lunes, 15 de abril de 2013

AyB 240 - 23 Septiembre 2010

AyB 240 - 23 Septiembre 2010





LAS LOGICAS DEL DISEÑO


Durante el auge del estructuralismo sistémico tuvo un papel relevante la llamada metodología de las lógicas, dentro de lo que se consideraba el estudio de los fenómenos complejos. Se decía que un fenómeno complejo no podía analizarse sólo en pocas dimensiones ya que su comportamiento estaba regido por lógicas de muy diversas índoles, cada una con sus propias dimensiones, y que por lo tanto había que recurrir a análisis pluridimensionales. Muy pocos trabajos progresaron sobre esa vía, aunque algunos intentos se hicieron, sin avanzar demasiado, pero con resultados interesantes desde el punto de vista heurístico, explicativo.

Podríamos describir un intento de análisis de las lógicas del diseño espacial, arquitectónico y urbanístico, que aunque con cierta difusión nunca fue aplicado en las escuelas de arquitectura y urbanismo del país. La verdad es que el análisis de las edificaciones y de los espacios abiertos construidos nunca ha sido una asignatura en nuestras escuelas. Tampoco lo ha sido su pariente inmediato, la teoría de la arquitectura, refugiándose esa actividad, a escondidas, en las cátedras de historia. Tal vez algunos profesores de diseño, individualmente, han utilizado el instrumento de análisis en sus clases, pero éste no existe formalmente como materia autónoma.

Por razones de medio, tiempo y espacio hay que simplificar muchísimo la reseña de aquella metodología, pero creemos que es de interés general. Especialmente cuando se habla constantemente de la ínfima calidad del diseño público y de la ausencia de conciencia y discusión sobre el fenómeno. Según algunas aplicaciones de la citada metodología existe una aproximación teórica según la cual el diseño de la arquitectura y el urbanismo se rige por tres lógicas.

La lógica funcional referida a la necesidad de que todas las actividades y funciones que deben cumplirse en la edificación, y en los espacios urbanos, puedan realizarse adecuadamente, sin perturbaciones y con el máximo de racionalidad y eficiencia. Las edificaciones deben ser lo más compactas posible, las distancias a recorrer entre los diversos locales deben ser mínimas y priorizadas según la frecuencia y tipo de viajes, no debe haber incompatibilidades entre actividades colocadas en forma cercana, el número y colocación de los controles de acceso deben responder a los criterios establecidos en la programación, las condiciones ambientales deben ser óptimas y así sucesivamente.

Los elementos de los espacios urbanos deben cumplir con el máximo de eficacia su función. Por ejemplo, los recorridos viales, para vehículos o peatones, deben ser los mínimos posibles, permitir la máxima velocidad dentro de las normas respectivas, ofrecer seguridad y evitar los conflictos. Los parques y plazas deben tener las dimensiones adecuadas a la población servida, disponer de sistemas de protección climática y del mobiliario pertinente, y así sucesivamente  con cada tipo de espacio urbanístico.

La lógica económica obliga a que los montos de las inversiones en la construcción, el uso, el mantenimiento y la conservación de las edificaciones y los espacios urbanos sean lo mínimo posible sin sacrificar su calidad y satisfaciendo todas las normas legales y particulares pertinentes.

La lógica simbólica es la más compleja y difícil de establecer ya que tiene que ver con la producción y el impacto comunicacional y por ende estético de las edificaciones y los espacios urbanos. Hay una serie de edificaciones como las catedrales, los palacios de gobierno, las grandes bibliotecas y muchos centros culturales, religiosos, deportivos y públicos, que son muy representativas de la identidad y la historia urbana y constituyen nodos de gran significación en la vida de las ciudades.

A esta situación se añade la importancia que ciertas corporaciones e instituciones le dan a sus edificaciones como icono con gran valor comercial o de imagen pública. Lo mismo pasa con  muchos espacios públicos. Las grandes plazas centrales, los bulevares y grandes avenidas, los cementerios, los parques metropolitanos de entretenimiento activo y pasivo también poseen una identidad y representan un patrimonio cultural y humanístico de inmenso valor estético.

Las lógicas funcionales y económicas están estrechamente enlazadas pero existen fuertes conflictos entre la lógica simbólica y la económica y algunos más débiles entre la lógica simbólica y la funcional. Habría que insistir en que en todos los casos y todas las edificaciones las tres lógicas funcionan simultáneamente y se mezclan en proporciones variables.

Una buena referencia la tenemos en la Ciudad Universitaria de Caracas donde los edificios de las Facultades Humanidades y Arquitectura y Urbanismo han sido diseñados dando gran peso a las variables simbólicas mientras que otros edificios como los primeros Institutos construidos para la Facultad de Medicina y muchos de los construidos para la Facultad de Ingeniería fueron diseñados dando gran peso a las variables funcionales.

Un caso representativo es la Plaza del Rectorado. El edificio del Museo que es el que limita la plaza por el este, tenía la planta baja libre según el diseño de Villanueva, lo cual permitía visuales desde la plaza sobre el campus y los edificios al fondo. Visuales además con cambios dinámicos ya que a medida que se avanzaba hacia el Rectorado y la Plaza Cubierta las volumetría y los espacios se transformaban de manera espléndida. Pero surgió una necesidad funcional, la escasez de locales para la administración universitaria y la solución fue ocupar lo que era la planta baja libre del Museo con locales que destruyen el diseño espacial de Villanueva al ocultar los espacios del campus.

Es muy difícil establecer parámetros cualitativos y cuantitativos entre las tres lógicas. En general no hay límites económicos para las grandes, mayores, máximas obras simbólicas porque representan la esencia de una sociedad y de su historia. Sin embargo en nuestros tiempos han aparecido edificios de un inmenso costo que se justifican sólo por el valor mercantil-ideológico que generan a sus propietarios, como el Cubo Negro o la futura sede de la Corporación Andina de Fomento (CAF). Sería interesante aplicar el análisis de lógicas de diseño a las edificaciones y áreas libres más resaltantes de nuestras ciudades. Pero es una tarea por hacer.
 
Cubo Negro en Chuao, Municipio Baruta, Caracas
 
Futura sede de la CAF en Altamira, Municipio Chacao, Caracas
 
 

2005-2010

Ayer 22 de setiembre, hace 5 años, nació esta página, difundiendo críticas, reflexiones y propuestas. La de hoy es la 240. Seguiremos aportando un granito de arena y algo más ¿Tendrá acogida?
 
 
 

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