BARRIO NUEVO TRICOLOR (o Barrio Nuevo Seguro)
La accesibilidad a los barrios es fundamental.
Cortesía de Juan |
A través de ese programa se viene ejecutando la habilitación de zonas, resultado, durante décadas, de la capacidad, esfuerzo y producción popular.
Hasta donde se conoce a través de los Aló Presidente, porque no hay suficiente divulgación, este programa consiste en acciones como: pavimentar calles existentes, completar algunos servicios, mejorar el interior de las viviendas y sus fachadas (frisos y pintura multicolor). Pareciera que el fin del programa es transformar la imagen física del sector, humanizarlo, embellecerlo. Para ello se están creando los llamados campamentos de construcción, en los cuales se reúnen los consejos comunales con funcionarios, planean las intervenciones y depositan maquinarias y materiales de construcción que se facilitan a las comunidades. Desconocemos si se evaluaron los acertados enfoques y los insuficientes proyectos de la experiencia iniciada en 1999 a través del desaparecido CONAVI. En todo caso, en 2007 hubo un caso en la Zona 8 del sector José Félix Ribas (Petare), el cual conviene recordar porque se inscribió dentro de esa experiencia y hoy sigue vigente. Allí se censaron 239 inmuebles de los cuales 94% era vivienda. Había 437 familias y 1563 personas. Con un promedio de 3,6 personas por familia, 7 personas por vivienda y 2 familias por vivienda. Situación muy importante a considerar para cualquier programa. Pero hay otro detalle: la situación estructural de las viviendas, y las recomendaciones técnicas, que se ve en el siguiente cuadro.
Riesgo
Estructural
|
Nº
Inmuebles
|
%
|
Riesgo
Geológico
|
Nº
Inmuebles
|
%
|
Total inmuebles
A demoler
|
Bajo
|
53
|
22
|
Bajo
|
161
|
68
|
Afectados por
riesgo
estructural y
geológico
|
Requiere
reforzamiento
|
139
|
58
|
Medio
|
37
|
15
|
|
Demolición
parcial
|
18
|
8
|
Alto
|
22
|
9
|
|
Demolición
total
|
29
|
12
|
Muy
Alto
|
19
|
8
|
|
Total
|
239
|
100
|
239
|
100
|
48
(20%)
|
Casi el 80 % de las viviendas requiere una intervención profunda para garantizar su estabilidad ante un sismo de cierta magnitud. Y 20% debe demolerse por riesgo geológico o estructural severo. Hay que destacar que este “hallazgo” se incluyó en el estudio sin formar parte de los lineamientos del ente oficial. Pero el equipo profesional lo detectó, entre otros, y lo priorizó por sus consecuencias ante el esperado sismo caraqueño en una Zona Sísmica Nº 5. Frente a esta realidad, parece conveniente revisar los objetivos y las prioridades de las intervenciones en los barrios de Caracas.
También hay que destacar que, además de los servicios y los equipamientos necesarios (que obliga a reubicar familias), la movilidad de vehículos (basura, emergencias, suministros, transporte) y de personas, es crucial para la cotidianidad y para la atención y evacuación, de la población víctima de un sismo en nuestros cerros.
Los campamentos de construcción deberían reforzarse con grupos interdisciplinarios, y juntos, con los consejos comunales, identificar la realidad geológica y estructural de las viviendas, la accesibilidad desde la “ciudad formal” y la movilidad interna, y a partir de allí, iniciar dos acciones. Una por parte del gobierno, de garantizar el acceso, en lo posible, a todos los rincones del barrio, reforzar el terreno, dotar los servicios públicos y construir los equipamientos urbanos, y la otra acción, por parte de los consejos comunales, de reforzar y mejorar las viviendas por dentro y las fachadas y techos. Así definimos competencias y recursos, y contribuimos a minimizar el riesgo social, físico y económico en los barrios de Caracas. Las fuentes de empleo se potenciarían y se atornillaría la esperanza de un pueblo ávido de ver luz en el cerro.
El misterio de la "vivienda"
En todo país que se respete (y todo país merece respeto), la "vivienda" -así en abstracto- se caracteriza por ser representativa de cómo sus habitantes viven su relación con el mundo. La "vivienda", ella misma es un mundo. De ella y por ella todo puede ser dicho.Es por eso que llama la atención de manera muy aguda, y dolorosa para quienes -como nosotros- están de corazón con esta tentativa de revolución, el hecho de que de los últimos 10 años no podamos exhibir con orgullo un solo conjunto de viviendas construido por el Estado. Mediocridad, errores elementales, ignorancia, derroche e incapacidad de entender lo que podría y debería constituir una comunidad de viviendas, modernas y socialistas, marcan el recorrido hasta ahora. A pesar de algunos intentos de avanzar por un camino de sensatez y búsqueda de calidad (el que comenzó y acabó prematuramente con Francisco Sesto, por ejemplo) no podríamos, en una hipotética muestra o competencia internacional, enseñar lo que se ha hecho sin tener que dar un sinnúmero de explicaciones. Pero estas no pueden ocultar la frustración de fondo: ni un solo ejemplo del cual podamos realmente ufanarnos.
Tal vez el pequeño y pintoresco conjunto que llaman "las casitas de Menéndez", en San José del Ávila, reúna condiciones más que aceptables. Pero eso no es suficiente. Quedan entonces las gravísimas preguntas que tocan el propio centro de la acción política: ¿por cuál razón no ha sido posible, hasta ahora, lograr en los programas de vivienda el mismo éxito que se ha tenido en educación o en salud? ¿Dónde están las gigantescas trabas? ¿No deberíamos emprender un seria reflexión colectiva sobre tamaño desajuste?
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