Alejandro López y Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com
COMO LLEGAR A LOS
BARRIOS
Nos hemos
preparado para la eventualidad de amenazas como sismos y deslaves. Especialmente
en la capacitación de autoridades y difusión de que hacer en caso de que ocurran.
Hay que seguirlo haciendo y perfeccionando. Los últimos terremotos de Haití y
Chile indican, incluso en el caso chileno con larga cultura sísmica, que hay
debilidades por superar. Dos ejemplos: la resistencia estructural de
edificaciones e infraestructuras, y el acceso a las zonas afectadas para el
rescate y la atención post sismo. Hay otros aspectos también muy importantes,
pero queremos referirnos a sólo esos dos.
Generalmente las
zonas más vulnerables están asociadas con la pobreza. En el caso de
los barrios caraqueños es notoria la dificultad para acceder por vehículo,
imagínense como sería para el rescate y suministro de ayuda ante un sismo
destructor. La escasa vialidad en muchos sectores es estrecha y carece de condiciones
para ser útil en caso de desplome de construcciones y deslizamientos porque se
obstruirían con gran facilidad. Muchas familias viven hoy con graves
limitaciones de acceso y en un sismo ese porcentaje aumentaría trágicamente. El
otro aspecto es la realidad sismo resistente de las viviendas en los barrios,
que han evolucionado, sin asistencia técnica adecuada, desde el rancho de
cartón a edificios de siete y más pisos. Vivienda sobre vivienda con métodos y
materiales constructivos precarios de dudosa confiabilidad para resistir
temblores fuertes. Ambos aspectos son harto conocidos, analizados y difundidos
en cuanto evento académico, profesional y político se ha dado en los últimos 30
años. Pero aún no forman parte de las prioridades de una estrategia urbana y de
vivienda. Aprovechemos Haití y Chile. Está bien la difusión y concientización
de la gente ante el sismo, pero hay que actuar con agresividad, prioridad,
rapidez y eficiencia, en dos líneas de acción simultáneas. Una, accesibilidad
vehicular en los barrios mediante la construcción de calles nuevas (tarea
compleja por costos y reubicaciones de familias). Dos, reforzar las tipologías
constructivas que coexisten en los barrios y aumentar su capacidad sismo
resistente. Un tercer programa importante sería evaluar y reforzar las
estructuras de hospitales y escuelas que lo ameriten. La prevención sísmica es,
primero, minimizar el colapso físico y social, luego la capacitación para
actuar durante y después del terremoto. Hoy ¿qué estamos haciendo en esas dos o
tres líneas de acción prioritarias? ¿O no lo son?
Colegio mixto en Haití desplomado en el sismo de 2010. Cortesía FUNVISIS |
EL NUEVO TELEFÉRICO
AVILEÑO
Hay que diferenciar
muy bien las ocurrencias de las ideas planificadas. Las ocurrencias pueden ser
buenas o malas, acertadas o disparatadas. Emitidas con la mejor buena voluntad
y los mejores deseos, a veces pueden hacer más daño que bien. No hay que confiar
demasiado en ellas, sobre todo cuando pueden desplazar otros programas más
urgentes o no estén relacionadas con un contexto preparado para ellas. El
teleférico Humboldt-La Guaira es un viejo proyecto con obras ya existentes.
Está muy bien pensar en su continuidad con el tramo que ya está funcionando del
lado de Caracas. Pero: ¿su realización es realmente prioritaria? Ocurrencias vs
Planificación, otra vez hay que volver al mismo tema espinoso: ¿hasta cuando la
revolución tendrá que esperar para encarar la planificación urbana en todas,
léase bien, en todas nuestras ciudades?
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