Ultimas Noticias | Jueves 18 de Junio de 2009 | |
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Un "Nuevo Silencio" en la avenida Libertador
Hay momentos casi históricos para la ciudad que no pueden ni deben ser desperdiciados. Una ocasión de las que corresponden a esos momentos es la que se abre con la magnífica y valiente decisión de parte del alcalde Jorge Rodríguez de proceder a recuperar la franja norte de la avenida Libertador. Su uso, evidentemente para viviendas de interés social, va a constituir un reto para la revolución bolivariana en lo que se refiere a sus intervenciones en los contextos urbanos. Un reto por varias razones: porque es necesario desbaratar el mito, difundido por boca y letra de varios especialistas en urbanismo, de que a esta revolución "plebeya y fundamentalista" no le interesa en absoluto el problema urbano. Porque es necesario desmentir que a esta revolución el asunto de la calidad de lo que se hace, ni le va ni le viene. Y porque realmente es preciso reafirmar con pruebas que las necesidades que exigen apuro de solución, pueden también exhibir atención a la calidad, las dos cosas no siendo necesariamente antagónicas. El reto de la avenida Libertador debe por lo tanto ser enfrentado con todas las herramientas del conocimiento, de la imaginación y del talento. El alcalde Rodríguez, que representa los mejores deseos y voluntades del gobierno revolucionario, no puede dejar que se le escape esta estupenda oportunidad para regalarle a la ciudad un ejemplo de buena arquitectura y de buen urbanismo. ¿A qué nos estamos refiriendo? A que no es suficiente cumplir con lo indispensable y ya: 120 o 200 viviendas, construidas rápidamente, pero siguiendo los acostumbrados parámetros de que lo mediocre es mejor que nada. Nada menos que un nuevo "Silencio" es lo que se espera que se pueda realizar en ese sector. Viviendas bien diseñadas, hermosas y funcionales, bien orientadas, con sus patios colectivos, ventanas, aleros y balcones generosos, atendiendo a las condiciones de insolación, a la necesidad de sombra en las calles, a la lluvia del trópico, integradas a la vegetación, con todos los servicios comunes, desde la escuela y el consultorio hasta la biblioteca, el comedor público y las canchas de deporte, que son indispensables en lo que debe terminar siendo, cueste lo que cueste, el máximo ejemplo de conjunto urbano con intenciones socialistas, para que todo el mundo vea y constate a qué aspiramos cuando repetimos que estamos peleando por otro mundo mejor. La reurbanización de El Silencio se construyó en plenas penurias de la guerra. Villanueva fue capaz de imaginar un pedazo ejemplar de ciudad. Nuestra desidia social y los avatares de nuestra historia llevaron luego ese ejemplo admirable hasta los límites del deterioro. Ahora ha sido recuperado y ennoblece otra vez a la ciudad. En la franja norte de la avenida Libertador se debe dar la batalla cultural y política para demostrar que hoy se puede volver a la calidad superior de El Silencio. Con un Nuevo Silencio aún mejor.
Renovación urbanaHay varias vías para crecer las ciudades y producir viviendas, pero en las instancias de decisiones públicas o privadas (formales) se aplican pocas. Prevalece la construcción de urbanizaciones y viviendas nuevas con la variante de la sustitución de ranchos por viviendas, junto con la ampliación y mejoras de las viviendas existentes. Pero "de una callada manera" proliferan las conversiones de una vivienda en varias, a través de la ampliación de la original hacia los retiros, terrazas y techos, contraviniendo, con la lógica implacable de la realidad, las normas municipales. Esto ocurre día tras día en las "urbanizaciones" y en los "barrios". Otra vía muy importante, mencionada pero poco comprendida y menos aprovechada, es la renovación de áreas deterioradas o subutilizadas. El enfoque privado es sobreexplotar el valor comercial de la tierra por cambios de usos, o la "escalada social" de quienes la habitaban y la demanda de vivienda por familias de bajos ingresos. Ejemplos sobran. El Paraíso en Caracas fue residencia, en grandes casas, de los ricos de los años 30, 40 y 50. Hoy es para las llamadas capas medias. Las ciudades venezolanas han sufrido un crecimiento desaforado marcado por la sobreexplotación de la tierra. Los Altos Mirandinos son ejemplo de lo que debe evitarse. Allí se construyeron los más disparatados y criminales desarrollos habitacionales tanto desde el punto de vista ambiental como de un pésimo diseño arquitectónico y de conjunto, aderezados con insuficiencia de servicios, equipamiento y transporte. La experiencia en diseño urbano en Venezuela es pobre. Existen algunas referencias. La renovación urbana de El Silencio en los años 40, quizás el caso más emblemático, y algunos programas en los años 50, 60 y parte de los 70 del tristemente olvidado y enterrado Banco Obrero (BO). Aunque respondían a otras realidades hay ciertos aportes en diseño urbano, uso de tecnologías constructivas autóctonas y generadoras de mano de obra, previsión de espacios colectivos y equipamiento, entre otras cualidades. Por ello la propuesta actual de la Alcaldía de Libertador en la avenida epónima en el sector Santa Rosa de Caracas, es un tremendo reto y difícil tarea. No se debe fallar. Sería la primera prueba, para este proceso de cambios, de mostrar su forma de ver y sentir la vida colectiva urbana. Debemos superar a El Silencio, al BO. Jamás igualar ni en lo más mínimo a Los Teques y sus alrededores o a los desarrollos desbordados de El Hatillo en el sureste de Caracas. El diseño debe responder a la organización de los consejos comunales y la comuna. Eso significa que todo el espacio debe estar bajo el uso, disfrute y responsabilidad de la comunidad en diferentes ámbitos de propiedad. Privada, la vivienda: el caparazón y su interior. Comunitaria, los espacios abiertos y ciertos equipamientos. Pública, la calle y sus aceras. Compartida entre la comunidad y el municipio, algunos equipa- mientos para atender a zonas aledañas. Las viviendas deben favorecer la ventilación cruzada. Sin ascensores. Continuas y sinuosas, conformando y envolviendo los espacios comunitarios y fomentando las relaciones sociales sin invadir lo íntimo. Ello implica cero enfrentamiento de un bloquecito contra otro bloquecito alineados en perfecta formación u "orden cerrado". Mezcla inteligente de usos recreativos, educacionales, comerciales..., con las viviendas, donde las galerías o aceras techadas inviten a compartir y a disfrutar del trópico. Accesos controlados con buen diseño y sin garitas y armas de guerra. Generosos espacios colectivos, comunales, para cuidar niños, lavanderías, panadería, comederos, juegos, deportes, ejercicios, lectura, cine, debates, juegos de agua. En fin, lo que haga la Alcaldía Libertador en renovación urbana debe aprovechar la capacidad y la creatividad latente en nuestra gente y evitar copiar experiencias sin saberlo hacer. El Metrocable de San Agustín pudo ser más imaginativo que el de Medellín y parece una lamentable indigencia creativa ¡Adelante alcalde! Muestre que se puede inventar con sobriedad, modestia, orgullo y calidad.
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