AyB 220 - 06 Mayo 2010
Alejandro López y Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com
MAQUILLAJE URBANO
La ciudad
requiere obras importantísimas como un sistema eficiente de transporte,
servicios de agua, luz, gas, aseo, cloacas, teléfonos…, para todos y una red de
simoncitos, ambulatorios, mercales, parques, bibliotecas,…, a una distancia
caminable de la casa.
Además de universidades, clínicas y hospitales, mercados,
parques y otros equipamientos especializados.
Pero también son
necesarias otras obras que tirios y troyanos confunden con “maquillaje urbano”.
Por eso las realizan parcialmente pintando defensas y brocales, o fachadas de
viviendas, o remozando plazas, en momentos pre-electorales. Recordemos, con los
adecos los barrios se pintaban de blanco, con los copeyanos de verde.
Resulta que
también es esencial la señalización de las vías y espacios urbanos. Soñemos por
un momento, es baratísimo, que la vialidad del país tiene señales de los
destinos en cada intersección, de las curvas, obstáculos o peligros. Que todas
las carreteras y autopistas están pintadas y tienen ojos de gato. Que las vías
en las ciudades, todas toditas, tengan señalización y demarcación de los
canales, flecha indicando sentido de dirección, sitios permitidos y prohibidos
para estacionar, defensas, brocales, separadores viales y demás elementos de
tráfico pintados con pintura de tráfico duradera y no con pintura chimba que en
días pareciera que se pintó hace años.
En fin, una obra
impactante para el Bicentenario en 2011, es que toda la vialidad del país esté
señalizada y demarcada. Tratada bajo los mejores y eficientes estándares. Tarea
técnica y especializada, pero fácil de realizar. De gran utilidad para
trasladar pasajeros, carga y turismo. Para prevenir accidentes, crear empleos
en su ejecución y mantenimiento, y hasta para aprovechar el tiempo, entre otros
beneficios ¡A demarcar y señalizar todas las calles, avenidas y autopistas!
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Alguito de demarcación y cero administración de tráfico (estacione donde
guste). Cortesía Aceras y Brocales
LA PLAZA
Y EL COHETE, O LA PLAZA Y LOS BULEVARES
Cuando el arquitecto Federico Vegas, relativamente joven,
culto e inteligente, compara el “cohete ideológico” de la Plaza del Venezolano,
con la exitosa placita de los Palos Grandes, demuestra no sólo que está alejado
de toda comprensión del sentido de este proceso en el cual estamos todos
inmersos, sino que además no está en capacidad de establecer comparaciones
coherentes. Esto es como el viejo tema de las peras y las manzanas. Lo que debe
hacer, nuestro amigo arquitecto-escritor, es comparar la placita de los Palos
Grandes, con los bulevares de Catia y del Cementerio, y con los trabajos de
rescate urbano en el centro de Caracas. Porque, dejémonos de cuentos, el
“cohete” (para el cual uno desearía un mejor acabado), no es un objeto estético
ni probablemente pretende serlo. Por lo tanto no tiene mucho sentido hacerlo
objeto de análisis estéticos. El cohete es una rotunda afirmación política y
punto, y por ello, los reaccionarios reaccionan como reaccionan.
Los bulevares mencionados, en cambio (poco difundidos), son
una demostración palpable y evidente de un magnífico proceso de transformación
urbana, a pesar de las tremendas dificultades con que nuestra realidad social y
física se opone a cualquier intento de realización.
La placita, graciosa y elegante, exitosísima para los
habitantes clase media de Los Palos Grandes. Los bulevares, exitosísimos para
los habitantes de los barrios y de las zonas urbanas, excluidas desde hace
siglos, por el manejo mezquino y sórdido de las clases dominantes
tradicionales.
Piensen dónde se han construido estas últimas obras, en qué
parte de la ciudad, en cuánto tiempo, cómo eran esas calles y cómo son ahora,
qué significan en relación con la deuda de justicia urbana que todavía pesa
sobre nuestras conciencias y, por supuesto, en la notable calidad de su diseño
y ejecución. Entonces se tendrá claro quién realmente está transformando y
enalteciendo la ciudad.
Donde más es útil, más difícil y más urgente. Lo demás es
estar ciego de los ojos y del alma.
Bulevar
El Cementerio en Caracas. Cortesía
Alcaldía Libertador
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