlas dentro del contexto integral y evolutivo de la ciudad. Ese no es el caso presente. En estos venideros meses habrá que tener una alta capacidad y excelente “ojo clínico”, para decidir dónde y cómo desarrollar vivienda, y los equipamientos urbanos que la complementan.

Estamos frente a un paciente que entra por emergencia en un hospital y la veteranía del médico definirá si vive o muere. O queda defectuoso o totalmente sano. O queda con el menor daño posible bajo las críticas circunstancias.

Se seleccionarán sitios y la información, planes, ordenanzas y proyectos, disponibles, serán digeridos por hombres y mujeres de diferentes disciplinas, quienes con su experiencia y experticia establecerán qué hacer en ellos. Serán decisiones puntuales que contribuirán a rehacer a Caracas para iniciar un proceso gradual de transformación profunda. O por el contrario, contribuirán a reforzar y reproducir el catastrófico tejido urbano. La “anti ciudad” de hoy, ineficiente, corrupta y anárquica, creada por alcaldes, concejales y ordenanzas. Habría que preguntarse para qué cipote sirvieron desde la “Caracas de los techos rojos” hasta hoy (En la mayoría de los casos).

¡Tremendo reto! Contra la ortodoxia rancia que surgirá entre sus cenizas, ¡adelante!, que la oportunidad es única para iniciar en Caracas una transformación urbana a mediano y por supuesto largo plazo. ¡Sin vacilaciones! Pero es con talento, experiencia y un visionario enfoque urbano, que el éxito será seguro en este momento crucial para el proceso político, y en particular para la ciudad y la vivienda.
 

NI TAN MALAS


1 Tener vivienda propia es un principio profundamente interiorizado en la población de habla hispana. En Venezuela, según el Censo 2001, último dato confiable, sólo el 12% de la población habitaba en viviendas alquiladas y de ese 12% sólo el 3% eran apartamentos en edificios. Una cantidad insignificante. En España sólo hay un 11% de viviendas en alquiler. La mentalidad hispana. Por contraste en Europa el porcentaje de viviendas en alquiler es altísimo: 60% en Alemania, 42% en Francia, 32% en Inglaterra. Tan es así que la Unión Europea continuamente les exige a los españoles aumentar sustancialmente su porcentaje de viviendas en alquiler. En el espejo cubano el 80% de las viviendas son propias, solo que los propietarios no las pueden vender, aunque curiosamente las pueden cambiar, el fantasmagórico trueque, llamado permuta por los humoristas cubanos. Tampoco las podían alquilar hasta el 8 de octubre de 2010, cuando apareció un reglamento que permite el alquiler total o parcial de viviendas, con severos controles, pero como parte de los cambios estructurales que se están dando en la Isla.

2 Sin embargo la existencia de una cierta cantidad de viviendas en alquiler, o que se puedan ocupar temporalmente con otro tipo de arreglo, es absolutamente necesaria. Con frecuencia las personas y las familias necesitan cambiar de residencia. Hay múltiples razones: cambio de sitio de trabajo, aumento o disminución del tamaño de la familia que queda entonces desajustada en la vivienda que habita, cambios en las redes sociales inmediatas, etc. En Venezuela la población tiene una inmensa movilidad. Según el Censo de 1990 (las cifras de 2010 no son accesibles) más del 50% de la población tenía 10 a más años viviendo en la misma localidad. Esto da idea del inmenso número de personas que tienen que cambiar de residencia y en muchísimos casos no se puede adquirir una vivienda nueva pero sí se puede pagar un arrendamiento justo.

3 El mercado de la vivienda en Venezuela tiene una oferta y una demanda. El inventario de viviendas existente tiene tres tipos de productores: el Estado o Sector Público, los constructores privados formales, llamado sector privado pero que en verdad es el sector privado formal, y los constructores privados informales que constituyen el sector privado informal. La demanda proviene de la gente que necesita vivienda y la oferta proviene de las tres fuentes antes mencionadas, oferta que tiene características muy diferenciadas.

4 La vivienda producida por el sector privado informal es llamada, con lenguaje clasista, ranchos; así como las urbanizaciones informales son llamadas cerros mientras las formales se califican de colinas. En realidad no son ranchos, muchas de ellas, con el pasar del tiempo, son excelentes y de buen tamaño, con sus inevitables problemas genéticos (vulnerabilidad sísmica, carencia de servicios). Una parte muy pequeña de esas viviendas informales son alquiladas, se estima entre 2 y 8% y la mayor parte son propias, más del 90%.

5 La vivienda producida por el sector privado formal, desde hace muchos años no se construyen viviendas para alquilar. Sin embargo un pequeño número de las viviendas nuevas en venta eran adquiridas por algunas personas, que sólo pueden hacer inversiones pequeñas, para alquilarlas y disponer de una renta que generalmente no es más de un 1% mensual del valor de la propiedad. Esta modalidad está desapareciendo con la velocidad del rayo por la inseguridad jurídica. Hace unos 40 años el Estado construía algunas viviendas para alquilar, con la modalidad de opción a compra por parte de los inquilinos, pero esta modalidad desapareció. En Holanda, por ejemplo, hay un 47% de viviendas en alquiler pero el 35% son alquiler de interés social, es decir con precios subsidiados. Esta modalidad, que podría ser muy útil, en Venezuela no existe.

6 La perspectiva es que a corto plazo desaparezcan en Venezuela las viviendas en alquiler. Existe una matriz de opinión muy fuerte contra ellas. Diversas ligas de inquilinos, sin medir las consecuencias, aspiran a pasar a ser los propietarios. El Gobierno, al revés del cubano, ofrece tomar medidas cada vez más radicales contra la vivienda de alquiler. De ser así los resultados no serán para nada convenientes para la sociedad como un todo. Lo más seguro es que aparezca un mercado negro que sólo sirve para distorsionar y empeorar las condiciones de vida.

 

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