Alejandro López - Alfredo Roffé
acerasybrocales@gmail.com
La quimera de la vivienda
Residencias ampliadas
según necesidades. Interesante. Aceras y
Brocales
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En el campo
bolivariano se metió hasta los huesos un mito perverso: una vivienda
"digna" tiene 75 m². ¿Por qué no 150 o 40 m²? Gravísimo error. Quizás
es una reacción lógica ante las fracasadas y pasadas políticas y a la mala
calidad de muchas de sus obras, entre ellas las viviendas. Más que ir contra
una política, hay que impulsar una nueva estrategia esperanzadora, solidaria y
equitativa donde la vivienda sea un proceso, gradual en el tiempo, regido por
necesidades y posibilidades ¿Es "digna" una casa de 75 m² para una
pareja? ¿Sí? Entonces no lo es para los primos con 5 carajitos más la suegra y
su hija adoptiva. Todas las casas o apartamentos, grandes o chiquitos, en la
costa, llano, páramo, ciudad o caserío, deben resistir sismos, deslaves,
disponer de agua, luz…, escuela, barrio adentro, mercal, biblioteca… Así sí
podrían calificarse de viviendas "dignas". Pero 75 m² está lejos de ser
lo que dignifique un hogar.
Ahora bien, por
qué estas premisas. Porque la estrategia que aplicamos es la de la
"zanahoria detrás del burro". Mientras hacemos descomunales
esfuerzos, destinamos desmedidos recursos, celebramos colosales convenios
internacionales y "llamamos excesivamente a María", para construir
unas insuficientes viviendas al año, la extraordinaria creación popular
"resuelve", dentro de sus circunstancias, sus requerimientos de
techo, aunque sea "tomando el cielo por asalto". La estrategia actual
produce pocas viviendas, sostiene al aparato productor convencional y
mercantil, mejora la calidad de la vivienda en pocos aspectos, y desperdicia la
enorme capacidad constructiva de quienes son objeto de esta revolución ¿Y
entonces? ¿Qué hacer?
- Romper el mito de los 75 m². Tan "digna" es una de ese tamaño como la de 40 m² que, poco a poco, según crezcan los primos, se amplía hacia los lados y hacia arriba, con los cuartos para los 5 carajitos y el de la suegra con su taller de costura o de tortas.
- Reformular gradualmente, pero radicalmente, el aparato productivo y sustentarlo en la producción de insumos y preensamblaje de componentes constructivos por pequeñas y medianas industrias comunitarias. Así como de pequeñas y medianas unidades comunitarias de construcción.
- Crear un programa nacional de apoyo técnico y financiero para los productores de insumos y para los constructores, comunitarios, de urbanismos y viviendas populares.
- Desatar una masiva obtención pública de tierra en las ciudades y sus alrededores, y construir muchísimos urbanismos populares (respetando los árboles), con vialidad, servicios (agua y etc.) y equipamientos (escuelas y etc.), para que los constructores comunitarios levanten las viviendas que irán creciendo según un programa sostenido de apoyo financiero y técnico.
Después de leer
esto, razonar si así sería posible,
indispensable y conveniente, o no, superar el círculo perverso de ir detrás
de las necesidades populares.
¡Convenzámonos!,
por donde vamos es inviable alcanzar las metas de viviendas, en cantidad y
calidad. Intentemos, al menos, nuevos enfoques en paralelo al que nos ha
frustrado por unas cinco décadas ¿Es mucho pedir?
Delgado Chalbaud en Coche
Desde hace meses,
los consejos comunales de esa emblemática urbanización intentan acordar con el
INAVI una salida equilibrada al conflicto por los programas de densificación
que se quieren adelantar en los terrenos "libres" y de propiedad
compartida. Esperemos que la sindéresis se imponga y que las partes se
beneficien, rehabilitando la urbanización y ampliando las posibilidades de
nuevos vecinos sin afectar la calidad de vida de los actuales.
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